Crónicas personales de Carlos Elorza desde el Zinemaldia

Entre los ya asumidos problemas informáticos diarios cortesía de Janto para conseguir las entradas de las películas que tenemos planificadas y encomendándonos a la estrategia de cruzar los dedos todos los días a las 7.00 con la esperanza de conseguir un ingreso rápido al sistema de solicitud de entradas  pasamos ya el ecuador de esta 69 edición del Zinemaldi

Pero como siempre, mejor hablemos de las buenas películas que hemos podido ver estos días en Donosti y que no habíamos comentado ni en los artículos previos al inicio del Zinemaldi, ni en los publicados durante el mismo.

Aloners

Tras su paso por los festivales de Jeonju donde tanto la película, como su protagonista Gong Seong-Yeon se llevaron sendos premio y de Toronto se ha presentado en la sección NNDD del Zinemaldi la ópera prima de la directora coreana Hong Seong-eun.

Aloners gira en torno a la figura de los holojok, personas que si bien viven en entornos urbanos y ciudades de millones de habitantes, buscan minimizar las relaciones con otras personas. Viven solas, en su trabajo eluden a los compañeros y evitan el contacto social en su día a día. Jina, su protagonista, es una holojok. Una joven veinteañera que a pesar de trabajar en el servicio de atención al cliente de una compañía de tarjetas de créditos, a pesar de pasarse el día hablando por teléfono con desconocidos y gestionando muchas veces sus quejas y reclamaciones más o menos bordes desde su cubículo rodeada de otros compañeros, evita socializar con ellos. Es la mejor en su trabajo y así se lo reconocen. Por eso le encargan la formación de la nueva incorporación a la empresa. Además acaba de morir su madre con la que mantenía una relación ‘en la distancia’ y su padre, que desapareció de su vida hace unos cuantos años, intenta recuperar la relación con ella. Pero Jina no está por la labor. Vive cómoda en su burbuja autoprotectora y evita cualquier relación que pueda ponerla en peligro.

Hong Sung-eun no da razones de la soledad de su protagonista. No es internet, no son los videojuegos, ni ninguna otra razón de las que se suele utilizar para estos casos. Tampoco una pandemia, aunque lógicamente en 2021 es inevitable hacer una lectura relacionada con ella. Jina está sola porque quiere estarlo y porque evitar en la medida de lo posible el contacto con otros es una medida de autoprotección. Sin efectismos, ni golpes de efecto Hong Sung-eun elabora un retrato sensible y humano de esta holojok, de este ser asocial y su forma de gestionar su aislamiento cuando las circunstancias que la rodean empiezan a ponérselo cada vez más complicado.

Azor

Azor
7.3

Y de la sección Encounters del Festival de Berlín llega la coproducción franco-argentino-suiza Azor, dirigida por el suizo residente en Argentina, Andreas Fontana, y escrita por él mismo en colaboración con Marcos Llinás, el director de Historias Extraordinarias y La Flor. Y efectivamente este Azor tiene algo del look, del tono y del trasfondo de la historia de espías del cuarto episodio de La Flor. En ella cuenta la historia de un banquero privado suizo y su esposa en la Argentina de la dictadura militar en los 70 en busca de un compañero desaparecido. Estructurada como una serie de encuentros con personalidades de la alta sociedad argentina, con un tempo calmado y un look que recuerda al cine de los 70, Azor es el reflejo de un nuevo colonialismo, esta vez representado por la fuga de capitales fuera del país. Con la dictadura y los desaparecidos siempre presentes, pero poniendo el foco en esos empresarios, militares y religiosos y sus relaciones con la banca extranjera. Azor empieza misteriosa, de hecho al principio no se preocupa demasiado en poner en antecedentes al espectador, pero a medida que avanza hacia su corazón de las tinieblas, viaje por el río a lo Joseph Conrad incluido, su denuncia se hace más clara y elocuente. Y el resultado es una película extraña, atípica y sugerente.

Una película de policias

Y también llega de Berlín y con el premio a la mejor contribución artística por su montaje Una película de policías, la tercera película del mexicano Alonso Ruizpalacios tras Güeros y Museo y sus trabajos para la televisión, episodios de Narcos incluidos.

Presentada de forma explícita como ‘un documental de Netflix’ no hay que esperar mucho para descubrir que la nueva película del director mexicano es un original y estimulante juego entre géneros cinematográficos, realidad y ficción, construcción cinematográfica y captura de la realidad. En estos tiempos de géneros cinematográficos híbridos, en los que las barreras entre la la ficción y el documental están más difuminadas y en los que el cine de ficción utiliza las técnicas del documental en busca de la autenticidad y el documental recurre a las técnicas de la ficción en pos de una mayor accesibilidad para el público en general, llega Una película de policías y desafía todas la convenciones con un resultado apasionante, brillante, original y muy actual. Nada es lo que parece. O a lo mejor precisamente, sí.