Venecia 2022: Tár de Todd Field
Así Tár. A secas. El título de la nueva película de Todd Field no da más pistas. Sólo el apellido de su personaje protagonista, Lydia Tár, una directora de orquesta estrella en el momento álgido de su carrera a la que interpreta Cate Blanchett. Y es que Tár es el retrato de esta diva imaginaria. Cate Blanchett está en todas las secuencias de las más de dos horas y media de película y todo lo que ocurre en ella gira en torno a su personaje.
Todd Field empezó arrollador su carrera como director de largometrajes. Antes lo habíamos visto en numerosos filmes como actor secundario, pero en 2001 con su primera película como director, En la habitación, logró numerosos premios, incluidas cinco nominaciones a los Oscar que incluían película, mejor actor y mejor actriz. Cinco años más tarde, con Juegos secretos, también logró numerosos reconocimientos, incluidas tres nominaciones a los Oscar. Pero desde este éxito de hace 16 años no habíamos vuelto a saber nada de él hasta el estreno de su tercera película como director, Tár, presentada en la competición de la Mostra de Venecia.
Arranca magnífica Tár. Apoyándose en una serie de entrevistas y conversaciones de la protagonista sobre música clásica, los compositores y sus distintas obras o los entresijos del mundo de las grandes orquestas del mundo describe a la perfección el carácter de su protagonista y las características de un mundo seguramente extraño para la mayoría de los espectadores. Ni siquiera es necesario que éste capte todos los matices o que sea un erudito en música clásica. A través del repaso de sus reconocimientos, de la forma en la que reacciona a los mismos, de las respuestas a las preguntas del periodista o la forma de tratar a sus compañeros, colaboradores o su familia, Field retrata perfectamente al personaje. Una diva tan brillante en su carrera profesional, como torpe a la hora de relacionarse con las personas que la rodean. Una persona más capaz de entender e interpretar los sentimientos y emociones que una serie de hombres blancos y heterosexuales quisieron reflejar en sus composiciones musicales hace unos siglos que de mostrar empatía o comprensión hacia las personas con las que comparte su vida. De la misma forma que Lydia Tár se muestra dominadora a la hora de dirigir una orquesta, se muestra incapaz de gestionar su vida privada.
Donde la película no se muestra tan inspirada es en la presentación de los conflictos personales de su protagonista. Por un lado, la complicada relación que mantiene con su pareja, interpretada por Nina Hoss, a su vez primer violín de la orquesta que ella dirige. Por otro, las relaciones con los distintos colaboradores y compañeros, desde su asistente personal, interpretada por Noémie Merlant, a los distintos estamentos de la Orquesta de Berlín de la que es directora titular y con la que ensaya para la grabación de un disco con la 5ª Sinfonía de Mahler. Entre ambas, la incorporación de una carismática violoncelista a la orquesta pondrá en peligro un equilibrio inestable. Además, su propensión a soltar sus opiniones sin filtro sin plegarse a las normas de lo políticamente correcto en el entorno y en la época de la cultura de la cancelación, la postverdad, las fake news y las redes sociales y para rematar, surgen algunas acusaciones relacionadas con el #MeToo que el guión solo apunta, pero en las que prefiere no entrar desaprovechando una oportunidad que por un momento da la impresión que podría rescatar a la película de un desarrollo demasiado convencional y formulaico. La sofisticación, la capacidad de síntesis y la inspiración de la presentación del personaje, se convierten en convencionalismo y acumulación en la presentación y desarrollo de estos conflictos. Los hechos se suceden sin una intención clara más allá de mostrar la autodestrucción profesional y personal de su protagonista hasta llegar a una parte final demasiado simple y elemental que acaba dejando un mal sabor de boca.