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Festival de Cine de San Sebastián: Limbo

Limbo, la segunda película de Ben Sharrock tras la aplaudida Pikadero, es un gran salto de calidad, el de un cineasta que empieza a encontrar voz propia. Con una hábil mezcla de comedia, ternura y drama, Sharrock se adentra en la problemática social de los refugiados, en este caso acogidos en una isla de Escocia. Como ocurre con Kaurismaki o Elia Suleiman, dos referencias claras para esta película, que la aproximación al tema venga envuelta en tono amable no implica que bajo ese barniz haya muchas capas que reflejan perfectamente la gravedad y seriedad de la situación.

La acción transcurre, como decía, en Escocia. En una isla apenas poblada y de clima más bien desagradable. Hay cierta belleza en esos paisajes, sin duda, pero un buen trabajo fotográfico convierte esos desangelados escenarios abiertos en algo parecido a una prisión de la que no se puede escapar. Los refugiados, llegados desde Siria, Nigeria o Afganistán, no tienen permiso para trabajar y subsisten reubicados en unos pisos con una equipación tan mínima como la asignación económica que reciben. También asisten a unas demenciales clases que les explican cómo tienen que actuar en la sociedad que «les acoge». Dichas clases son los momentos más divertidos y absurdos de toda la película, algunos de ellos sketchs realmente brillantes (especialmente en el que explican que una sonrisa no es una invitación a propasarse sexualmente).

El afgano Farhad (Vikash Bhai). quien no puede ocultar su admiración por Freddie Mercury y la cultura pop americana, lleva alrededor de tres años esperando respuesta para su solicitud. Los nigerianos Abedi (Kwabena Ansah) y Wasef (Ola Orebiyi) son dos hermanos que tan pronto discuten sobre si Ross y Rachel se estaban tomando un descanso o habían roto de verdad (supongo que no hace falta especificar que hablan de Friends), como de si sus proyectos de futuro -que pasan por jugar en el Chelsea- tienen sentido o no. También está Omar (Amir El-Masry), el auténtico protagonista de la película, un taciturno Sirio que va a todas partes con su laúd, sin hacerlo sonar jamás, y que tras cada conversación con su familia (dejaron Siria para refugiarse en Estambul) tiene dudas de si ha hecho lo correcto. Todo el elenco trabaja a la perfección y en el tono justo.

Las relaciones de Omar con sus tres compañeros, los profesores, la gente del pueblo y su familia, van dibujando, trazo a trazo, la cotidianeidad de la situación de los refugiados. Desde los problemas burocráticos, a los prejuicios, las dudas, los miedos y las razones que les impulsaron a tomar sus decisiones. Siempre con un punto de ternura, que no lástima, que no desaparece cuando el drama va tomando el sitio de la comedia absurda. La diferencia entre ternura y lástima es la clave. Afrontar el problema desde ahí es, como dice Farhad en la película, tener una sonrisa en la mirada

Un notable trabajo de dirección, de fotografía y de dirección de actores que confirma a Ben Sharrock como un director a seguir muy de cerca. Incluso para los que, como yo, no fuimos partícipes de las alabanzas a su anterior película.

Limbo

Media Flipesci:
7.1
Título original:
Director:
Ben Sharrock
Actores:
Kwabena Ansah, Vikash Bhai, Grace Chilton, Kenneth Collard, Amir El-Masry, Cameron Fulton, Silvie Furneaux