Crónicas personales de Carlos Elorza desde el Zinemaldia

A veces en la programación de los festivales de cine ocurren casualidades. El orden de las proyecciones y la planificación particular de cada uno acaban relacionando películas que en principio tienen poco que ver entre sí. Y es lo que ocurre con las tres reseñadas en esta crónica. Por motivos no previstos, pero tampoco sorprendentes conociendo el programa y el sistema de retirada de entradas del Zinemaldi, terminé viendo seguidas tres películas de distintas nacionalidades, distintas secciones y distintos planteamientos pero que tienen una cosa en común: un accidente de tráfico motivado por un despiste del conductor es el detonante del conflicto. La Dirección General de Tráfico no lo habría hecho mejor.

Are You Lonesome Tonight

Pasó prácticamente desapercibida en su estreno mundial en el último Festival de Cannes y al público donostiarra que ha votado para su premio dentro de la sección Perlak tampoco parece haberle gustado demasiado, pero Are You Lonesome Tonight es un ejemplo muy sólido del neo-noir chino. Un juego de tiempos y puntos de vista en el que se mezclan el presente, el pasado y los recuerdos de forma sugerente y elegante en el que un accidente de tráfico es el detonante de una relación entre el conductor de un vehículo y la viuda del atropellado.

Su director, el debutante Wen Shipei, sorprende con su dominio de la puesta en escena, la utilización del color, de la luz, del montaje. De su mano las imágenes se fusionan y se entremezclan de forma fluida. Con unas secuencias nocturnas en las que la pantalla se llena de luminosos verdes y rojos. Con unas secuencias diurnas llenas de luz, calor y humedad. Y con unas interpretaciones contenidas y sutiles de su pareja protagonista y una excelente banda sonora que contribuye a crear la atmósfera especial de la película. Are You Lonesome Tonight es un placer para la vista y para el oído, a pesar de que abandone la sensible y emotiva historia de la relación entre el conductor y la viuda por una historia criminal bastante convencional que sorprende más por la forma en la que la cuenta Wen Shipei que por su trama propiamente dicha.

El empleado y el patrón

De la mano del uruguayo Manolo Nieto y protagonizada por el argentino Nahuel Pérez Biscayart que saltó a la fama internacional por su papel protagonista en 120 pulsaciones por minuto, esta coproducción argentino-brasileña-uruguaya se estrenó en la Quincena de Realizadores del último Festival de Cannes y se ha presentado en Donosti dentro de la sección Horizontes Latinos.

Creo que Fernando León de Aranoa y Javier Bardem estarían de acuerdo en que aunque el suyo lo lleve en el título de la película, el buen patrón de verdad de este Zinemaldi es el que interpreta Nahuel Pérez Biscayart en este film.

El Empleado y el patrón explora la relación que se crea entre Rodrigo, un joven propietario y administrador de una estancia en la que cultivan soja y crían caballos, y Carlos, un joven empleado de la misma. Ambos acaban de ser padres y entre ambos se establecerá una relación de compañerismo y respeto mutuo sin perder nunca la perspectiva de la posición de cada uno. Con sensibilidad y con una mirada humana. Curiosamente, esta vez son sus respectivas esposas las que no acabarán de congeniar. En El Empleado y el patrón no hay lugar para la sororidad y sí para las diferencias de clases. De manera calmada y sin estridencias irá surgiendo una camaradería entre el empleado y el patrón que se pondrá a prueba cuando, como decía en el encabezado de este artículo, un accidente sea el causante de un hecho trágico. Como si de la DGT se tratara, Manolo Nieto nos viene a decir que los despistes cuestan vidas.

Carajita

El tándem formado por la argentina Silvina Schnicer y el catalán Ulises Porra vuelven a competir por el premio de NNDD como ya hicieron con Tigre, su ópera prima, en 2017 con la coproducción entre República Dominicana y Argentina, Carajita, presentada en estreno mundial. Y su película parece la analogía de El empleado y el patrón entre mujeres y con la acción trasladada al país caribeño.

Carajita se centra en la relación entre Sara, una joven de una familia de la alta sociedad dominicana, y Yarisa, su niñera, su nana, que ejerce más de figura materna que la propia madre biológica. Cuando nuevamente un accidente de tráfico, el tercero de esta crónica, volverá a tensionar ese vínculo y romper el delicado equilibrio entre las clases sociales y las relaciones de ambas familias.

Combinando actores profesionales y no profesionales y apoyándose en un lirismo evocador y una puesta en escena atenta a los detalles y a los planos cortos Schnicer y Porra logran transmitir la intimidad y la complicidad entre ambas protagonistas. En algunos momentos, Carajita se vuelve surrealista, deja asomar el realismo mágico, pero lástima que en otros, como en la que debería ser una de las secuencias clave de la película, opte por la línea gruesa y la estridencia lo que provoca el desequilibrio de la película.