Esta entrevista forma parte de una serie. Hemos querido profundizar en las diferentes labores de un corto. Asistimos al rodaje de ‘Mosquito’ de David R. Losada y hablamos con su equipo:
Entrevista a Markel Ganboa y Diego Collat, productores de Mosquito
Markel Ganboa y Diego Collat, son dos profesionales de las artes escénicas que han participado en muchísimos campos distintos. Actuación en teatro, cine, conciertos, producción… Los dos están al frente de Culturar-t, una empresa dedicada a la gestión de proyectos escénicos y audiovisuales que busca ayudar a las compañías a sacar adelante sus proyectos.
Queremos saber un poco cómo se hace un rodaje, ¿Qué hacéis vosotros?
Markel: Nosotros estamos en producción. Yo, por ejemplo, estoy llevando la jefatura. Es un poco… Quiero decir controlar, pero no es tanto controlar, sino asegurarnos de que todo lo que se ha estipulado en un plan de rodaje se está llevando a cabo. También somos un poco el departamento encargado de solventar problemas. Todos los imprevistos que van sucediendo durante el rodaje, porque claro, un plan de rodaje está hecho en papel. Pero estamos trabajando con personas, estamos trabajando en un hotel, las cosas pueden variar. Nuestra labor es solucionar todo eso sin que trastoque demasiado el trabajo del equipo en el set. Además, también intentamos que todo el equipo esté a gusto, cuidamos de sus necesidades que van surgiendo, estamos pendientes de los actores si necesitan algo… Esa es nuestra labor durante un rodaje.
¿Y antes de hoy? ¿Cómo preparáis esto? ¿Cuándo empezáis?
Diego: En este caso, el primer día solo estaba en la habitación. Entonces viene el equipo de arte, coloca todo el atrezzo, después llega iluminación, y así el resto del equipo va viniendo poco a poco y cada uno prepara lo suyo. Hoy ya empezaron con los actores, con los ensayos, con los planos de cámara y ese tipo de cosas, y ya mañana empezaremos el rodaje a tope.
Markel: Y todo el trabajo antes de entrar en el hotel, durante las semanas previas. Nosotros somos la segunda productora de las tres partes, Culturar-t, y cuando Gachiro nos planteó la idea de coproducir este cortometraje, empezamos a ver las necesidades que había, tanto de equipo, de actores, toda la logística con Safi, que se ha encargado más del contacto con el hotel. Y luego planificar y asegurarnos de que lo que estamos planificando también es viable, porque el peligro que tiene la producción es que puedes planificar para que todo vaya bien, pero realmente tienes que asegurarte de que sea viable lo que estás planificando.
Diego: O pequeñas cosas como que cambie el director del hotel o cosas así, cosas que han pasado…
Markel: Eso es, es planificar todo con todos los departamentos y solventar las necesidades de diferentes departamentos. Necesidades técnicas, logísticas… Y también nos hemos encargado un poco de las comidas, de qué necesita cada uno cada día, las alergias… Nosotros nos hemos encargado más de eso. Luego sí que ha habido una parte de producción que se ha encargado más de la planificación técnica, de qué equipos se necesitan, presupuestos, etc. Y otra parte más artística con los actores.
¿Cuándo se os presentó este proyecto?
Markel: Nos llegó hace varios meses, en octubre o noviembre. Cuando nos incorporamos, el proyecto ya estaba bastante avanzado. Por ejemplo, creo que el hotel ya estaba localizado, o estaba a punto de estarlo. Las conversaciones con Pablo comenzaron en septiembre y para octubre ya estábamos trabajando con el equipo. Así que, como mencioné, el proyecto estaba muy adelantado cuando nos unimos.
¿Cuántas personas forman parte del equipo en total?
Markel: Calculo que alrededor de 17. Bueno, podría llegar hasta 20, considerando a las personas que en algún momento del rodaje pasarán por aquí. Por supuesto, también está el equipo de postproducción y aquellos que participaron en la preproducción y no están aquí. Seguramente llegamos a unas 20 personas.
¿Y qué tipo de proyectos aborda vuestra productora? Además de un cortometraje en sí mismo, como el de hoy.
Markel: Nosotros no solo nos limitamos al ámbito audiovisual, también gestionamos proyectos más culturales. Trabajamos en artes escénicas y eventos. De hecho, esta es la primera producción en la que estamos en rodaje, aunque también estamos en la preproducción de otro cortometraje. Creo que será la primera que se lanzará con nuestra marca. En artes escénicas, nos enfocamos más en la preproducción, en el trabajo de campo con otras compañías. Ayudamos a dar forma a sus ideas, porque muchas veces ocurre eso en el ámbito cultural: tienes una idea, pero ¿cómo la llevas adelante? Nosotros les ayudamos con eso. En los eventos, realizamos un trabajo de producción de campo, similar a lo que estamos haciendo aquí.
¿Cuál ha sido la parte más complicada de este rodaje?
Markel: Ha habido pocos problemas. Diría que más que dificultades, ha sido una cuestión de atender a las necesidades que surgían y buscar soluciones. Por ejemplo, teníamos que encontrar lugares para que el equipo pasara la noche. Entonces, comenzamos a buscar en teatros que conocíamos, contactando a gente que podrían ayudarnos…
Sí, pero en términos de complicaciones… no diría que este proyecto ha sido particularmente difícil. Por supuesto, ha requerido tiempo y dedicación, pero eso es de esperar cuando te apasiona lo que haces. No ha sido nada excesivo. En realidad, diría que es uno de los rodajes más sencillos en los que he trabajado, porque todo está bien organizado. Si surge algún contratiempo, por pequeño que sea, se soluciona rápidamente porque el equipo sabe exactamente lo que tiene que hacer. Eso es algo que realmente se agradece. Si todos conocen su papel, es fácil rectificar el rumbo cuando algo sale mal.
Diego: Claro, esto es solo nuestra percepción. Otra persona podría tener una opinión diferente. Y mucho depende de la personalidad individual y el estilo de trabajo. Además, hay pequeños caos que surgen, como un niño gritando cerca, o tener que improvisar cosas…
Markel: Esos obstáculos son parte del trabajo cuando trabajas con personas y en un espacio público. Un hotel o cualquier otro lugar no va a cerrar solo para nosotros, así que tenemos que adaptarnos sobre la marcha. Pero creo que eso también es lo divertido y lo que le da encanto a este proceso creativo. No es monótono, no estoy diez horas en una oficina para luego volver a casa. Cada día trae algo nuevo, un desafío diferente. Y eso es lo que lo hace interesante, en mi opinión.
¿Cuándo termina exactamente vuestro trabajo?
Markel: Es un error común pensar que nuestro trabajo termina con el rodaje. No es así. Aún queda el proceso de postproducción, tanto de sonido como de imagen, así como el cierre de todos estos elementos. Además, considerando que somos profesionales y que todo el mundo recibe un pago, también hay que gestionar estas transacciones y supervisar todo. Luego empieza un proceso que considero bastante gratificante: empezar a vender el producto. Ya lo hemos creado, ahora tenemos que venderlo, enviarlo a festivales, a distribuidoras que nos ayuden a difundirlo. Aún queda mucho trabajo por hacer, aunque sí es cierto que otros departamentos también comienzan a entrar en funcionamiento.
Dado el auge de festivales de cortometrajes que parece estar surgiendo últimamente, ¿cómo veis el panorama actual para un corto como este?
Markel: Creo que la calidad es alta, y no puedo evitar barrer para casa porque el nivel del audiovisual vasco es impresionante. Festivales como San Sebastián están abriendo sus puertas a proyectos como este o de cualquier productora emergente. Por lo tanto, creo que el panorama que nos espera en términos de festivales es bastante prometedor. Tengo la impresión personal de que los festivales están abriendo sus puertas y permitiendo que entre aire fresco. Y si no es así, haría un llamado a esos festivales para que lo hicieran, porque hay mucho talento y muy buenas películas que merecen ser vistas.
Has mencionado que todos aquí son profesionales. ¿Cómo se financia un proyecto como este?
Markel: Muchas veces, el financiamiento inicial proviene de nuestro propio bolsillo. Tenemos que ser los primeros en apostar por esto. Luego buscamos financiación pública, a través de ayuntamientos, diputaciones, el propio Ministerio de Cultura, e incluso empresas privadas. Es necesario tocar todas las puertas, porque un proyecto de este tipo puede ser costoso.
Diego: Y hay una fase inicial, antes de recibir ingresos, en la que tienes que invertir. También se requiere la confianza del equipo para poner en marcha el proyecto.
Markel: Pero insisto, nuestra principal meta, y la de Gachiro, es profesionalizar el sector, profesionalizar las artes visuales y todas las artes en general. Nosotros debemos ser los primeros en creer en ello. Aquí vemos a unas 17-20 personas que creen en el proyecto y se involucran. Es parte del camino hacia hacer lo que nos gusta de manera profesional. Por eso, a menudo, la financiación inicial tiene que ser propia. Es algo a lo que hay que estar preparado.
Además de los festivales, donde se suelen exhibir los cortometrajes, las salas de cine también suelen hacerlo. ¿Qué papel están jugando las plataformas como Movistar, que también muestra algunos cortos, y Filmin, en este sentido? ¿Cómo lo veis?
Diego: Creo que hay plataformas como Movistar que realmente apuestan por proyectos específicos y proporcionan un gran financiamiento, como por ejemplo con Loop este año. Eso es genial y suelen apoyar proyectos puntuales. Por otro lado, creo que Filmin a menudo establece asociaciones con festivales, por así decirlo. Hay festivales que están directamente disponibles en Filmin. De hecho, durante la pandemia, esto permitió que los festivales, en lugar de ser presenciales, se acercaran a la gente a través de estas plataformas. Creo que todo esto es muy enriquecedor tanto para la plataforma como para el público.
Markel: También las cadenas de televisión públicas están apostando por sus propias plataformas públicas y gratuitas. De hecho, hablábamos hace poco con colegas acerca de cómo ETB tiene su propia plataforma y aloja muchos cortometrajes, pero nadie lo sabe. Son de acceso gratuito, pero creo que hay que impulsar más su promoción. Las plataformas pueden ser un gran altavoz, pero si no se publicitan, se quedan en el olvido. Creo que las plataformas están jugando un papel fundamental y están cambiando las reglas del juego en el cine, aunque todavía tienen un largo camino por recorrer. Y sin dejar de lado las salas de exhibición tradicionales, que también apuestan por exhibir cine local. Creo que todo debe ser un esfuerzo conjunto. No podemos enfrentar las salas de exhibición con las plataformas. Cada uno tiene su público, cada uno tiene su tipo de programación. Deben ir de la mano.
¿Hay algo que os gustaría decir que no se os ha preguntado?
Markel: Me gustaría destacar que un rodaje de un cortometraje, que a menudo se menosprecia diciendo «solo son cinco minutos», en realidad implica mucho trabajo detrás. Y hay mucha gente detrás de él. Me gustaría enfatizar esto, la gente y lo humano de todos los trabajos. Porque si humanizamos, como deberíamos, a las personas que trabajan de cara al público, también debemos humanizar la cultura, y no puede haber cultura sin personas. Entonces, veamos que esto lleva trabajo, dinero y hay personas detrás. Al menos debemos ser un poco más abiertos en ese sentido.