Crónica del concierto de Lee Fields & The Expressions en el Kursaal de San Sebastián

En una de sus canciones Lee Fields dice «Todavía lo tengo», pues bien, si, tiene toda la razón. Todavía lo tiene. Todavía tiene ese talento que hace que convierte su voz en un torrente de emociones que comunica directamente con los corazones del público. Todavía tiene esa presencia en el escenario, de un grande del soul, de la vieja escuela a la que él pertenece, que combina sentido del espectáculo con respeto por el público. Todavía tiene ese don que separa a los cantantes de los artistas.

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Pero también canta Lee Fields eso de «no se puede ganar siempre». También tiene razón, evidentemente, pero en lo que a su carrera respecta, y en contra de lo que pueda parecer, lo suyo ha sido una victoria. Lee Fields, que hoy tiene 65 años, grabó su primera canción allá por 1969. Nunca alcanzaría las cotas de popularidad de otros coetáneos, pero en el circuito de DJs de soul y funk algunas de sus grabaciones se convirtieron en joyas de coleccionista. De ahí a su renacer al final de los años 90, empujado por ese aura de leyenda semidesconocida, sólo hubo un paso. Desde entonces Lee Fields ha grabado un puñado de joyas del soul y su carrera no tiene pinta de acabarse. Una victoria, quizá no arrolladora, pero una victoria a base de resistencia y talento.

Un esquema clásico

Comenzó la velada con el esquema clásico de las noches de soul. The Expressions, la banda de Fields formada por bajo, guitarra,batería y saxo y trompeta, todos blancos, todos jóvenes, abrió con una pieza instrumental justo antes de anunciar y dar paso a la estrella. Lee Fields entró preguntando si teníamos ganas de soul justo antes de comenzar con las citadas Just Can’t Win y I Stil Got It y continuar con Talk to somebody y Standing by yourside. Practicamente todas de su último disco, el no suficientemente bien valorado por todos Emma Jean. Un artista que tiene más de 40 años de carrera demostrando que no vive del pasado.

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Enseguida llegó uno de los momentos de la noche. Aquel en el que Lee Fields interpretó Don’t leave me this way. Uno de esos momentos que hacen grande a la música y a los conciertos. Con la frente perlada de sudor las notas desgarradas salían como un lamento, una gloriosa súplica, de la garganta del cantante de Carolina del Norte. Sólo los grandes pueden cantar así, provocando que el público, mucho menos del que se merecía el concierto, asistiese tan respetuoso como emocionado ante una canción que hace comprender porque la música soul se llama soul. Lee Fields puso toda su alma en ella.

Tras ese glorioso momento el concierto decayó un poco en el siguiente tema. Con Lee Fields y los Expressions cayendo en la parte más verbenera de los conciertos y abusando un poco del recurso de hacer corear al público o de los diálogos entre músicos. O quizá es que todavía no nos habíamos recuperado la impresión de la canción anterior y todo nos sabía a poco.

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Tuvimos la suerte de conocer dos temas de su próximo disco, Special Night, que no sonaron nada mal: Make This World Better, con un toque sucio en la guitarra que le sentaba estupendamente, y Never Be Another You. Los Expressions sonaban engrasados y contundentes, aunque da la sensación de que a veces podrían volar más alto si se soltasen un poco.

Así debería sonar siempre el soul

Con Money is The King llegó la hora de que Fields demostrase porque le apodaban el pequeño JB (James Brown). Desatado, bailando y aullando al micrófono, demostró que todavía le queda cuerda para rato y que el que tuvo retuvo. A estas alturas de concierto, con el público totalmente metido en el bolsillo, Fields atacó Faithful Man. Otro de los momentos gloriosos de la noche. Una interpretación para recordar durante mucho tiempo. Una canción que sonó llena de pasión y sentimiento, con todo el aroma del viejo sur y décadas de tradición musical condensadas en una desgarrada petición de perdón que suena tan arrepentida como urgente. Así debería sonar siempre el soul.

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Después de semejante hito abandonaron el escenario para reaparecer, primero los Expressions con una pieza instrumental y más tarde Lee Fields, ataviado con un chaleco púrpura, para interpretar una alargada Honey Dove. Ese fue el final de un concierto dominado por los medios tiempos con garra. Un concierto que se hizo corto (apenas hora y diez minutos) pero que nos ofreció algunos de los mejores momentos musicales que escucharemos sobre un escenario en mucho tiempo.


Más fotos del concierto aquí.

Fecha: 9 de octubre de 2016 – Lugar: Kursaal (Espacio K) – Promotor: Kursaal Eszena – Asistencia: