Reseña de Historia de una pasión
Con más de treinta años de carrera como director (aunque no excesivamente prolíficos), una retrospectiva en el Festival de Cine de San Sebastián en 2008, al que ha vuelto en dos ocasiones para luchar por la Concha de Oro (Deep blue sea en 2011 y Sunset Song en 2014) y una tercera a la sección Zabaltegi-Tabakalera (con Historia de una pasión, la película que nos ocupa), casi todo el mundo puede tener ya una opinión formada sobre el cine de Terence Davies. Un director con un estilo muy personal y muy identificable, no apto para todos los paladares.
Una de las características del cine de Terence Davies es que sus películas suelen estar protagonizadas por personas, normalmente mujeres, que se sienten atrapadas, prisioneras de las normas sociales, de su familia, de sus propios impulsos. Historia de una pasión no es una excepción. En este caso la protagonista es Emily Dickinson (Cynthia Nixon), la célebre poetisa americana de mediados del S.XIX. Alejándose del biopic convencional, Davies explora las consecuencias que la firmeza en su independencia y sus convicciones provocaron en la vida de la poetisa. En un hábil juego el director incluye poemas de Dickinson que, contextualizados, adquieren un significado aún más intenso.
Un Davies más divertido…
Historia de una pasión tiene más humor que lo que acostumbra el cine del director británico. Hay diálogos muy mordaces y corrosivos en los que se critica el puritanismo o las férreas convenciones sociales. La irreverente Vryling Buffam (Catherine Bailey), la mejor amiga de la poetisa, también supone un punto refrescante y divertido dentro del cine de Davies.
En lo que no ha cambiado Terence Davies es en el uso de sus suaves y pausados movimientos de cámara. Quizá esta vez menos presentes, pero igual de característicos y reconocibles que siempre. Movimientos de cámara nada casuales y de gran capacidad narrativa. También se repite el exquisito cuidado por la composición de la imagen, alcanzando una belleza casi pictórica. Elementos que Davies usa, junto con las elipsis, para jugar con el tiempo de la película. Para, acelera, vuelve a parar… y en cada una de esas decisiones va implícito un mensaje.
…pero tan encorsetado como siempre
El cine de Terence Davies puede provocar la sensación de estar demasiado encorsetado, demasiado medido y calculado. El trabajo actoral, tan poco natural, tan teatral desde el maquillaje a la dicción, refuerza esa sensación. Como el alma de la auténtica Emily Dickinson estaba atrapada entre las normas sociales y sus férreos principios, su historia aparece en esta ocasión atrapada entre un montón de normas estilísticas impuestas por Terence Davies.
Empezaba esta reseña diciendo que todo el mundo podía tener ya una opinión formada sobre el cine de Terence Davies. Yo la tenía y esta película no me ha hecho cambiarla. Historia de una pasión es una película con reflexiones brillantes sobre la frontera entre la integridad y la intolerancia, sobre el miedo a morir, sobre el arte como válvula de escape. Es una película con recursos cinematográficos usados de una manera muy inteligente. Es una película repleta de momentos visuales hermosos. También es una película excesivamente cerebral y calculada que levanta un muro entre las emociones y yo impidiéndome entrar en la historia. No me emociono, no siento la pasión que se supone veo reflejada en la pantalla. Historia de una pasión es una película que los fans de Davies disfrutarán casi seguro. Los que no lo somos es probable que sigamos sin serlo, aunque tenga suficientes aciertos como para que verla merezca la pena.