Carlos ElorzaHace 4 años, el año de la pandemia, la georgiana Dea Kulumbegashvili revolucionó el Zinemaldi con Beginning, su ópera prima, que avalada por el sello de Selección Oficial del Festival de Cannes que no se celebró, pudo concursar por la Concha de Oro y arrasó. El jurado presidido por Luca Guadagnino decidió concederle 4 premios: la Concha de Oro a la mejor película, el premio a la mejor dirección, a la mejor actriz para Ia Sukhitashvili y el de mejor guion. Todo un récord sin precedentes en la historia del festival.
‘Beginning’: El infierno era esto
23/09/2020 - Ricardo FernándezKulumbegashvili monta un puzzle que desvela un final cruel, una certera disección del fanatismo religioso y la frustración llevada al extremo. Id aprendiendo a escribir y decir Kulumbegashvili, lo vamos a necesitar. Leer más
Este año ha presentado en el Festival de Venecia, April, también protagonizada por Ia Sukhitashvili y en la que entre los más de 20 productores se encuentra el propio Luca Guadagnino, una película feminista sobre las mujeres. Las que se quedan embarazadas. Las que dan a luz. Las que paren. Las que son víctimas de la violencia de género. Una historia contada desde el punto de vista de una mujer mostrando que muchas veces lo que se entiende por convencional o normal no es más que simple machismo. En un entorno tan conservador y machista como la Georgia rural, donde el heteropatriarcado ni siquiera parece ser cuestionado, pero que también al menos en parte, es extensible a otras latitudes.
Su protagonista es Nina, una ginecóloga que trabaja en el hospital local. Además, fuera de horas visita a domicilio a mujeres de la comunidad para ayudarlas a evitar que se queden embarazadas o practicar abortos de forma (semi)clandestina. Semiclandestina porque si bien el aborto y la píldora anticonceptiva son legales en Georgia con ciertas limitaciones, en la conservadora Georgia rural no se consideran prácticas admisibles. Cuando tras un parto, a los minutos de nacer un bebé muere, se abrirá una investigación que pondrá en entredicho su profesionalidad y en peligro su trabajo.
Tal y como ocurría en Beginning, April es una nueva demostración del talento narrativo y dramático de su directora. De su dominio de las elipsis, de los fuera de campo, del plano fijo, de los encuadres, del punto de vista, del sonido. De los tiempos muertos y de los espacios vacíos. Kulumbegashivili da tiempo y espacio para que el espectador asimile, entienda y anticipe lo que está por venir. En sus planos fijos muchas veces solo muestra parte de la acción para que el espectador complete la parte faltante.
El punto de partida de muchas de las situaciones que plantea Kulumbegashvili es dramático, trágico, a veces hasta sórdido. Pero su mirada es respetuosa y discreta. Parece distante. Su sensibilidad muestra la dignidad de las mujeres de su película y denuncia de forma implacable su situación. Su efecto es profundo y perturbador. Una emoción que más que provocar lágrimas, provoca un nudo en el estómago. Una denuncia que produce solidaridad, indignación y rabia.
Como ocurría en Beginning, hay también un largo plano fijo dado a la polémica. En April la directora mantiene durante varios minutos el plano fijo, casi un primer plano, mientras mediante el sonido informa de lo que está ocurriendo varios centímetros fuera de plano. Un pequeño movimiento de los elementos dentro del plano, sin necesidad de mover el encuadre, confirman lo que los espectadores suponíamos que estaba sucediendo. Tanta información, tanto dramatismo y tanto respeto, con tan poco.
Dea Kulumbegashvili: «Siempre escucho a mi intuición»
12/07/2021 - Ricardo FernándezEntrevista a Dea Kulumbegashvili Antes de spetiembre de 2020, Dea Kulumbegashvili era una directora con un par de cortos en su haber y apenas conocida por unos pocos. Después de su paso por el Zinemaldi está considerada como una de las directoras con mejor y brillante futuro del momento. La razón, su película Beginning, estrenada […] Leer más
La mirada de Kulumbegashvili hacia los embarazos o los partos está alejada de lo habitual en el cine. Desprovista de ese componente emotivo, romántico, dramático y hasta glamouroso que lo acompaña muchas veces. Los trata como hechos fisiológicos. Ni más, ni menos. Como partes del proceso de la vida.
Todo eso sin subrayados melodramáticos, pero sin renunciar tampoco al lirismo. Hay también en las imágenes de April, en sus paseos nocturnos en coche, en ese paisaje primaveral lleno de vida natural, en esas montañas que se ven a lo lejos, en esas tormentas tan bellas como amenazantes, también una apelación a la belleza, a apreciar la naturaleza más allá de lo inmediato.
