Hicimos esta entrevista al principio del verano, cuando Lekuona estaba recién inaugurado. Aún con muchos interrogantes y retos. Hablamos con Iker Tolosa, el responsable técnico de kultura que lleva el proyecto. Asume ya que era una especie de “apertura en falso” porque viene el verano y hasta el comienzo del nuevo curso no empezará con fuerza. Pero mientras hablamos ya hay bastante gente merodeando el lugar. Jóvenes y mayores que parecen sentirse cómodos haciendo suyo el lugar. Nos habla de la particularidad de Errenteria, ciudad de mucha actividad sociocultural, y que hace posible un proyecto como este. Hacemos un tour por el edificio y nos cuenta los tres ejes del proyecto: Sorlekua, la biblioteca y Herritar plaza. Se percibe ilusión y que tienen llas ideas muy claras de lo que se quiere conseguir y de que es difícil. También que si no consiguen los objetivos tendrán que adaptarse.
Cómo surgió todo
Lekuona ha tenido que atravesar un desierto, más de 8 años desde que nace como proyecto. En un principio iba a ser un centro de creación y producción de artes escénicas. En 2015 -duda- o 2016 la diputación decide retirarse del proyecto. En ese momento, el ayuntamiento, con la obra empezada, decide agarrar el proyecto y tirar para adelante. Se remodela el proyecto original y se decide trasladar el servicio de biblioteca municipal a este equipamiento. Errentería tiene Niessen; pero no tiene un gran auditorio. Sobre todo para lo que yo llamo las tres fuerzas vivas, las tres masas corales Landarbaso, Andra Mari y Zaria; la banda de música.
¿Qué aforo tiene Niessen?
Niessen tiene menos de 300. Que bueno, luego tienes que llenarlas. Pero estas citas llegan a las 300 fácil y habitualmente se terminan celebrando en Fátima, en una iglesia que tiene espacio para ello.
El edificio
Lekuona antiguamente era una panificadora. Para mucha gente de nuestra quinta, igual vosotros también lo habéis conocido, Lekuona era donde acaba la gente las gaupasas cogiendo los cruasanes. Ahora se ha reconvertido en una especie de fábrica cultural, con una mirada bastante diferente de lo que son los equipos culturales básicos, porque no es una biblioteca, no es un auditorio. Tiene una lógica en un entorno como el de Errentería, probablemente no tendría ninguna lógica en otros lugares. Digo que es lógico porque Errentería no es casual que tenga dos premios nacionales de danza y un premio nacional de teatro. Es un municipio con una actividad cultural muy por encima de lo que suele ser habitual, de lo que le corresponde en número de habitantes. Superactivo a nivel social, a nivel asociativo. La primera asociación vecinal de todo el Estado español tuvo lugar aquí. Este equipamiento encaja perfectamente en esa trayectoria, en una versión adaptada a, digamos, estos tiempos institucionales, que lo que pretende es poner espacios y recursos a esa línea. No es un champiñón que surge de la nada, no es un proyecto de estos paracaídas que sobre el papel quedan muy bien pero que luego no se sostiene porque no hay dónde amarrarlo o con qué construirlo.
Un espacio para la diversidad
El ayuntamiento en un momento dado hace una apuesta muy decidida por la cultura con un eje para trabajar la coexistencia entre los vecinos y como un eje de desarrollo socioeconómico claro. Errentería es un pueblo que creció de una manera desorbitada hace 40 años con una primera ola de inmigración, vinculada a lo industrial. Y hace unos pocos años con una segunda ola más extranjera vinculada a estos movimientos migratorios que han ocurrido en todos los sitios. Se valora que la cultura es el elemento aglutinador y el espacio común sobre el que construir estas relaciones.
Se entiende que Lekuona tiene que funcionar como el tercer espacio, ese lugar que no es tu casa ni tu trabajo, sino ese lugar donde te encuentras, donde compartes tiempo y espacio con otros vecinos. Aquí, tradicionalmente, ese tercer espacio han sido los bares. Pero hay una parte de la población que vive aparte de esos circuitos. Aquí, si te das una vuelta por las salidas de los colegios te encuentras una foto muy real de la diversidad que hay en Errentería, que quizá no te la encuentras en otros lugares. Queremos que Lekuona sea ese espacio donde toda esa gente que te encuentras a salida de un colegio pueda encontrarse y no solo encontrarse sino que, además, puedan trabajar en conjunto.
Puerta de entrada a la red cultural
Los objetivos son, por un lado, que sirva de acceso a la cultura para la población. Por sus dimensiones, por su ubicación y por ser ahora mismo el proyecto estrella, se plantea que sea como un corazón que bombea a todo un sistema de equipamientos, que no empieza y termina aquí. Está Niessen, está Reina, está Merkatu Zahar… En Beraun se abrirá otro espacio. Hay que entender Lekuona no como cuatro paredes sino como una pieza más en un ecosistema, en una red de equipamientos. Pero por la capacidad tractora que va a tener se quiere que sirva como puerta de acceso a la cultura para mucha gente que con el resto de equipamientos que teníamos ahora mismo no funcionaba como tal.
Los primeros días de apertura, una de las cosas que nos ha sorprendido muy gratamente es que, curiosamente, solo por estar a este lado del río ya, facilita que entre un tipo de vecinos que normalmente en el otro lado del río no los ves. Hay mucha más diversidad de vecinos de la que yo jamás veo en Niessen, en la programación de teatro por ejemplo. Tenemos muchos puntos a favor para poder trabajar con la comunidad y para poder reforzar la comunidad en este sentido.
¿Cómo está planteada la dirección?
Hay un comité de dirección que marca un poco las rutas principales del proyecto, los proyectos principales del año, presupuesto, etc. En ese comité están los políticos, los dos concejales y la alcaldesa; los dos técnicos, que aquí confluimos dos departamentos que son bibliotecas y cultura; y las dos compañías residentes.
Sorlekua
Una experiencia más completa que el simple consumo cultural
Sorlekua cubre todo lo que tiene que ver con procesos de residencias y creación. El acceso a la cultura tradicionalmente se ha planteado en términos de consumo, “ven al teatro a ver una obra”, “ven a la biblioteca a coger un libro”, o “ven a ver una película”. El objetivo es que ese acceso a la cultura sea de una manera colectiva. Y que ese trabajo con los públicos sea una experiencia más compartida y colectiva.
Para explicarnos esta idea nos lleva al espacio escénico y nos muestra su flexibilidad, hasta con siete disposiciones diferentes, gracias a que las gradas y el escenario son móviles, se pueden acotar los espacios con muros correderos. De esta manera la funcionalidad del espacio va cambiando según cambia la disposición. Nos explica que no está ideado para grandes exhibiciones aunque sí puede albergarlas abriéndolo al máximo (570 personas sentadas o 1500 de pie).
El objetivo no es trabajar la cultura no desde una perspectiva de consumo de producto sino desde una línea de trabajo más activa. En principio comoespacio de exhibición se va a quedar Niessen. Lo que se pretende es que estos espacios estén a disposición de los creadores pero no que vengan a trabajar de manera independiente y aislada sino con una visión de compartir el proceso. Queremos que, a través de procesos de mediación, las creaciones que se vayan a desarrollar aquí se compartan con el colectivo con el que mejor encaje. De hecho, los proyectos que vayamos a coger para que se desarrollen aquí, se seleccionaran un poco con la mirada puesta en que ese proyecto sea interesante porque lo vamos a vincular a un colectivo de personas mayores, a un colectivo de mujeres, a los alumnos de tal instituto, o vamos a trabajar el tema de la memoria, o el tema de la inmigración… y de ese modo darle la oportunidad a la ciudadanía no solo de ver espectáculos finalizados, que es lo que normalmente ven en Niessen, y que, por supuesto, lo vamos a mantener, sino dar la oportunidad de compartir de una manera directa con los creadores una parte del proceso, de poder aportar, de poder enriquecer el proceso. El público podrá tener una experiencia cultural que va mucho más allá de ver un espectáculo a través de la cuarta pared. Nunca tienes oportunidad de estar con los artistas y lo que queremos con estas mediaciones es que haya una relación directa entre el artista y el ciudadano. Esto no lo inventamos nosotros, en Francia llevan años haciéndolo. La experiencia vital que tienes como ciudadano si te pasas una tarde o dos con un artista proponiendo cosas, interviniendo en el proceso de creación, o la experiencia que tienes si vienes, ves y te marchas, es brutal.
A nivel de política cultural esto va a ser un proceso largo, porque supone cambiar la mentalidad del público, de nosotros como institución y de muchos artistas que están acostumbrados a trabajar de manera muy aislada. Aquí se va a poner a disposición de los artistas espacios, un apartamento para la gente que viene de fuera, recursos económicos. Hay toda una estructura, un plan que si no nos sale bien, no sale bien. Si fracasamos, luego nos dedicaremos a traer cosas que llenen, que muchos es lo que ya nos están pidiendo. Hay una apuesta arriesgada. Es mucho más asequible traer nombres y espectáculos de renombre. Sin embargo, mucho de lo que va a ocurrir aquí son prácticas poco espectaculares pero yo creo que de mucho más impacto.
¿Pero no pueden convivir las dos ideas?
Sí y de hecho van a convivir. Todo lo que va vinculado a este proyecto es ensayo error. Toca negociar con la realidad. La realidad irá ajustando los proyectos. En este espacio está previsto que haya una programación de música para público joven, que es normalmente el gran ausente de estos equipamientos. Nos están diciendo mucho “y por qué no traéis a…” y de momento estamos dando muchos “no” o, al menos, “ahora no”, porque todavía el espacio es nuevo y no tenemos claro los problemas que pueden ir surgiendo. Pero tengo muy claro que con el tiempo iremos buscando huecos a esas otras propuestas que también va a ser una manera de atraer a otro público que de otra manera no vendría.
¿Seleccionáis vosotros los contenidos o estáis abiertos a propuestas?
El calendario este año lo vamos a cubrir con las residencias que ya teníamos previstas en Niessen. Ya tenemos una convocatoria preparada. Estamos esperando a hacer una especie de contraste con una mesa de artistas de artes escénicas. Esta es otra de las características del proyecto. La intención de abrir la gestión del espacio a la ciudadanía, a los colectivos, a los artistas. La idea es que las compañías que se presenten a estas convocatorias, va a haber un comité con las dos compañías residentes, que son Kukai y Dejabu, nosotros, la técnico de mediación y seremos los que seleccionaremos estos proyectos que son los que van a venir ayudados de una dotación económica. Y el resto, otras compañías a las que se les cederá un espacio de trabajo, lo seleccionaremos también nosotros pero probablemente no seremos tan, entre comillas, exigentes. Los procesos de creación son muy frágiles. Hay que tener mucha capacidad de adaptación, ir improvisando sobre la marcha. Esto va a ser un reto, sin duda.
La biblioteca
Todos los fondos de la biblioteca municipal se han trasladado aquí. Se busca que convivan diferentes públicos, diferentes edades (los cómics se mezclan con los libros de poesía, en la misma planta). La biblioteca municipal sería la segunda línea principal. Libros, revistas… pero también hay una PlayStation, películas… En función de las necesidades se irán añadiendo otro tipo de contenidos. Me da igual si es una máquina de coser o una impresora 3D. Lo que demande el público. La idea es que la biblioteca esté en permanente diálogo con lo que ocurra abajo, en el auditorio pero también con lo que ocurra fuera.
Nos habla nuevamente de la flexibilidad física. También en la biblioteca. En este caso los muebles que tienen ruedas para que se puedan reconfigurar los espacios. Incluso el cartel del edificio, que está compuesto por las letras de Lekuona, va formando diferentes permutaciones como símbolo del caracteres cambiante del edificio. Nos va mostrando diferentes espacios, unos más dedicados al ocio, otros como punto de información, zona de trabajo… Algunos se pueden cerrar con un sistema de cortinas que crea pequeños entornos para actividades puntuales. A eso le llaman plazas, más tarde nos hablará de esa tercera línea. Nos muestra unas mesas y explica que ayer estaban puestas de otra manera. Se van adaptando a lo que se necesite.
Herritar Plaza
La tercera línea se llama “Herritar plaza” y es un experimento de cogestión. Llamamos plazas a los espacios cerrados que se forman con el sistema de cortinas. Se van a crear dos comisiones ciudadanas de representantes de asociaciones y de creadores. Se van a recibir propuestas y esas asociaciones serán las que van a decidir las actividades que se van a desarrollar aquí. Charlas, espectáculos de pequeño formato. Esa comisión gestionará un presupuesto. Hay un ejercicio de aprendizaje. No programas solo que te gusta sino buscando un equilibrio. Si te gastas todo el presupuesto en el primer trimestre, en el segundo ya no hay nada.
Lekuona también se pone a disposición de todas aquellas personas que tengan intereses comunes y quieran reunirse con periodicidad definida. Por ejemplo, patchwork. Ya hay por ejemplo tres o cuatro grupos de mujeres que se juntan por las tardes. Ciudadanos que de otra manera no se juntarían. También está previsto gente que va a crear un grupo de Wikipedia. Grupos de lectura, que ya venían de bibliotecas de antes.
Otra de las líneas de Herritar plaza, son los laboratorios ciudadanos. Partiendo de necesidades o de retos que hay en el municipio, en diferentes barrios, problemáticas o carencias. Plantear proyectos de trabajo en torno a eso, e invitar a la propia ciudadanía a participar.
¿Por ejemplo?
Ayer en la entrada había unos chavales que se habían apropiado de ese espacio y estaban haciendo parkour y tuvimos que decirles algo porque teníamos una reunión ahí y no se oía. Pero si un grupo de chavales nos propone ”queremos un espacio de parkour”. Hay que diseñarlo, hay que construirlo. Y hay gente que sabe de diseño, sabe de construcción.
Uno de los que hay ahora es una propuesta de Mindara, con movilidad reducida, para hacer prácticas de huerto en sillas de ruedas. Aquí lo fácil sería, compramos los típicos carros de altura para generar huertos urbanos en altura. Pero lo interesante es hacerlo. Hacerlo significa juntarte con gente que sepa de movilidad reducida, porque lo que a ti te parece que lo hacemos a esta altura, no es. El profesorado recién jubilado de Don Bosco de formación profesional, que está con ganas locas de hacer cosas, que tiene un conocimiento que hay que aprovecharlo. Se trata de poner en un mismo espacio, necesidades, gente que tiene conocimientos y ganas de trabajar. Y facilitar que esa gente se junte y se lleve adelante. Lo que más nos importa no es si esos huertos vayan a quedar guay o no, lo interesante es que esa gente colabore y trabajen juntos, pongan en común sus conocimientos y nosotros ayudemos con un espacio y con recursos para que eso se pueda dar.
Este no es un proyecto que se puede hacer desde el despacho. Tienes que salir. Tienes que hablar. Si no participa la gente no hay nada.
Subimos a la azotea, que aún no tiene un uso claro. Bromea con una piscina. Desde las vistas de la ciudad hablamos de lo que ha supuesto para Errenteria su particular personalidad social y lo que supone Lekuona dentro de su historia.
Aquí hay una tradición de organizarse, de activismo. Esto es un equipamiento nuevo, con un programa si quieres innovador, pero innovador, actualizado realmente. Es una versión actualizada de algo que se puede hacer en el siglo XXI desde la institución pública en un entorno en el que si todo va bien, debería encajar de forma natural. No es un director artístico que viene de Berlín y hace un planteamiento que nadie entiende porque todo el mundo lo percibe como algo extraño “si no lo hemos hecho nunca, no va con nosotros”. Un planteamiento de estos responde a una realidad social. De aquí a un par de años o tres si queréis nos volvemos a juntar y ya veremos si hemos acertado o no. Que también puede ocurrir que no.