8.5

Reseña de Elvis, de Baz Luhrmann

Cuando anunciaron el proyecto de un biopic de Elvis Presley dirigido por Baz Luhrmann seguramente a todos nos vinieron a la cabeza las luces y lentejuelas de Las Vegas, un terreno ideal para que el barroco y hortera director australiano haga girar su caleidoscopio de luces, colores y canciones. Por otro lado, Elvis Presley es mucho más que fue en Las Vegas. De hecho, Las Vegas es el ocaso de Elvis. ¿Se dejaría atrapar por ese brillo y esa decadencia para olvidarse de todo lo demás? La respuesta es no.

Elvis nunca ocultó los orígenes de todo cuanto fue en la música. El R&B y el gospel. En una época en la que aún existía la segregación racial, una de las cosas que hizo Elvis fue ser la cara blanca y bonita de la música negra. También fue un talento descomunal y una presencia escénica prácticamente insuperable; pero Elvis no hubiera sido Elvis si hubiera nacido negro y eso es algo que no se suele decir. Hay un documental muy interesante, que se estrenó en Cannes en 2018, dirigido por Eugene Jarecki y titulado The King que establece un paralelismo entre la carrera de Elvis, su ascenso y su ocaso, y el devenir de Estados Unidos. Desde lo que “cualquier hombre puede llegar a ser presidente” (o Rey aunque sea del Rock And Roll) a su venta al dinero y la decadencia que se simbolizan Las Vegas. A Baz Luhrmann no se le puede pedir la misma profundidad, ni creo que la pretenda; pero todo eso está en su película. Elvis, la película, se esfuerza en todo momento por recordarnos los orígenes de Elvis, el artista; su admiración por la cultura negra y, también, su falta de compromiso a la hora de la verdad, su silencio cuando la suya era la voz más famosa del país. Sí, canta una canción; pero los tiempos exigían más. Elvis podría haber hecho más.

Por supuesto que Baz Luhrmann encuentra un culpable más allá del propio Elvis: El Coronel Parker. La verdad es que el Coronel Parker (que ni era Coronel ni se llamaba Parker y en la película es interpretado por Tom Haks) es un villano magnífico sin tener que inventarse demasiado. Un jugador mentiroso, manipulador y trilero que siempre antepuso sus intereses a los de Elvis. Un blanco fácil contra el que dispara Luhrmann para tratarlo de una manera grotesca que comienza por el ridículo maquillaje y caracterización. A Parker le tratan con tan poco cariño que ni siquiera Tom Hanks ofrece una interpretación a la altura de sus capacidades y no reproduce ni las maneras ni la forma de hablar real del Coronel. Tanto latex para buscar el parecido físico y luego una interpretación así es algo que no se entiende.

En cambio Austin Butler ofrece una gran recreación de su personaje sin ser caricaturesca y siempre desde el respeto y la consciencia de que él no es Elvis y no puede serlo. De hecho cuando interpreta al Elvis joven no logra acercarse a la sexualidad y el magnetismo que despetaba el Rey del rock en esa época, pero captura sus gestos y su forma de hablar. Es en la representación del Elvis más maduro (en la treintena realmente, cerca de la edad real del actor) cuando Butler brilla más. Tanto en el escenario, como fuera de él, logra transmitir el frenético torbellino de ascensos y descensos emocionales, el cansancio seguido de la explosión al actuar, el arrastrar de las palabras y, sobre todo, sus movimientos.

El cariño con el que Luhrman trata a Elvis (perdonándole sus pecados) encaja muy bien con el ritmo frenético del director de Moulin Rouge que le permite resumir momentos enteros no demasiado gratificantes de la vida de Elivis en pocos segundos, por ejemplo su carrera cinematográfica. De lo que se trata es de recrear los momentos más icónicos y brillantes del artista e, incluso, buscar la grandeza de algunos no tan buenos como su época en Las Vegas, que no todo fue malo ni ridículo en aquellos años. A nadie le debería sorprender el poco rigor cronólogico a la hora de introducir las canciones de Elvis o los hechos históricos, no es la intención de Baz Luhrmann la de hacer un biopic riguroso y fiel. De lo que se trata es de rendir un homenaje a base de fuegos artificiales, música y luces; la especialidad de la casa. La manera de mezclar canciones de entonces y de ahora es magistral, con especial relevancia para la música hip-hop, una manera de remarcar de una manera inteligente la gran influencia que la música negra lleva ejerciendo siete décadas. Las imágenes, respetuosas de las originales, pero sin ser meras imitaciones, captando el espíritu pero no imitando, inyectándoles fuerza a partir de un montaje hiperrevolucionado y pirotécnico. Puro Luhrmann. E inteligente porque sabe cuando ni siquiera intentarlo. ¿Se puede superar el momento de apertura del 68’Comeback? No si no tienes al auténtico Elvis, pues ni lo intenta y simplemente usa la iconografía del show para hacerlo a su manera.

Hay una conversación de Elvis sobre el viejo letrero de Hollywood, oxidado y medio deshecho en la que se hace mención a su deterioro, a que ya no brilla. En un momento en el que los fuegos artificiales de Hollywood no brillan como antes, han perdido personalidad y tienen tanto miedo a fallar, Luhrmann ha regresado con su espectáculo desacomplejado y reconocible, recordándonos que el cine de autor también es esto.

Elvis

Media Flipesci:
6.5
Título original:
Director:
Baz Luhrmann
Actores:
Tom Hanks, Austin Butler, Dacre Montgomery, Luke Bracey, Olivia DeJonge, David Wenham, Kodi Smit-McPhee
Fecha de estreno:
24/06/2022