Reseña de Fallen Leaves, de Aki Kaurismaki
Doce años después de su última participación con Le Havre, el finlandés Aki Kaurismaki ha vuelto a la competición por la Palma de Oro con Fallen Leaves, uno de los mejores títulos vistos estos días en Cannes, una comedia romántica con el sello inconfundible de su director.
Aunque el espectáculo empezó antes de la proyección. El Festival de Cannes tiene e buen detalle de mostrar la llegada de los espectadores y las estrellas del pase de gala de cada tarde y de cada noche en la pantalla del Gran Teatro Lumière para entretenimiento de los espectadores que están en su butaca esperando el inicio de la proyección. En esta ocasión, Aki Kaurismaki decidió hacer la espera más entretenida y empezar con el show antes de la película saltándose continuamente el rígido protocolo de la alfombra roja y la subida de las escaleras del teatro. Interactuando con los cámaras de televisión, con los fotógrafos y bromeando con el propio Thierry Frémaux. Para cuando entró a la sala, tenía ya al público completamente entregado y animado.
Fallen Leaves es cine social. Sus protagonistas son un hombre y una mujer de clase obrera enfrentados a la precariedad laboral en la próspera Finlandia. Y también es una comedia romántica. Sus dos protagonistas forman una pareja destinada a entenderse a pesar de que el destino no se lo pone fácil. Pero a pesar de todos esos impedimentos, en lo laboral y en lo afectivo, Kaurismaki los trata con dignidad y hasta con cariño, con su socarronería y el tono irónico habituales. Dos solitarios interpretados de forma soberbia por Alma Pöysti y Jussi Vatannen.
A pesar de evitar el naturalismo, desde el laconismo de sus interpretaciones a su tratamiento visual y lo absurdo de muchas de las situaciones, lo que plantea Fallen Leaves se siente como algo verdadero, honesto y emotivo. De forma sencilla y directa, con unos pocos planos y situaciones, Kaurismaki consigue establecer el vínculo entre ambos protagonistas antes incluso de que se encuentren. Y pocas veces un plano de un plato y unos cubiertos en un carro de la compra o en una cubo de basura habían sido tan sugerentes. La puesta en escena de Kaurismaki es tan sencilla, como elocuente. Su minimalismo está lleno de significados.
Y además en Fallen Leaves se suceden los homenajes al cine para disfrute de los aficionados al séptimo arte. La película está salpicada por referencias a El Dinero o El diario de un cura de campaña de Bresson, a Banda aparte y Pierrot, el loco de Godard, a Breve encuentro de David Lean, a Rocco y sus hermanos de Luchino Visconti, Los muertos no mueren de Jim Jarmusch y a Chaplin. Un festín para los cinéfilos.
Al cine de Kaurismaki le sienta muy bien dejar de lado las historia de inmigrantes como El Havre o El otro lado de la esperanza. En Fallen Leaves están gran parte de los elementos habituales de su cine, pero el director finlandés consigue que en esta película se disfruten como algo fresco, nuevo y vivaz.