Entrevista con María Elorza, directora de A los libros y a las mujeres canto.

A los libros y a las mujeres canto fue una de las películas triunfadoras de la última edición del Zinemaldia. El debut de María Elorza en el largometraje se alzó con el premio TCM de la juventud y el prestigioso Flipesci New Directors. Por eso no dudamos en solicitarle a la directora una entrevista, a la que ella accedió muy amablemente, y mantener con ella una interesante charla.

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¿Cómo surge el proyecto de A los libros y a las mujeres canto?

En la película se ve como empieza y es verdad. Empezó con un accidente doméstico en el que a mi madre se le cayó encima el estante de los libros. Me llamó un día diciéndome que había estado en urgencias, que se le había quedado un dedo un poco afectado por el accidente y cuando subí a casa y vi la imagen del desastre, me dieron ganas de filmarlo porque era una imagen muy vistosa de todos los libros desparramados por la habitación. A partir de grabar esta cosa un poco anecdótica, empecé a entrevistarla sobre el propio accidente y también sobre los libros que tenía en casa y el papel que tenían esos libros. Empecé a filmar también lo que había en las estanterías y poco a poco me fui enganchando al tema. Después empecé a ir a las casas de las amigas de mi madre y a entrevistarlas a ellas hasta que hubo un momento en el que sentí que ya tenía un proyecto entre manos.

O sea que tú empiezas a filmar sin saber que eso va a ser una película.

Sí. Como siempre me muevo mucho a caballo entre el cine doméstico y algo más profesional tengo mucha costumbre de grabar cosas cotidianas, de grabar el día a día. Un poco así, por azar. Hay cosas que después a lo mejor acaban tomando forma y terminan por ser algo. Y hay otras  muchas cosas que simplemente tengo yo guardadas en mi archivo personal.

¿Y cuál es el momento en el que te das cuenta de que ahí tienes una película?

En el caso de esta película, por ejemplo, me di cuenta cuando grabé las entrevistas con las amigas de mi madre y me encontré con que tenía ya bastante material, pero sobre todo que tenia bastante sustancia. No solo por el volumen de cosas que había grabado, sino porque me parecía que había cosas interesantes que mi madre y sus amigas me habían contado. También que visualmente había interés en cómo tenían dispuestos los libros y los objetos en las casas.

Y a partir de ese instante ¿vuelves a grabar con ellas o montas lo que tienes?

Durante toda la película he ido montando y grabando continuamente. También en los cortos suelo funcionar así. Muchas veces grabo una pequeña cosa, le doy forma y esas imágenes me llevan quizás a buscar otra cosa; la filmo, la monto y así otra vez.

Casi todo el material que está en la película lo iba montando a medida que lo rodaba. La película ha tenido muchas estructuras y ha cambiado mucho. De hecho, en las primeras fases la he montado por bloques y después, toda la parte final del montaje, ha consistido un poco en estructurar y cohesionar la película. Tiene mucho de collage también, el procedimiento ha sido ese cortar, pegar, cortar, pegar continuamente.

¿Y cómo ibas encontrando esos trocitos del collage?

Hay algunos, muchos de ellos, a los que llego por azar. El proceso de la película ha sido relativamente largo. Las primeras imágenes las grabé en 2018 y en este espacio de tiempo he ido leyendo muchas cosas. Además, cuando la gente sabe que estás haciendo una película sobre algo viene y te cuenta cosas, anécdotas personales, te recomienda libros. Entonces, hay materiales a los que llego un poco por azar o porque me los voy encontrando en el proceso de investigación.

También hay muchas cosas que busco específicamente. En la película están por una parte las entrevistas que grabo con las protagonistas. Por otra parte, hay mucho material de archivo  y, por último, hay también cosas que yo grabo que no son propiamente entrevistas, pero que me ayudan en algunos pasajes que son más, digamos, de ensayo, más reflexivos. Cosas que me ayudan a darle forma a la película. Dentro del material de archivo hay una parte que son citas fílmicas, por así decir, que son asociaciones que muchas veces yo hago inmediatamente, incluso en el rodaje. Puede que, mientras estoy haciendo la entrevista y me hablan de ciertas cosas, yo recuerdo una película que he visto hace tiempo, así que muchas imágenes que vienen a mi de forma espontánea. Luego hay otras partes que yo busco, imágenes de archivo de bibliotecas. Por ejemplo, una parte en la que hablo de abejas, busco que hay de abejas en películas etnográficas sobre apicultores, si hay imágenes que me pueden interesar. Hay también bastante material de cine doméstico de la primera mitad del Siglo XX.

Resumiendo, hay imágenes que vienen a mí, un poco de mi imaginario; hay imágenes que busco más específicamente y hay imágenes que me voy encontrando un poco por azar durante el proceso de la película. 

¿Por qué la voz en off en italiano?.

Mira, esta es otra cosa que me suelen preguntar y en realidad no tengo una respuesta concreta. A ver, hay varios motivos para la voz en italiano. Por una parte, la película empieza con una mezcla entre italiano y castellano, ya en la primera secuencia aparece el italiano y eso da pie a poder seguir con ese idioma. Por otra parte, es mi lengua familiar porque mi madre es italiana y, entonces, también hay algo afectivo. Y después también me gustaba que en la película hubiera variedad de idiomas y que eso se subrayara de alguna manera. En la película se habla mucho de la relación entre la literatura y la oralidad y mezclar idiomas ayuda un poco a plasmar distintas texturas y a poner un poco en relieve la palabra oral. También hay un momento en el que se habla de la idea de la literatura como algo intercultural, algo que es patrimonio de toda la humanidad, algo que, digamos, nos hermana. Me gustaba subrayar eso con la mezcla de idiomas; la idea de que, aunque hablemos distintos idiomas, todas las personas podemos entendernos a través de la literatura. Estas son las razones. No hay ninguna que sea la definitiva. Nos planteamos también hacer la voz en off en otros idiomas, o quizás hacer distintas versiones. De hecho, no descartamos tampoco quizás hacer alguna otra versión con la voz en algún otro idioma. En italiano, en español,  en francés, japonés.

¿Por qué mujeres?

Bueno, no es una decisión que yo tome como premisa o como punto de partida para el proyecto. Más bien, cuando empiezo a preguntarme por el papel que tienen estos libros en mi vida íntima y en mi casa, pienso en las protagonistas y son todas mujeres.Quizá son todas mujeres porque son las amigas de mi madre y, aunque ella tiene amigos, ella tiene más amigas íntimas. Quizás también porque en mi infancia he tenido más figuras de referencia femeninas que masculinas y, por otra parte, me gusta reivindicar estas profesoras que no son grandes catedráticas o que no han hecho una carrera literaria de gran éxito y renombre, pero que han hecho una labor muy importante. Me gusta reivindicar estas figuras aparentemente menores de la literatura.

(Foto: Gari Garaialde)

Es que, aunque la película empiece hablando de libros, termina hablando de la transmisión de relatos, historias y recuerdos, no solo de la literatura, también de la tradición oral. ¿Quizá ese papel está más ligado a la mujer?

Sí, sin duda. Creo que una de las premisas de la película es que la literatura es más que la literatura. Que la literatura está más allá de los libros y está más allá de la palabra escrita, que es algo mucho más profundo y que está en todas partes. En consonancia, una de las de las premisas es que es tan importante la labor del gran escritor que figura en la portada del libro, como la labor de la mujer que ha estado quitándole el polvo a ese libro todos los días para que ese libro haya podido llegar intacto hasta nosotros. Está claro que la labor de las mujeres ha sido mucho más invisible a lo largo de la historia. Pero es que, además, hoy en día las lectoras son mucho más las mujeres que los hombres. También está claro que en la vida doméstica y en el hogar, a lo largo de los siglos, todo ese patrimonio oral de contar historias, de charlar, de educar a los hijos, sobre todo lo han hecho las mujeres. Por ahí va la cosa.

Cuando se habla de literatura y de los libros parece que hay ciertos tótems que no se pueden tocar, pero en la película sale gente hablando de tirar libros o quitarlos de las estanterías, e incluso de grandes autores que no soportan.  Eso surgió en el rodaje o es algo buscado?

Bueno, hay cosas que surgen porque los personajes las cuentan en la película, pero después yo decido dejarlas en el montaje. Así que hay una parte de espontaneidad, pero también hay una parte de decisión. Desde luego yo pienso que la ortodoxia no es buena en ningún caso y que el culto por el culto no nos lleva a nada. La película claramente hace una defensa de las letras y de la literatura; pero eso no significa que tengas que hacer una defensa a ultranza de todos los libros y de toda la LITERATURA en letras mayúsculas y en su concepción más oficial o institucional. Sino que puedes amar a los libros, pero quemar algún libro de vez en cuando y eso no te convierte en una bruja.  Eso me gusta.

Pienso que hace tanto daño el despreocuparse por la literatura, como una visión muy encorsetada de ella. Para poder transmitir el amor a los libros a las nuevas generaciones es importante que lo vivan también como un juego, como algo divertido, como algo cotidiano que puedes manipular todos los días y no como una especie de estatua inamovible, un ídolo sagrado que no puedes tocar y al que solo le puedes rendir culto.

¿Es por esto que tu película tiene esos momentos tan descaradamente divertidos?

A ver, que la gente se ría en mis películas es una de las cosas que me hacen más ilusión, porque significa que han entrado en la ellas.

Hay varias cosas con el humor. Por una parte me gusta porque a mí misma me gusta pasármelo bien haciendo las películas. También creo que no hay ningún tema importante que uno no pueda abordar con humor. Al contrario, me parece que todos los autores que me interesan en algún momento han tenido una mirada un poco irónica o pueden divertirse con lo que están contando.

Y luego, además, es una película que habla mucho no sé si de divulgación, pero sí de transmisión. Es una película que intenta transmitir una idea de la literatura como algo accesible para todos y el humor creo que es algo que te ayuda a conectar con los espectadores, con los lectores y con la gente en general. Hay algo para mí del humor que tiene que ver con esta idea de hacer una película para todos y no una película para unos pocos que la van a mirar serios y reconcentrados.

A mí me gusta el cine que emociona y en la película hay momentos divertidos y hay otros momentos, o eso espero, conmovedores de otra manera. Intento también que haya de las dos cosas y que el espectador pueda pasar por distintos estados de ánimo, por distintos ritmos y que pueda cambiar, viajar a través de las emociones.

Dice que te gusta el cine que emociona. ¿Qué cine te emociona a ti?

Pues vaya pregunta más difícil. Me emocionan muchos tipos de cine. En la película, por ejemplo, hay muchos fragmentos de cine mudo. Durante el proceso de realización de la película volví a ver Luces de la ciudad de Chaplin y lloré como una magdalena al final de la película. Ese cine me emociona, pero me puede emocionar también Agnès Varda, por ejemplo. Es una cosa que me han preguntado mucho sobre la película, qué referencias tenía y aunque Varda no era una autora en la que pensaba haciendo la película, ahora, cuando la veo, pienso que estoy bastante en deuda con ella porlo que me he divertido y he disfrutado viendo sus películas.

Creo que me emocionan mucho las películas que he visto de pequeña. Nos pasa a todos. También me pueden emocionar películas que tratan de temas más abstractos o documentales. En todo caso, me gustan mucho las películas en las que hay humor.

¿Y cuál es tu relación con los libros y con las mujeres de tu familia o de tu entorno?

Por una parte está mi madre y luego están algunas de sus amigas. Son todas personas que conozco desde mi infancia, con las que no solo hay una relación afectiva, sino que también han tenido cierta influencia en mi formación. Y aquí viene la otra parte de tu pregunta, qué relación tengo con los libros. Pues puramente de lectora aficionada. No tengo ningún conocimiento académico o profesional ni mucho menos. Pero sí que me gusta mucho leer y el gusto por la lectura, en gran parte, me ha venido de las mujeres que salen en la película. Y, como decíamos, la película habla un poco de eso, de la transmisión del amor por la lectura.

Además, leer me ayuda mucho en mi trabajo y muchas veces los proyectos que hago parten más de cosas que leo que de referencias cinematográficas. Para mí es una fuente constante de enriquecimiento, de conocimiento, de deseo. Contar y descubrir cosas. Buscar imágenes.

¿Qué buscas en los libros? ¿Qué tipo de libros lees?

Bueno, leo un poco de todo. Me gustan mucho las novelas. También leo algo de filosofía, a veces de ensayo. ¿Qué busco en los libros? Pues algo que me gusta, y es una cosa que me gusta también en el cine, es que me produzcan revelaciones. Ese creo que es uno de los grandes encantos del arte en general, que muchas veces te revela cosas que no habías comprendido, que no habías visto antes. Esa es una de las cosas que me gustan. La lectura a veces me ayuda a hacer asociaciones. Me gusta poner en relación la literatura con las cosas cotidianas de mi vida y creo que eso me ayuda mucho hacer cine. Intentar leer y buscar en las imágenes cotidianas el reflejo de eso que pueden contar los grandes autores. También me gusta la sensación de dialogar con alguien, la posibilidad de poder dialogar con alguien que quizás ha muerto hace varios siglos.

¿Qué te lleva de leer a querer volcarlo en una película? Cómo haces el cambio ese de consumidora de cultura a creadora de cultura?

¿Cómo lo hago? Con mucho esfuerzo, porque como decía antes, yo no soy ninguna entendida en literatura. Esta película me ha exigido leer mucho y estudiar mucho. Creo que nunca había leído tanto para un proyecto como para este. He aprendido muchas cosas. Incluso muchas cosas que a lo mejor no he usado, pero que se quedan ahí, en mi. Esa es otra de las cosas que me gustan. Me gusta divertirme haciendo cine, me gusta aprender cosas nuevas. Es otra de las grandes motivaciones.

Y pienso que, en parte, pasar de leer literatura a hablar de literatura tiene que ver con eso, con el deseo de aprender y de profundizar en autores, imágenes o corrientes literarias de las que a lo mejor he oído hablar en casa o a las amigas de mi madre, pero de las que no tengo un gran conocimiento. Hacer la película también te permite eso. Creo que esa también es la gracia del documental que te permite entrar en las casas de la gente, conocer más profundamente a la gente, aprender de temas que desconocías.

Te has encargado de rodar, de montar, de escribir el guión, pero además has trabajado con Txintxua. ¿Qué te han aportado?

En los créditos aparezco yo como montadora,directora, etcétera Pero bueno, Txintxua ha estado ahí durante todo el proceso. Me han ayudado tanto en la escritura como en la escritura, porque la película no tiene un guión propiamente dicho, pero sí que tiene mucho de escribir. Han estado ahí, como interlocutores, desde el principio hasta las últimas fases de postproducción.

Me han aportado mucho a la hora de concebir la película como proyecto. Yo empiezo a filmar sin saber muy bien qué va a ser, pero en el momento en el que yo comparto con ellos las imágenes, ellos ven las posibilidades de ese material. Quizás me han ayudado a volar más de lo que yo habría volado yo sola. Me han animado a viajar y a probar cosas. Koldo Almandoz ha estado ahí siempre, también en ese aspecto, ayudándome un poco a que la película tomara alas.

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Después obviamente, me han ayudado mucho en todo el aspecto técnico. Yo, por ejemplo, prácticamente nunca había hecho post-producción en mis películas y desconocía totalmente todos esos procedimientos. Hay partes en las que tenía que filmar yo sola porque no quería entrar a casa de las protagonistas con un equipo enorme para no romper esa intimidad; pero después hay partes que sí que están rodadas en película, por ejemplo, y en todas ellas me han ayudado a producirlas.

Todavía siguen teniendo un papel muy importante, a la hora de pensar a dónde llevar la película, qué hacer con ella, Simplemente qué cosas hacer en el Zinemaldia. Cosas muy prácticas que para mí son totalmente desconocidas. Es una productora a la que estoy muy agradecida porque me han acompañado durante todo el proceso. Pero me han dejado mucha libertad también, y han intentado que hiciera la película que yo quería, pero que la hiciera lo mejor posible y con todos los medios.

Además. es mi primera película, así que yo cojeo de muchas cosas y ellos me ayudan a suplir y compensar las carencias de mi inexperiencia. Es como sentirme segura en manos de alguien que que tiene ya mucha trayectoria precisamente. Sobre todo me han arropado mucho y me han ayudado a soñar también mucho.

¿Y cómo ves el estado de la industria? ¿Cómo ves la posibilidad de seguir rodando?

Bueno, no lo sé, como no he conocido tampoco los años de gran bonanza del cine tampoco puedo comparar.

Mi sensación es que es una época muy boyante para las series; pero quizás menos fácil para el cine de autor y para un cine más pequeño. Todas las estadísticas dicen que para las mujeres el problema no es la primera película sino la segunda o la tercera. Entonces, prefiero no pensar mucho en el futuro en ese aspecto. Creo que una  ventaja en mi caso es que, no sé cómo decirlo, no tengo grandes aspiraciones o una gran vocación de ir a Hollywood, o la expectativa de hacer un gran largometraje de ficción con un reparto concreto. Si algún día lo llego a hacer estaré muy feliz de hacerlo; pero si sigo filmando a una escala más pequeña con mis medios, pues pienso que también estaré haciendo cine y que mis películas no tienen por qué ser peores tampoco.

La verdad es que lla situación no parece muy alentadora, con toda la crisis que parece que viene que ya veremos cómo afecta a la cultura. Yo procuro, procuro pensar que, a una escala más pequeña o más o más grande, podré seguir creando de alguna manera y que también tengo la suerte de ser relativamente autónoma. No soy una gran cámara pero sé filmar. No soy una gran montadora, pero sé montar. Eso, más o menos, me da cierta autonomía. Pero creo que la realidad objetiva no es muy alentadora.

A los libros y a las mujeres canto se ha estrenado en el Zinemaldia. Un festival del que has sido espectadora, jurado y, ahora, participante. ¿Qué se siente?

Pues me ha hecho mucha ilusión porque el Zinemaldia no es un festival que me resulte indiferente. Es un festival con una carga afectiva muy fuerte. Aunque eso también te crea otras inseguridades. Más nervios que ir a un sitio anónimo en el que nadie te conoce y tú tampoco conoces a nadie. Me ha producido mucha alegría el tipo de proyección que ha tenido, el ambiente que había en el Kursaal, que hayan podido venir muchos amigos conocidos. También que la gente se haya reído con la película, eso me ha llenado de satisfacción. Creo que no habría sido lo mismo si hubiera sido en un país extranjero donde donde nadie me conoce. Estoy agradecida también por la posibilidad de haber podido hacer ese tipo de proyección con las protagonistas. Además de participar en una sección de mucha categoría.

¿Qué papel crees que tienen los festivales para películas como la tuya?

Yo creo que tienen un papel fundamental en el sentido de que, sobre todo si estás haciendo primeras películas pues necesitas la legitimación de alguien. Si la industria del cine ahora mismo fuera más boyante y yo hiciera películas comerciales, esa legitimación te la puede dar la taquilla; pero como no es el caso de este tipo de película, el apoyo de los festivales es fundamental.

Luego, de unos años a esta parte, cada vez más, los festivales tienen parte en la gestación de las películas. Con los laboratorios y las secciones de industria que tienen son una de las claves para poder, ya no solo distribuir, sino poder levantar los proyectos en algunos casos. Eso creo que tiene sus pros y tiene quizás tiene sus contras también.

¿Qué contras puede tener?

A veces mi sensación es que, cuando todavía estás trabajando en una película, sobre todo si estás muy al principio del proyecto, tener que someterte a pitching y exposiciones puede ser muy, muy estresante y quizás un poco contraproducente a nivel emocional. Pienso que a veces también puede resultar una distracción.

En otros casos no. Por ejemplo, A  los libros y a las mujeres cantó paso por el Zinebi Networking y por Mafiz en el Festival de Málaga y fueron claves los dos. Ambos tribunales me dieron muchas pistas sobre cosas con las que yo estaba dubitativa; pero pienso también que, según cómo estés, puede ser muy duro pasar por ahí. Creo que hay que tener un poco el espíritu de intentar rodar y sacar los proyectos sin perder el impulso. El hecho de estar esperando durante tanto tiempo a que lleguen las ayudas, a que den el visto bueno en el festival de no sé dónde, a veces ralentiza mucho el proceso y a veces se pierde esa magia de hacer la película de forma directa.

Y luego te puedes sentir condicionada, tomar decisiones pensando en lo que le va a gustar al tribunal.

Sí, sí, pienso que, cada vez más, los cineastas, hacemos películas para gustar a los festivales. Quizás en ese aspecto también hay un poco de uniformización. No digo que sea en la mayoría de los casos, pero muchas veces ves cierto tipo de películas y te da la sensación de que están hechas ad hoc para gustar a los programadores de los festivales y no tanto como un impulso del cineasta.

Es un poco lo mismo que el cine de fórmula para taquilla.

Eso es. Totalmente.

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¿Y cuál es el futuro concreto cercano de esta película?

Bueno, ahora estamos pendientes de estrenarla a nivel internacional. Por ahora se va a seguir moviendo en festivales españoles y ojalá que dentro de poco tenga su estreno internacional. Del mismo modo que el Festival de San Sebastián ha abierto muchas puertas a nivel estatal, espero que ocurra lo mismo a nivel internacional y que después del estreno en otros festivales se abran más posibilidades de mostrar la película. Y esta es la idea, irla acompañando durante los próximos meses a todos los festivales que la quieran poner.

Con este impulso que tienes de grabar cosas cotidianas. ¿Tienes alguna idea en marcha o de momento solo acumulas cosas?

Llevo bastante tiempo con una historia familiar relacionada con mi abuelo italiano. Es un proyecto del que he hablado muchas veces con Txintxua y en el que no nos hemos puesto a trabajar seriamente, porque hasta ahora estábamos con la película de A los libros y a las mujeres canto; pero que acometeremos a partir del otoño, muy poco a poco.  Quiero empezar a introducir algo de ficción en esta segunda película, empezar a explorar nuevos caminos nuevos así que es un reto para mí. Ahí lo dejo.