Crónicas desde el Festival de Cine de San Sebastián

Cuántas buenas ideas, interesantes puntos de partida, temáticas interesantes, nos estamos encontrando en esta edición del Zinemaldia. Sin embargo muchas de ellas funcionan mejor sobre el papel que llevadas a la gran pantalla. Esa es mi sensación hoy con Enquête sur un scandale d’etat de Thierri Peretti y La hija de Manuel Martín Cuenca.

Enquête sur un scandale d’etat (Undercover)

La última película del francés Thierry Peretti es una adaptación libre de El infiltrado, el libro que escribieron Hubert Avoine y Emmanuel Fansten. En realidad la película va un poco más allá y gira en torno a la investigación que dio lugar al libro y que da título a la película (Investigación sobre un escándalo de estado). Renunciando a posicionarse claramente en el debate que inicia y abriendo un terreno de grises interesante.

Una vez más en esta edición del Zinemaldia nos encontramos con premisas muy potentes que no son plenamente explotadas desde la dirección. En este caso tampoco desde el guion. El tema principal tiene fuerza, conocer las cloacas del estado siempre resulta inquietante. Los temas adyacentes, el proceso periodístico, las presiones, el corperativismo, el ego de los protagonistas -periodistas, arrepentidos y jefes de la policía- y las diferentes motivaciones, también resultan interesantes. Los debates que plantea también pueden serlo y los personajes están presentados sin dogmatismos, mostrando contradicciones varias. Sin embargo la manera de presentar los hechos por momentos resulta confusa y farragosa, con un estilo demasiado frío que contrasta con la relación de amistad que se supone se empieza a fraguar entre periodista y arrepentido, lastra el potencial de la película.

Una de las cosas más interesantes es que, en una visita a España, un juez habla con total naturalidad, como un hecho probado, de Felipe González como responsable del terrorismo de estado de los GAL. En Francia parecen tenerlo más claro que aquí. O no tienen miedo en decirlo.

La hija

Si en Enquête sur un scandale d’etat he mencionado que el estilo era demasiado frío, para hablar de La hija, la última película de Manuel Martín Cuenca, presentada fuera de concurso, debería utilizar la palabra gélido. En realidad, las dos palabras que he utilizado para la reseña han sido pulcritud aséptica. Una película tan cerebral que telegrafía su siguiente movimiento, tan limpia que elimina cualquier atisbo de la turbidez del punto de partida.

La hija: Pulcritud aséptica

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