Ricardo FernándezReseña de Eo, de Jerzy Skolimowski
Eo supone el regreso de Jerzy Skolimowski siete años después de 11 minutes, su anterior película. Eo es el nombre del burro protagonista -también es la onomatopeya de su rebuzno- de esta revisión de Al azar, Baltasar de Robert Breson. Un recorrido por los males de este mundo a través de la visión de un burro que es liberado de un circo por unos activistas animalistas.
El que fuera uno de los referentes del nuevo cine polaco presenta el comienzo de la película con unas imágenes poderosas. Filtros rojos, grandes angulares, puntos de vista arriesgados, mucho magnetismo en la propuesta visual. El mecanismo narrativo enseguida se pone encima de la mesa, esta va a ser una película capitular y el nexo de unión va a ser el viaje de este burro nómada que parece huir siempre sin saber a dónde.
El problema de Eo es que el guión parece escrito tras una sesión de brainstorming buscando temas para una película, quizá un cortometraje. Skolimowski ha seleccionado sus preferidos, o los que muestran el lado más desagradable del ser humano, y lo ha unido sin demasiado nexo común, porque lo del burro que se escapa está más que pillado por los dedos y no se sostiene durante el corto metraje. Las historias parecen más aleatorias que realmente encadenadas.
Los capítulos son irregulares, hay algunos interesantes (el camionero), otros de excesiva brocha gorda y poca sustancia (el de la condesa interpretada por una perdida Isabelle Huppert) y otros que ni siquiera se sabe qué hacen ahí más allá de lucir la habilidad de Skolimowski para capturar imágenes poderosas. Por otro lado, la película enseguida se hace trampas a sí misma y, aunque recurre muchas veces al punto de vista del burro, muchas veces lo que vemos no son las cosas que le pasan o ve el animal, sino situaciones que pasan a las personas cercanas. Llega un punto en el que Eo, más que el protagonista o el nexo de unión, se convierte en un elemento más para potenciar lo lacrimógeno y cruel de algunas escenas en un mecanismo bastante evidente: situación triste seguida de plano cercano de la mirada llorosa del animal.
Una colección de buenas ideas y buenas imágenes no hace una buena película. Un buen punto de partida o una buena referencia tampoco. Da la sensación de que tras esos elementos hay una buena película pero que Skolimowski no los ha trabajado lo suficiente para encontrarla.
