Como cada año, hablamos con Josemi Beltrán, director de la Semana de Terror, para que nos cuente los detalles de esta nueva edición. También hablamos de algunas tendencias actuales del género.
- Animedon
- El gore lúdico vuelve a estar de moda
- Los originals de Shudder
- La selección de las películas
- Presencias en esta edición
- Las exposiciones
Animedon: la nueva sección
Háblanos del Animedon. ¿Tiene intención de ser una sección fija?
Sí, sí, hemos creado toda esta parafernalia para que se quede. La idea es apostar por ello, como puede ser el Brigadoon, de otra manera, en Sitges. Es una sección a futuro, sobre todo una apuesta para crear un nuevo público más joven, con una identidad propia dentro del festival, aunque solapada y paralela al resto de la programación. El año pasado pusimos alguna sesión sin darle esa característica, y como las experiencias salieron bien, le hemos dado más empuje al asunto. La idea es que tiene potencial para atraer nuevos patrocinadores, que estarán atentos a cómo va este año. También tenemos la ayuda de la Fundación Japón, que está muy interesada en el proyecto. Además, la hemos enriquecido con charlas, y el anime estará en el balcón del Principal, ocupará dos de las exposiciones del festival, y tendrá sus proyecciones y premios propios. Hacemos un homenaje a Dragoi Bola el domingo, y la película de animación familiar también será de anime.
¿Los estrenos se consideran parte de la sección oficial?
No, no se votan. No tienen que ser estrictamente fantásticos, hemos ampliado la sección a la animación japonesa en general, sin que necesariamente tengan una temática fantástica. Si nos parece un buen anime, como un melodrama juvenil, por ejemplo, va a encajar tranquilamente en esta sección. De hecho, de las tres películas que se estrenan, una es la más fantástica, Anzu, el gato fantasma, que tiene un estilo Miyazaki, muy chula. La apuesta es poner en valor la animación japonesa. Esta sección en principio será de anime japonés o derivados. Este año vimos una película estilo anime de Pakistán, pero no la incluimos. Nos alimentamos del mundo del anime, tanto de cine como de series. De hecho, intentamos hacer una premiere de alguna serie, pero por fechas no se dio. Seguiremos intentando hacerlo, porque el eje de esta sección en el futuro será el mundo del anime, ya sean series o películas. Por eso también tenemos charlas sobre One Piece y sobre videojuegos derivados de anime.
¿Cómo nace esto? ¿Cuándo surgió la idea y cómo se va trabajando?
Es algo que, desde que entré en la Semana, siempre me había inquietado y gustado hacer. Seguíamos experiencias en otros lugares, como en Pamplona, donde Juan Zapater y Blanca Oria empezaron algo similar, que luego llevaron a Bilbao. No lo habíamos hecho con esta determinación hasta ahora porque, hasta hace pocos años, el Salón del Manga de Barcelona coincidía con nuestras fechas de la Semana del Terror, en el fin de semana de Halloween y Todos los Santos. Desde hace dos o tres años, después del Covid, el Salón del Manga cambió sus fechas y esto nos permitió explorar la posibilidad de captar a ese público. El Salón del Manga siempre ha sido la cita anual más importante para los fans del género, y aglutinaba a todos. Algún año hicimos colaboraciones, como cuando trajimos a Hideo Nakata en colaboración con el Salón del Manga. Tenemos una buena relación con ellos y con Borja Crespo, que está involucrado tanto en el Salón del Cómic de Barcelona como en el Salón del Manga, que son organizados por la misma entidad.
El anime y el manga siempre me han parecido una forma de captar un público distinto, más joven, que consume muchísimo pero de manera doméstica, sobre todo con las plataformas monográficas de anime que tienen muchísimo éxito. En una reunión de ideas con varios agentes y aficionados, nos dimos cuenta de que para atraer a este público necesitamos superar la barrera generacional y crear experiencias que les hagan salir de casa y consumir este audiovisual en una pantalla grande, en colectivo. El año pasado, por ejemplo, unas chicas de 17 años presentaron una película en el Teatro Victoria Eugenia, y para ellas fue la primera vez que entraban en ese espacio. A partir de esa experiencia, Harri Fernández tuvo la idea de esta sección. Nos la propuso, él como comisario, y juntos la hemos cocinado. Después de esa reunión de ideas, vimos que había gente interesada en implicarse y que podía ser una idea chula. Empezamos con una experiencia medida en recursos y nos lanzamos con ello.
Ha habido un trabajo de programación y búsqueda de contenidos, y es un reto romper las barreras generacionales y sacar a la gente que consume cine o series de sus espacios domésticos. Queremos implicarles en presentaciones y actividades, como la inauguración del sábado en la calle, donde habrá talleres con participación de quienes estuvieron en esa reunión, junto con actividades familiares. No pretendemos crear otro festival, sino una sección con una identidad propia, que permita a ese público conocer el festival de otra manera, tanto la Semana de Terror como el cine fantástico. Al fin y al cabo, toda la animación es fantástica en algún sentido.
Y si por ejemplo tienes una peli muy potente, que te encajaría en los dos sitios, ¿hacia dónde vas a tirar?
Bueno, podría pasar, podríamos ponerla dos veces, ¿por qué no? No pasaría nada. Pero, por ejemplo, si pienso en la más reciente de Mamoru Hosoda, que es un anime de súper clase A y fantástico, podría encajar en ambos lugares. O incluso un anime de terror, que sea más sangriento… Si ahora me preguntas, creo que me interesaría mucho más potenciar la sección de anime.
Ten en cuenta que no hay tanta producción de un nivel alto cada año como para hacer un festival solo con cine de anime japonés. Con las series ya es un mundo aparte, hay muchas que se estrenan con eventos en cines. Si pudiéramos coincidir con alguno de esos eventos y hacer un preestreno, lo haríamos. Pero no hay tantísima producción de largometrajes de anime que cada año se estrenen siete películas potentes. Los estudios Ghibli, Makoto Shinkai, o Mamoru Hosoda, por ejemplo, no sacan películas todos los años, y no todo lo que se produce tiene el mismo nivel de interés. Este año, por ejemplo, estrenamos dos películas con distribución de Selecta Vision: Anzu, el gato fantasma y The Colors Within. La tercera, Give It All, es un estreno en España que no tiene distribución aquí, directamente la hemos traído de la compañía japonesa Shochiku.
¿Cómo crees que podrías arrastrar a este público hacia la otra parte del festival?
Para mí, ya el hecho de que alguien venga por primera vez es un paso enorme. Me encantaría que quienes vinieron el año pasado a ver anime o a la sección de Halloween, que hicimos con Gaztea en el Teatro Victoria Eugenia, vuelvan este año. Si un buen porcentaje de ellos regresa, me sentiría muy satisfecho. Quizás algunos de ellos compren entradas sueltas para ver otras películas, como Terrifier 3, o algo más del Teatro Principal. Sé que será un proceso paulatino, pero si logramos crear un nuevo hábito en un público que no está acostumbrado a ver cine en una pantalla grande, será una inversión de futuro para el festival. Creo que, si la gente viene a esto, se enterará de otras cosas y conocerá más del festival. Queremos crear esa convivencia de aficiones, para que un público nuevo se sienta parte del proceso y del festival en general.
El gore lúdico vuelve a estar de moda
Y esto parece que va a traer más de lo que tú pensabas, ¿cómo ves la renovación generacional del principal?
Creo que es un proceso paulatino, como he comentado en otros años. Un ejemplo es Terrifier 3, que está siendo un éxito brutal en Estados Unidos, que se ha comido al Joker con patatas. Es una película que trae a un público muy joven, con una estética gore de finales de los 80 y 90, casi vintage, pero con un salvajismo divertido y sin prejuicios, lo que está conectando con este público. El público que va a ver películas de terror en los cines comerciales es joven, sobre todo cuando hablamos de terror comercial. Entonces, quiero pensar que parte de ese público también nos llega a nosotros. Con la excusa de Halloween, el terror se consume cada vez más, ya sea en casa o en eventos como los que organizamos. Queremos seguir apostando por películas más comerciales dentro de la programación siempre que sea posible.
¿Lo notas concretamente en la Semana?
Sí, visualmente lo noto. No tenemos herramientas estadísticas para medir la edad exacta del público, pero lo veo en las entradas. Aunque ese público más joven no se compra abonos, ya que no tienen esa fidelidad para ver todo el festival, sí que compran entradas individuales. De hecho, en los últimos dos años hemos incrementado los ingresos por taquilla, y eso ha sido gracias a las localidades sueltas. Ahí es donde veo una renovación de público importante. Es cierto que no todos vienen para todo el festival, pero algunos asisten a un par de películas. Es en esas sesiones puntuales donde veo más mezcla de público.
Has mencionado que Terrifier 3 es un tipo de película que ya no se hacía desde los 80, y que The Substance también usa códigos de los 80. ¿Te parece que hay un regreso de ese estilo?
Sí, podría haber algo más. Estaba pensando, por ejemplo, en Krazy House, que también ponemos en el festival. Es una película muy gore y divertida, que mezcla ese estilo festivo con elementos de sitcom. No es una película tan comercial, aunque tiene nombres conocidos como Alicia Silverstone y Nick Frost, pero tiene una producción con empaque. Estamos viendo cómo la nostalgia de los 80 ya ha pasado, y ahora estamos entrando en la de los 90. Algunas películas están recuperando esa estética, como la nueva versión de Emmanuelle, que parece algo que podría haber sido hecho en los 90, con Demi Moore, por ejemplo. Ese tipo de cine está volviendo, no sólo en los títulos que traemos al festival, sino también en los que se están produciendo durante el año.
¿Crees que es una tendencia?
Sí, hay dos corrientes. Por un lado, tienes el cine más «art house», como el de Ari Aster o Robert Eggers, que se suele asociar al «elevated horror». Pero, al mismo tiempo, está surgiendo un cine más visceral, como The Substance, que tiene una estética que recuerda más a Brian Yuzna que a Cronenberg. Con menos excusas de mensaje de las que puede tener Titane. Películas como The Substance son más juguetonas, desprejuiciadas, y se centran más en el aspecto lúdico del terror, usando la sangre y la provocación simplemente para divertirse. Es casi una reacción contra ese cine que utiliza el terror para contar mensajes profundos. En este caso, el terror se usa solo para el disfrute, lo cual puede ser lo más punk que se puede hacer en un momento determinado. Cuando vi The Substance, ese final, que es casi una performance artística de los años 70, me pareció muy punk. Es una película que no se preocupa por nada más que por provocar y divertirse, y creo que ese tipo de provocación, que estaba presente en el gore de su momento, podría estar regresando en estas nuevas películas.
¿Crees que puede ser una especie de reacción al terror elevado?
Sí, bueno, no creo que nadie lo planifique de esa manera, pero algunos cineastas pueden sentirlo como una forma de rebelarse. Las críticas que están recibiendo películas como Terrifier 3, acusándolas de ser demasiado violentas o peligrosas, ya las hemos vivido antes. Esto ya pasó en los 80, cuando se decía que ciertas películas provocaban el crimen o debían prohibirse. Ya hemos visto este ciclo con películas que eran puro espectáculo, sangre y látex, sin justificación psicológica. Ahora, que una película como Terrifier 3 esté en los primeros puestos de la taquilla, en un entorno de cine mainstream más controlado y políticamente correcto, es muy punk. Es una provocación en sí misma. Terrifier 3 es una película con un payaso que no necesita ninguna razón psicológica ni excusa argumental para cometer carnicerías con sangre falsa. De hecho, en Francia la han clasificado como «prohibida para menores de 18», pero aún así fue número uno en taquilla. Si has visto películas de los 80, ya sabes lo que te espera, pero entiendo que para alguien de 13 años ahora, puede ser un shock. Nosotros también vimos este tipo de cine cuando teníamos 13 años.
Los originals de Shudder
Algo que me ha llamado la atención es que últimamente he visto varias películas importantes de terror, y algunas que tienes aquí, como Oddity, que son de Shudder, la plataforma de terror de Estados Unidos. ¿Es un agente importante ahora mismo en el terror o es casualidad?
No, no es casualidad. Shudder se ha convertido en un actor importante en el género de terror. El año pasado ya tuvimos alguna película suya. Lo que están haciendo es estrenar directamente en la plataforma algunas de sus producciones, mientras que otras las sacan en cine, incluso en Estados Unidos, como una especie de preestreno. En los países donde Shudder no está disponible, como España, distribuyen sus películas a través de agencias de ventas que se encargan de vender los derechos para cine en esos territorios. Por ejemplo, Oddity de Damian McCarthy nos llegó a través de una agencia de ventas internacional, no directamente de Shudder. Algunas de sus películas tienen una calidad que merece presencia en festivales o en salas de cine, aunque no todas. Shudder tiene buen ojo y está apoyando a directores con proyectos interesantes y originales que podrían haber sido producidos perfectamente para cine, como es el caso de Oddity.
Si en algún momento Shudder llega a España, es probable que estas películas tengan menos presencia en festivales o en salas, o que se convierta en algo más simbólico o promocional. Pero por ahora, sigue siendo una plataforma importante que sabe cómo elegir sus contenidos. Igual que Netflix con Mike Flanagan o HBO con sus proyectos, las plataformas son una ventana crucial para el terror en estos momentos, sobre todo porque se produce tanto cine de género que los cines no pueden acogerlo todo.
Entonces, lo que comentas sobre la universalización de Shudder es porque piensas que, si se expanden, podrían estrenar directamente en VOD.
Sí, exactamente. Si Shudder llegara a España, probablemente seguirían una política de estrenos similar a la de Netflix o Amazon. Algunas películas muy potentes podrían estrenarse en cines, mientras que otras irían directamente a la plataforma. Como pasó con El Hoyo 2, que desde el principio se sabía que sería un estreno mundial en Netflix. Especulando un poco, Shudder podría adoptar esa estrategia. Pero como aún no están en España, algunas de sus películas llegan a festivales como el nuestro o a Sitges. El hecho de que Shudder no esté disponible aquí facilita que esas películas tengan espacio en festivales.
La selección de las películas
¿Te planteas programar una película que haya pasado por el Zinemaldia? Porque antes ya se hizo eso con alguna película que pasó por allí y luego se programaba aquí. ¿Te lo planteas?
Sí, sí, pero en general lo descarto. Tanto en la Semana de Cine Fantástico como en otros festivales como el de Derechos Humanos, siempre he pensado que tenemos una programación suficientemente ajustada y con cine inédito e interesante como para ocupar un espacio con una película que ya se ha podido ver en San Sebastián. A veces, esas películas tienen más de un pase, y me parece que estaríamos quitándole la oportunidad a otra película que no se ha visto. Hasta ahora, nunca lo he hecho. Hemos tenido varias oportunidades de programar películas que ya pasaron por el Zinemaldia, pero siempre he optado por no hacerlo. Prefiero dar espacio a películas que aún no han sido vistas por el público de Donostia y alrededores, y que este pueda descubrir algo nuevo en nuestro festival. Prefiero no duplicar la oferta.
¿Recibís las películas porque os las presentan, o las buscáis vosotros?
Buscamos activamente las películas. Aunque abrimos una convocatoria, también hacemos una búsqueda activa desde mayo, en festivales como el de Cannes, donde nos reunimos con agentes de ventas. Ya vamos teniendo conversaciones sobre películas de las que hemos oído hablar el año anterior. Gran parte del cine que programamos lo perseguimos nosotros, a través de contactos o agentes. Con los años, las relaciones con los agentes de ventas se han fortalecido. Ellos también se acercan y te ofrecen películas que creen que encajan en nuestro perfil. Saben qué tipo de material va bien para nuestro festival y nos lo presentan, aunque al final somos nosotros quienes decidimos qué programar.
Este año, en particular, muchas de las películas que tenemos ya tienen distribución en España, algo que no siempre ocurría en ediciones anteriores. Antes, la mayoría de las películas no tenían distribución en el país. Pero ahora hay un claro interés comercial en el género, ya sea para cine, televisión o plataformas de streaming. Hay distribuidoras que han comprado media docena de películas de género solo para festivales, y ni siquiera hemos podido programarlas todas porque tenemos un límite de 20 películas. Hemos intentado repartir el juego entre varios distribuidores. Esto es una señal muy positiva de que el género está funcionando bien y que es rentable. El género de terror interesa a las parrillas de televisión, cine y plataformas. Aunque muchas películas no se estrenan en cines comerciales, ahora se consumen de otras formas, y eso también ayuda a que el género siga creciendo.
¿Os habéis planteado alguna vez hacer eventos a lo largo del año o no tenéis medios y dais para lo que dais?
Podríamos hacerlo, sí. De hecho, lo hemos hecho en ocasiones, pero generalmente porque nos lo han propuesto. Por ejemplo, en 2016 organizamos una proyección de la película Crash, con su restauración, en colaboración con los cines Sade. También hicimos el preestreno de Valhalla Rising de Nicolas Winding Refn con Mads Mikkelsen, una propuesta que vino de la distribuidora. Nos pidieron que organizáramos ese preestreno y lo hicimos. A veces surgen estas dinámicas y colaboraciones, y también hemos hablado con algunas distribuidoras para hacer previas. Sin embargo, uno de los factores que nos limita es la dinámica de trabajo, ya que muchas veces los estrenos se hacen de forma muy inmediata y no siempre podemos organizarnos a tiempo. En algunos casos, nos han propuesto hacer más eventos, pero no siempre es fácil de encajar por nuestra parte o por las distribuidoras.
Este año, por ejemplo, apoyaremos especialmente a tres películas vascas que se van a estrenar en cines: Una ballena, Rich Flu, y Daniela Forever. Cuando preestrenamos películas en el festival, lo hacemos con la idea de que ese impulso ayude a su éxito posterior. Organizamos ruedas de prensa, eventos, y tratamos de darles visibilidad para su estreno en salas o plataformas. Si pudiéramos hacer lo mismo en abril o en otras épocas del año, sería genial, pero por nuestras limitaciones y las de las distribuidoras, no siempre es fácil de coordinar.
Presencias en esta edición
¿Se sabe ya quién va a venir?
Sí, tendremos bastantes presencias este año, sobre todo por el cine local que estamos apoyando. Contamos con Álex de la Iglesia, protagonista de nuestro póster, y Stéphane Levallois, el artista de la exposición de Goya-Hellboy en Okendo, con quien haremos una visita guiada. También vendrán Nacho Vigalondo y alguien del equipo de Daniela Forever. Enrique Buleo, el director de Bodegón con fantasmas y uno de los actores también estarán presentes, al igual que Galder Gaztelu-Urrutia, el director de Rich Flu, y uno de los hermanos Onetti, directores argentinos de 1978. También Michael Felker, el director estadounidense de Things Will Be Different.
Contaremos también con Morihito Inoue, el director japonés de Onsen Shark, y el equipo de Pandilla Monstruo. El director de Exorcismo también estará, y tendremos una charla interesante entre él y Ángel Sala, que acaba de reeditar su libro sobre la historia del terror español. Además, Paul Urkijo presentará el libro de arte de Irati durante el festival. En cuanto a Una ballena, vendrá Ingrid García Johnson, junto con el director, Pablo Hernando, para la proyección. Así que va a ser un año con muchas presencias, sobre todo relacionadas con el cine español y vasco que estamos apoyando.
Pero no solo españolas, has dicho que habéis conseguido a un americano y un japonés.
Sí, sí. A veces cuesta más que vengan cineastas internacionales, pero en este caso ha sido por su propio interés. Nosotros tenemos limitaciones presupuestarias, y traer a cineastas de fuera a veces es complicado. En este caso, hemos hecho una colaboración con el festival de Trieste, que también es de ciencia ficción. Hemos compartido gastos para que el director americano pueda asistir a ambos festivales. El argentino, Onetti, también ha hecho un pequeño puzzle para estar en Sitges, venir aquí, y luego ir a otros festivales. Por otro lado, el director japonés viene porque ha oído hablar maravillas de nuestro festival por compañeros suyos que ya han estado aquí. Se paga su propio viaje, y nosotros le ponemos el hotel. Es una dinámica que nos ayuda a traer a cineastas sin que todo el coste recaiga en nosotros.
¿Notáis mucho el aumento de las tarifas de hoteles en Donostia?
Sí, muchísimo. Los alojamientos y los viajes están carísimos ahora mismo. Los trenes, los aviones, todo sube rápidamente. Hemos tenido que renunciar a algunas propuestas porque no compensaba el coste de traer a ciertas personas, por muy interesante que fuera su presencia en el festival. Por desgracia, hemos tenido que ser realistas en esos casos. Es cierto que en nuestro festival no es tan crucial tener caras conocidas. Lo que más importa es la programación y algunas presencias puntuales. Pero sí, el tema de los hoteles y viajes es un gran desafío, y es difícil negociar con eso. No hay mucho margen.
¿Son las distribuidoras o los equipos los que os piden traer a gente? ¿O lo gestionáis vosotros?
San Sebastián en sí misma genera mucha curiosidad, y muchos cineastas extranjeros nos contactan interesados en venir. Les atrae tanto el festival como la ciudad. Desde hace unos años, Donostia se ha vuelto muy conocida, y mucha gente nos pregunta si puede venir si les cubrimos el alojamiento. Nos pasa muy a menudo, y luego decidimos si esa persona es de interés, si vale la pena traerla para una rueda de prensa o una presentación. En algunos casos, la demanda es mayor de lo que podemos asumir, pero hay gente dispuesta a pagarse su viaje solo por estar aquí dos o tres noches. San Sebastián tiene ese atractivo, y aunque quiero pensar que es por el festival, sé que gran parte del encanto es la ciudad. La gente quiere venir a Donostia, ya sea por la comida, las croquetas o la tarta de queso. ¡Quizás deberíamos hacer un póster con una tarta de queso el próximo año!
Las exposiciones
Háblanos de las exposiciones de este año.
Sí, las exposiciones de este año son variadas y tienen varios enfoques interesantes. Por un lado, tenemos las relacionadas con el Animedon, empezando por el homenaje a Akira Toriyama, donde una veintena de autores hacen ilustraciones inspiradas en su obra. Entre estos artistas está Nacho Fernández, autor de Dragonfall, una famosa parodia de Dragon Ball. Nacho también trabajó en la nueva versión de El Supergrupo. Además, Habrá una exposición de manga en euskera de la editorial Kabel ediciones, que se celebrará en Fnac. También organizamos un taller de impresión 3D en Tabakalera este viernes, vinculado al Animedon.
La exposición grande es la de Stéphane Levallois, titulada Goya-Hellboy, que se distribuye entre los centros culturales de Ayete y Okendo. En esta muestra, Levallois une el mundo de Hellboy, creado por Mike Mignola, con las pinturas negras de Goya. Organizaremos una visita guiada con el autor para explorar estas obras originales. Antes de esa visita guiada, en Okendo, tendremos una charla con Heidi Honeycutt, experta en cine de terror dirigido por mujeres. Presentará su libro I Spit on Your Celluloid, que aún no tiene edición en España, pero esperamos que llegue pronto.
Otra exposición más pequeña es la de Josean Olabe, un autor de cómics fantásticos aquí en Donostia, con su obra La rebelión de Santa Clara, que se exhibe en el Itsas Museoa.
En cuanto al centenario de Kafka, que también es un tema clave este año (La metamorfosis inspiró el póster del festival), hemos presentado ya el libro en Sitges, Kafka y el cine fantástico de Jesús Palacios y Johonthan Allen, en colaboración con la editorial Hermenaute. Tendremos dos sesiones dedicadas a Kafka en Tabakalera: una proyección de El castillo de Michael Haneke, y un maratón de cortos inspirados en la obra de Kafka.
Para el público familiar, tendremos la inauguración en la calle, el Tren Chuchú y actividades familiares, como la proyección de la película de Doraemon en euskera el sábado por la mañana.
Finalmente, presentaremos también el libro de arte de Irati y el libro de arte de El Hoyo, ambos en Fnac.