8.5

Reseña de Felices sueños de Marco Bellocchio

La nueva película de Marco Bellocchio, que abrió la Quincena de Realizadores en Cannes, es el claro ejemplo de la solvencia que una vida trabajando la obra da al artista. Bellocchio apuesta esta vez por mostrar el dolor ineludible de la pérdida temprana de una madre, problemática más o menos recurrente en el séptimo arte, pero lo hace prescindiendo de toda narrativa clásica y consiguiendo una construcción casi onírica.

El protagonista de la película, Massimo, es un niño feliz que a los 9 años pierde a su madre sin que se le ofrezca explicación alguna sobre tal brutal hito. Un padre ausente e incapaz de mantener unas relaciones paterno filiales y el hermetismo feroz al que lo someten con ocasión del fallecimiento de su madre marcan el aislamiento que va a padecer gran parte de su vida.

Felices Sueños Marco Bellocchio

A falta de referentes adultos en su infancia, el Massimo niño intenta crecer mediante los estímulos que percibe en su entorno (un cuadro en pared, una película de la televisión, una actividad que ve desde su ventana), aprendiendo de manera sobrevenida lo que está bien y lo que está mal, experimentando lo que hace daño y lo que no para poder llegar a distinguirlo.

El entorno de Massimo optó por privarle de información en el momento más propenso a empaparse de ella, y eso desembocó en una incapacidad por parte de Massimo para comunicarse con su entorno, para expresar y sentir sentimientos. Ya de adulto, explora este campo buscando la acción más directa para intentar saber cómo enfrentarse a ella. Y no es hasta que un superior jerárquico le obliga a hacer un ejercicio público de poner en palabras sus sentimientos y su dolor más profundo cuando logra por primera vez exteriorizarlo.

Este aislamiento al que condenan a Massimo desde pequeño tiene una plasmación estética clara. La escena de la muerte de la madre con el ataúd y las flores resulta absolutamente reveladora. Los colores apagados y los rostros pálidos son una pura escenificación de la muerte y el principio del aislamiento de Massimo. La composición del plano, los colores y el hedor que inspira recuerdan a las pinturas murales de Iglesia. Salvo las flores que adornan el féretro, que son del mismo color que las flores que tenía su madre en casa. Massimo sólo quería saber qué había pasado a su madre, sólo podía pensar en ella, y las flores  y su color lila eran su único eslabón.

Felices Sueños Marco Bellocchio baile

Pero esa estética oscura y casi deprimente, con unos puntos de luz cuasi pictóricos magistralmente configurados, se va diluyendo y adquiriendo más luminosidad y colorido, evolucionando hasta la escena donde, ayudado, Massimo realmente empieza a entender lo que es disfrutar de vivir. Pero no llega a este punto sólo. Poco a poco y de manera sobrevenida, Massimo va aprendiendo a sentir, a vivir, a comunicarse; pero no es hasta que aparece un nuevo referente personal en su vida cuando llega realmente a conseguirlo.

Con Felices sueños Bellocchio consigue trasmitirnos finalmente la importancia de saber mantener esa magia de la infancia durante el resto de nuestra vida, de aprender a vivir a pesar de que vayamos dejándola atrás pero sin dejar de pensar en ella. Me sumo, de lleno, a este canto a la vida de Bellocchio.

 

Felices sueños

Media Flipesci:
7.8
Título original:
Fai bei sogni
Director:
Marco Bellocchio
Actores:
Bérénice Bejo, Valerio Mastandrea, Fabrizio Gifuni, Guido Caprino, Barbara Ronchi
Fecha de estreno:
10/02/2017