7

Terence Davies es un viejo conocido del Zinemaldia. Ya estuvo en sección oficial con Deep Blue Sea, otra película de época amor y guerra; y con Sunset Song. Historia de una pasión, su anterior película, estuvo en Zabaltegi, y tenía en común con esta que giraba sobre la vida de una poetisa. Emily Dickinson en ese caso, Siegfried Sassoon en este, bien interpretado por Jack Lowden. Incluso hubo una retrospectiva con toda su filmografía. Está claro que es un cineasta del gusto del festival. Y en esta ocasión, con Benediction, vuelve a mostrar su estilo habitual.

Una estructura teatral con largas escenas independientes (o si se quiere, secuencias construidas con una única escena) que va encadenando suavemente con un fundido o con algún elemento de transición y en la que los diálogos impecables tienen un protagonismo especial. Una ambientación cuidada, pero que, al mismo tiempo bosqueja con unos pocos elementos y deja en el tejado del espectador el resto. Por ejemplo, salen unos pocos extras de un local antes que los personajes y ya no vuelve a preocuparse de incluir más porque ya confía en haber creado un contexto para el espectador, como ocurre con la ambientación teatral. A veces se permite algunos artificios digitales de ánimo deslumbrante que no terminan de encajar del todo bien con la sobria elegancia del resto, pero son pocos. Por ejemplo, el traveling circular que convierte en anciano al personaje en la iglesia.

Otro de los rasgos habituales de su cine es su delicada sensibilidad, y esta no es una excepción. La película abre varios temas. Quizá el más prominente es el de los efectos que tiene la Gran Guerra en el protagonista, y su lucha antibelicista con los problemas que le conlleva. Su decepción con la gestión política de la guerra con pérdidas de vidas innecesarias y, sobre todo, perder a sus amigos en el campo de batalla, le marcan para siempre. Después la película sigue otro camino y resulta interesante como paralelismo de lo que hizo la sociedad también, seguir otro camino. Llegaron los felices años veinte y nadie quería recordar los horrores de la guerra. Solo había lugar a la diversión y al desenfreno. Algo muy vigente porque aparentemente podría estar repitiéndose ahora, no olvidemos que otro de los horrores a olvidar en aquel momento fue la gran pandemia de la gripe española. Así que la película cambia de tercio y empieza a mostrarnos fiestas, diversión y música ligera. Por supuesto, eso no cura del todo las heridas, sino que las mantiene en un segundo plano, latentes.

Este entorno de diversión nos lleva a la otra gran herida del protagonista. Después de una serie de apasionadas aventuras románticas, todas ellas homosexuales, el protagonista termina en un matrimonio tradicional, con una mujer. En definitiva, un tema ideal para Davies: renunciar a la pasión. Construye esta cuestión sin aspavientos ni explicaciones excesivas. Muchas veces basta una mala cara o una mirada compasiva. Nos muestra así a un Siegfried maduro con profundas heridas que le atormentan. En realidad, va alternando esta vida anciana con la historia de su juventud, de una manera poco rígida, en función de lo que le resulta más interesante en cada momento, sin ánimo de pecar de un documentalismo biográfico excesivo. Más que explicar la vida de este poeta, la película nos habla de un momento histórico de transición y de una sociedad que puede impedirte vivir según tus ideales y a tu pasión, si no está aceptado.

Benediction

Media Flipesci:
7
Título original:
Director:
Terence Davies
Actores:
Peter Capaldi, Geraldine James, Kate Phillips, Jeremy Irvine, Gemma Jones, Ben Daniels, Anton Lesser
Fecha de estreno:
08/07/2022