UNRUEH / UNREST de Cyrill Schäubin (Zabaltegi – Tabakalera)

La película arranca con un plano general fijo. En un ángulo vemos unas damas rusas de mediados del siglo XIX conversando. El resto del plano lo llena el contexto. Sin embargo, el diálogo entre estas damas lo escuchamos en primer plano, cercano y claro. A lo largo de Unrueh, el suizo Cyrill Schäubin volverá a utilizar este recurso en numerosas ocasiones. Mostrar a los personajes desde la distancia, pero hacernos llegar claramente los diálogos. Una opción de puesta en escena que el director utiliza para poner distancia y objetividad con lo narrado. Incluso cuando recurre a los primeros o medios planos, su mirada es aséptica y fría. Con una iluminación plana, con una composición de los planos que evita de los efectos dramáticos. Unrueh es una ficción, pero su mirada recuerda muchas veces a la de un documental.

Estamos en Suiza en la segunda mitad del siglo XIX. Las nuevas tecnologías están transformando la sociedad. El telégrafo y la fotografía empiezan a ser populares. El topógrafo ruso Pyotr Kropotkin se encuentra en un valle de los Jura suizos para actualizar unos mapas. Allí conocerá a Josephine trabajadora de una fábrica de relojes. Los avances tecnológicos han permitido que las mediciones del tiempo se puedan hacer de forma mucho más precisa. De hecho, Josephine es experta en colocar la rueda oscilante que permite esa precisión en los relojes mecánicos. Y con esa precisión también llega la capacidad de medir la productividad de los trabajadores de la fábrica, la posibilidad de establecer comparaciones y la presión de los propietarios y capataces para conseguir mejores resultados. Una presión que propiciará el caldo de cultivo ideal para la reivindicaciones de los trabajadores y el surgir del movimiento anarquista. En Unrueh los avances tecnológicos no siempre son para el beneficio de toda la sociedad. Y así, mientras la fotografía permite guardar recuerdos a las clases económicamente pudientes que se pueden permitir hacerse y comprarse una, la elaboración de un reportaje fotográfico para la promoción de la fábrica de relojes se convierte en un recurrente impedimento para la libre circulación de las personas.

Unrueh es calmada, precisa, serena. Pero como su propio título indica ese equilibrio es inestable, la calma es tensa. Y de la misma forma que el mecanismo que permite que un reloj funcione es una pieza en equilibrio inestable, lo que hace que la sociedad avance es la tensión entre el progreso tecnológico y sus efectos en la sociedad. Y ese equilibrio siempre acaba siendo inestable.

La película ganó el premio a la mejor dirección de la sección Encounters de la última Berlinale y el premio a la mejor película del de Jeonju en Corea del Sur.

DEN STORE STILHED / THE GREAT SILENCE de Katrine Brocks (New Directors)

Más películas de monjas en New Directors. Tras la suiza Foudre, la danesa Den Store Stilhed, en la que una novicia a punto de hacer los votos como monja verá cómo tras la muerte de su padre, su hermano irrumpe en su vida y con él un hecho trágico del pasado que el espectador irá conociendo a medida que avanza el film y rompen el equilibrio personal que había encontrado.

El núcleo de la ópera prima de la danesa Katrine Brocks se encuentra en el enfrentamiento entre dos formas antagónicas de huir de la tragedia. Alma, la protagonista, optó por una vida religiosa, de renuncia y de ayuda al prójimo. Eric, su hermano, se refugiará en el alcohol. Den Store Stilhed gira en torno a este choque. Pero desgraciadamente, lo que finalmente se acaba imponiendo es el drama familiar. Brocks opta por ir desgranando la información acerca del hecho del pasado origen del trauma familiar a lo largo de toda la película. Por ir dosificando la información. Hasta la revelación final. Y de esta forma, ese enfrentamiento fraterno, entre sus dos formas de reaccionar a la tragedia y a la culpabilidad, se acaba diluyendo y la atención se focaliza en la mera reconstrucción del drama familiar y las causas del desencuentro.

JEONG-SUN de Jeong Ji-hye (New Directors)

La película encargada de inaugurar la sección New Directors fue la surcoreana Jeong-Sun, ópera prima de Jeong Ji-Hie, que ganó el premio a la mejor película de su país en el festival de Jeonju.

La Jeong-su del título es una mujer de mediana edad que lleva una vida sencilla y sin complicaciones. Una vida rutinaria que la directora remarca repitiendo encuadres y hasta composiciones de los planos. Tiene una hija que está planeando casarse y trabaja en una fábrica de alimentos en la que tiene que soportar a un joven jefe al que sólo le interesa mejorar la imagen ante sus superiores aunque deba humillar a los que trabajan para él.

Pero a pesar de eso, su vida es plácida hasta que conoce a Young-soo, un compañero de trabajo que por su propia torpeza le complicará la vida al subir a las redes sociales un vídeo comprometedor. A partir de ahí surge el conflicto y la película adquiere una solidez de la que carece en su primer acto por culpa de su dispersión narrativa. Por apuntar demasiadas posibles vías de desarrollo que no acaba de abordar. El guion de Jeong Ji-hie presenta demasiadas posibles fuentes de conflicto y hasta que no opta por una, la película resulta deslavazada e imprecisa.