Hablamos con Jon Garaño y Aitor Arregi, directores de Handia. Están con los nervios del estreno. Su película va en sección oficial en el Zinemaldia y tienen como precedente el éxito de Loreak. Aquella película la dirigía Garaño con Jose Mari Goenaga, los tres son guionistas de esta y de aquella. Hablamos de eso, de su compleja concepción de la autoría de grupo. Hablamos de su manera de trabajar: “alguien pone el proyecto encima de la mesa y entonces pasa a liderarlo”. Esta vez fue Garaño, que llevaba ya tiempo intentando convencerles de que esta historia merecía ser contada. Su interés por el gigante de Altzo se remonta a cuando, de pequeño, le llevaron al museo San Telmo y vio los objetos que estaban allí expuestos. Tardó en convencer al resto. Después, un proyecto de Andoni de Carlos para hacer una película infantil sobre el tema llegó a ellos y se reconvirtió a la idea de Garaño de hacer una película adulta sobre el gigante. De Carlos hizo un primer tratamiento del guión y después lo escribieron entre los cuatro.
Arregi nos explica que el proceso de dirigir entre dos personas es más lento, pero al mismo tiempo, los pasos que se dan son más seguros. Explica que a veces tienes un criterio muy claro, “esto no es así” y te convencen de lo contrario. Incluso se han dado casos en los que uno defiende una cosa, el otro la contraria, ruedan ambas y después los dos defienden el resultado que al principio defendía el otro. “Estás más protegido” asegura Garaño. Respecto a Goenaga, que aquí no es director, explican que ha estado muy presente. “Era el productor, el director de la segunda unidad, figurante…”.
Sobre las diferencias entre unos y otros directores, no creen que sean tan visibles. Garaño, que es el que está como director en ambas películas, dice que el estilo más característico de Arregi, el de sus cortos, no es precisamente el que marca Handia. Así que el cambio de estilo entre una y otra película se puede deber más a las necesidades del material que a la rotación de directores. “Igual tú has cambiado como director” le propone Arregi. En sus inicios, la filosofía siempre fue que uno dirigía y los otros ayudaban en el resto de tareas. Después empezaron a dirigir de dos en dos. “No me apetece dirigir de otra forma”, asegura Garaño. Dice que así se reparte la presión. Es importante para llegar a esa autoría de grupo que ya se conocen y llevan tiempo trabajando juntos. Ven las mismas cosas. Sienten que hay vasos comunicantes entre ellos. En todo caso, Garaño no sabe si les debe preocupar el concepto de autoría, se trata de hacer el trabajo lo mejor posible. En eso están ambos de acuerdo. De todos sus trabajos de grupo, Arregi afirma que Handia es la que más se ha debatido. Han cedido todos.
El género
Handia es una película difícil de definir. Un proyecto curioso. Admiten que “es bueno meterte en terrenos que no conoces”. Garaño tiene una etiqueta preparada que sin duda define sin peligro la película: drama histórico. La película es “oficialmente un drama” y está ambientada en un contexto histórico bien determinado. Sin embargo hay muchos géneros en Handia. Aventuras, bélico, incluso nombra “road movie”. “La película trata sobre el cambio, la mutación… así que el género también debe cambiar” piensa Arregi. Donde nos detenemos más en otro género, el western. Arregi explica que hay muchos de sus elementos. El scope pero con una historia pequeña. La importancia del contexto que lo convierte en un fresco (en Londres, camino a Madrid). Las cuestiones de los mitos contra la ciencia. La parte de la película que se desarrolla con un carromato sobre la nieve. “En el decorado y el utillaje hay una intención”. Los personajes solos ante su situación. Nombran a Jeremiah Johnson. Siempre que ponen un ejemplo de influencia -que es muchas veces porque son unos apasionados del cine- se apresuran a asumir con humildad que hay una gran distancia con sus admiradas obras. También dicen que es muy de western que dos personajes no encuentren su sitio. Incluso confiesan que hay alguna escena que está formalmente rodada como un duelo entre dos -aunque no sea lo que sucede realmente.
Se nota que disfrutan hablando de cine y que saben de lo que hablan. Sus influencias no son copias sin vida, desentrañan la esencia de los géneros para aplicarla en su película. Hablan de influencias sin complejos. Los dos mencionan a David Lean y en cómo lo han redescubierto después de rodar la película, pues admiran su capacidad de rodar superproducciones pero con componente psicológico. Algo que ellos también han buscado, a cierta distancia en cuanto a lo de superproducción pero sí una producción con cierta épica. Cuando les digo que en la película he detectado algunos elementos del cine de Nolan, principalmente de El truco final, aunque no lo tenían en mente, en seguida encuentran ellos mismos los paralelismos. Se ve que no tienen problema en asumir sus influencias porque hacen su propio cine, absorbiendo pero reconduciendo. Cuando entrevisté a Garaño y Goenaga antes del estreno de Loreak también tenían un montón de cine en la cabeza, y muchas veces, de un género inesperado. Para Handia confiesan que incluso hay elementos formales de terror.
El euskera
Como sus anteriores trabajos, Handia también está rodada principalmente en euskera. Aunque nos explican con cierto orgullo que se escuchan hasta 6 idiomas. Euskera, español, inglés, francés y alguna frase en portugués y árabe. La diferencia con esta película es que tenían que ambientar el mundo rural de la Euskadi del XIX. “Hemos preferido lo natural a lo realista” explica Garaño. Han buscado “un euskera no muy cerrado, como para que la gente lo entienda”. Algo cercano al gipuzkera. “Como Arregi es de Oñati ayudaba a hacer cambios”. Cuando hay personajes de otras zonas se ha cuidado mucho que tengan otra forma de hablar. Hablamos de cómo será la versión doblada al castellano. Se doblará lo que está en euskera (el resto de idiomas distintos del español tienen menos presencia por lo que se dejarán como están). El problema de esto es que los idiomas tienen una función importante en la película pues muchas veces hay problemas de entendimiento. Ponene como ejemplo Malditos Bastardos, nuevamente con un sonrojo de humildad. El doblaje hace que se pierdan algunas cosas. Ellos lo han supervisado y han tomado algunas decisiones atrevidas para evitar que se pervierta la personalidad de los personajes. “Pueden desconcertar en momentos concretos pero después creemos que el público lo aceptará mejor” explica Arregi. La película se estrenará en España con versión original y doblada. En Euskadi seguramente solo habrá copias en versión original.
Taquilla
A cuenta del idioma, hablamos de las posibilidades económicas de una película en euskera. “Seguramente hemos tenido la mayor financiación que podemos conseguir rodando en euskera. El doble o el triple que con Loreak”. Hay un mercado menor en euskera pero creen que fuera de España las dificultades son las mismas que en una película en español. “Si fuera una película taquillera sería más problema pero al ser no tan convencional no le afecta tanto”. Utilizan el “no tan convencional” porque quieren situarla en un punto medio entre comercial y cine de autor. Todo son buenas palabras para el equipo técnico que se amoldó al presupuesto que había. “Fue un financiador más”. A la pregunta de qué habrían cambiado con más dinero, responden que más extras, más escenarios reales, hacer otras cosas con los efectos digitales, batallas más potentes… pero que de todas formas están muy satisfechos con el resultado en ese sentido.
Sobre las dificultades técnicas hablamos de la complejidad de tener un gigante como protagonista. Podéis escucharlo en el siguiente vídeo: