Reseña de Three Kilometres to the End of the World, de Emanuel Pârvu
Three Kilometres to the End of the World, dirigida por Emanuel Pârvu, es una obra que se adentra en las entrañas de una pequeña comunidad aislada en una isla del delta del Danubio. Un hermoso lugar que ha comenzado a llenarse de turistas en verano. El contraste entre los visitantes cosmopolitas del verano y las tradiciones de toda la vida, es el detonante de una pequeña historia cargada de tensiones y conflictos que reflejan las sombras de una sociedad profundamente marcada por la corrupción y los prejuicios, dos temas, sobre todo el primero, presentes en tantas y tantas películas rumanas. Este es el segundo largometraje de Pârvu tras su debut, con Mikado (2021), que se presentó en New Directors del Zinemaldia.
Comenzamos conociendo a un matrimonio (Laura Vasiliu y Bogdan Dumitrache) que enfrenta problemas económicos. Su hijo, Adi (Ciprian Chiujdea), es un joven apuesto que mantiene una buena relación con ellos, y bromean con él sobre su relación con una chica del pueblo. Poco después, vemos a Adi con otro joven, que no es de la isla. La actitud entre ellos es muy cariñosa. Cuando Adi llega a casa con signos de una paliza, inmediatamente nosotros, los espectadores, llenamos los huecos. Sus padres no lo hacen, no pueden hacerlo porque no tienen toda la información. Así que acuden al jefe de policía local (Valeriu Andriuta), empeñados en descubrir lo que pasó, sospechando de la familia del hombre a quien deben dinero, uno de los potentados de la isla.
A partir de ahí, cuando los secretos salen a la luz, las vergüenzas, los prejuicios y la religión pasan a jugar un papel importante, más importante que los sentimientos y deseos de Adi A medida que la película avanza, se desvela un retrato crudo y detallado de una comunidad en la que los prejuicios, la religión y las diferencias sociales juegan un papel crucial. Los mismos esfuerzos que se hacen para que la verdad salga a la luz serán aplicados más adelante para ocultarla.
El propio Pârvu junto a Miruna Berescu firma un guion muy bien construido, inspirado en diferentes noticias y sucesos reales, que utiliza la corrupción sistemática y los prejuicios sociales como un medio para aumentar la tensión sobre el destino de Adi. La película no solo expone las dinámicas de poder y complicidad de las instituciones como la policía y la iglesia, sino que también ofrece una reflexión sobre cómo estas estructuras afectan a las personas comunes evitando las moralinas y los subrayados innecesarios.
Además de su sólido guion, la película destaca por una puesta en escena modélica y una dirección precisa, ademas de un gran trabajo de todo el reparto, transmitiendo con fuerza la desintegración de una familia y la transformación irreversible de sus vidas.
En 2024, en plena Unión Europea, uno esperaría que personas como los padres de Adi se enfrentaran a sus propios prejuicios y mostraran cierta compasión y empatái por su hijo. Más allá de sus creencias y credos, parece que poco a poco a la sociedad le debería importar más el bienestar de la gente que las habladurías y prejuicios. Podríamos pensar que el contacto de estas regiones con otras más cosmopolitas deería impulsar a la sociedad en la buena dirección. Sin embargo a veces da la sensación de que vamos en el otro sentido.