Festival de Cannes 2017: Más allá de la palma de oro (I)

Como cada año, algunas de las mejores películas del Festival de Cannes no se ven en la Sección Oficial a concurso. Fuera de competición, en Un Certain Regard, la Semana de la crítica o la Quincena de realizadores también hay espacio para algunas películas magnificas. De momento hoy recuperamos tres.

A ciambra

Jonas Carpignano presentó en en la Semana de la crítica de 2015 Mediterranea, su ópera prima. Con su segundo largometraje ha vuelto a Cannes, esta vez a la Quincena de realizadores, y ha vuelto también a los personajes de su primera película, que a su vez protagonizaban su primer corto titulado, también, A ciambra. Está claro que Carpignano está dispuesto a sacar todo el jugo posible a estos personajes y sus historias. Mucho más cercanas y reales que lo que a veces querríamos pensar, a la vuelta de la esquina de nuestro cómodo mundo.

A ciambra se centra en Pio un chaval gitando de 14 años que vive en el poblado chabolista que da nombre a la película. Pio ya no se siente niño y quiere que los demás dejen de verle como tal, por eso pone todo su empeño en participar en los robos y trapicheos que son la fuente de ingresos de la familia. Capignano, con maneras documentalistas y un notable fluir de la cámara, recrea un relato tan contundente como realista. Se nota que director y protagonistas se conocen hace mucho tiempo, porque él sabe donde mirar y ellos se comportan con gran naturalidad mientras ¿interpretan? lo que parece una versión de ellos mismos.

A_Ciambra_1

El tono realista no impide que Carpignano ruede algunas escenas de gran belleza plástica en un juego de luces, colores y sombras fruto de un gran trabajo de planificación e, incluso, recurra a un par de alegorías oníricas que remarcan el origen gitano de la familia, de una época en la que eran libres y sin jefes. También es destacable el uso magnífico de la música que potencia la atmósfera y remarca la multiculturalidad del entorno. En el debe algún momento excesivamente cliché y un final excesivamente subrayado. Nada, en cualquier caso, que impida que A ciambra sea una notable película.

Le vénerable W.

Tras General Idi Amin Dada (1974) y El abogado del terror (2007), Barbet Schroeder completa su particular Trilogía del mal con este documental sobre Wirathu un monje budista birmano que, en realidad y como los protagonistas de los dos documentales mencionados, es un monstruo fanático y xenófobo.

Los rohingya, la minoría musulmana de Birmania, son apenas el 5% de la población; pero Wirathu mantiene un discurso islamófobo desde los años 90 con el fin de deshumanizarlos y sembrar así el camino para una limpieza étnica. Hoy en día en Birmania se siguen cometiendo abusos y masacres sobre la población musulmana de Birmania alentados por Wirathu y sus secuaces.

Con un estilo muy periodístico, Schroeder entrevista al infame monje así como a otros monjes que no están de acuerdo con el mensaje xenófobo de Wirathu. También hay testimonios de periodistas como Matthew Smith y Carlos Sardiña Galache, que llevan tiempo intentando llamar la atención sobre la limpieza étnica que se está produciendo en Birmania.

Wirathu Le Venerable W

En el comienzo del documental Schroeder subraya el ridículo del discurso y los métodos populistas de Wirathu, subrayando además el profundo contrasentido de que alguien que se considera budista pueda alimentar esos pensamientos. Wirathu parece un payaso, y provoca risas cuando él mismo se muestra como un seguidor de Donald Trump (algo que ya nos había hecho pensar). Es entonces cuando en pantalla aparecen las consecuencias: muertes a palos, gente ardiendo mientras otros miran como mueren, barrios enteros destruidos… odio, muerte y destrucción. Entonces la comparación con Trump ya no es tan graciosa y te das cuenta que no hay nada mejor para alimentar a un fanático que un payaso populista.

Promised Land (The King)

Eugene Jarecki ha rodado un curioso documental en forma de road trip musical siguiendo los pasos de Elvis Presley para explicar su visión del ascenso y caída de Estados Unidos, del sueño americano. Su tesis es que la vida de Elvis es la metáfora perfecta para contar esto. En concreto, lo representa con el Rolls Royce que el rey del rock se compró en 1963, un símbolo perfecto para demostrar la parte del sueño en que cualquiera puede legar a cumplir sus sueños sin importar el origen, pero también la pesadilla de la desigualdad que supone que un pequeño porcentaje de la población son los que lo tienen prácticamente todo. Ese es el contraste que quiere remarcar, y remarca estupendamente, Jarecki en su documental. Los contrastes de un país que es capaz de elegir a Obama y acto seguido a Trump.

En un recorrido que pasa por 21 estados y cruza el charco hasta Alemania, siempre a bordo del Rolls Royce, iremos conociendo los claroscuros y contradicciones de la vida de Elvis y de la historia americana. Como Elvis pasa de ser un símbolo contra lo establecido a ser parte del sistema, como Estados Unidos pasó de ser una tierra de oportunidades a ser un lugar en el que es difícil prosperar. Un documental de plena actualidad que con su curiosa y muy acertada metáfora nos muestra de manera clara algunas facetas de los Estados Unidos que explican el porqué de muchos hechos actuales. Desde la tensión racial, a la diferencia entre lo rural y lo urbano pasando por la desconexión entre unos estratos y otros.

promised land

Por si el tema y el desarrollo no fueran lo suficientemente interesantes, el documental está salpicado de actuaciones musicales exquisitas (la pena es que algunas sean deamasiado breves) y aportaciones de famosos (Alec Baldwin, Ethan Hawke, Ashton Kutcher, Mike Myers, David Simon…). Una auténtica joya.