Euskal-dun: persona que tiene el euskera.
“Bizkarsoro es un pueblo que no existe y a su vez, es cualquier pueblo de Euskal Herria”
Con esa simple definición se presentó esta película en el Zinemaldia 2023 dentro de la sección Zinemira. Pareciera una película pequeña, construida a base de 5 historias pequeñas, localizadas en un pueblo pequeño y en una lengua pequeña dentro de lo pequeño; el euskera bajo-navarro occidental (behe nafarroko euskalkia).
Se trata de una película rodada en Baigorri cuyas 5 historias -elaboradas a base de testimonios reales tanto escritos como orales- se convierten en una muestra casi científica de la realidad lingüística de la zona a lo largo del siglo XX. Los diversos protagonistas de la película lidian con su correspondiente contexto histórico que construye por consiguiente un tramado lingüístico particular. Es un ejercicio de memoria histórica sencillo, claro, sin juicios ni conclusiones.
La decisión de crear un pueblo ficticio aporta universalidad. El protagonista es el euskera y los vaivenes histórico-político-culturales que sufre son extrapolables a cualquier lengua minoritaria. Las historias se cuentan de manera cronológica convirtiéndose en un ejercicio de memoria histórica generacional con paradas en 1914, 1921, 1940, 1966 y 1982.
Partiendo de una zona geográfica donde predomina el euskera y hay un cultura musical en euskera muy enraizada, vemos los efectos de la primera guerra mundial, las posteriores políticas centralizadoras francesas y la posterior segunda guerra mundial con todas las consecuencias. El euskera empieza siendo la lengua natural de la zona sufriendo represiones y tensiones en una lucha de fuerzas lingüísticas desiguales. El euskera pasa por todos los estados a lo largo de todo el siglo XX; de tesoro natural a secreto a esconder incluso a evitar, llegando finalmente a un renacimiento y consiguiente revitalización en los años 80 con el nacimiento de las ikastolas. Es una peli que documenta las consecuencias de la imposición lingüística con fuerzas originariamente desequilibradas.
Es un puzzle cronológico cuyo valor radica en que todas las historias están hiladas desde situaciones cotidianas tan reconocibles que convierten todo el trasfondo cultural en algo fácilmente comprensible y accesible. Un tema importante, profundo y enorme contado a través de lo pequeño.
Gracias al tema de la película hay una belleza intrínseca por su propia riqueza lingüística natural al estar elaborada en uno de los euskalkis más ricos de Euskal Herria. Es un placer identificar las palabras sinónimas entre el euskera de Iparralde y Hegoalde. El equilibrio entre el valor del fondo y de la forma convierten a esta película en una perla.
Bizkarsoro me envolvió en el cine en un viaje lingüístico que trasciende la narrativa cinematográfica. La riqueza del euskera de Iparralde, cuidadosamente tejido en los diálogos, nos permitió al público experimentar un placer único: encontrar sinónimos y correspondencias entre las palabras utilizadas en la película y el euskera que usamos en Hegoalde. Mientras que llamamos al bosque “Baso” en Iparralde lo llaman “Oihan”, y mientras nosotros decimos “poliki-poliki” en Iparralde dirán “emeki-emeki”. Así toda la película. Cada escena lleva a apreciar los matices de un idioma compartido, pero siempre rico y diverso, donde las diferencias dialectales claramente enriquecen y siempre lo han hecho. El disfrute no radica solo en la historia sino en esa conexión viva y personal con la propia lengua del espectador, reconociendo en cada palabra una parte del alma cultural de Euskal Herria.
Ver el atlas de los euskalkis en la web de Euskaltzaindia
A los que nacimos en los 80, donde el amor por la transmisión y preservación fue determinante, la película nos ayuda a comprender por qué el euskera nos conectaba más a la generación de nuestros aitonas/amonas que a la de nuestros padres. Por qué oíamos de ellos nanas y villancicos en euskera sin ser la lengua vehicular para el día a día de nuestros propios padres. La película consagra una carta de amor al euskera sin olvidar la explicación histórica que fundamenta su represión, lucha, reparación y preservación. Lo que está claro es que si hay algo que limita al ser humano es la creencia de que en un cerebro el espacio para los idiomas es limitado y que el euskera es una lengua bellísima diversa en sí misma. Ongi etorri.