Crónica del concierto de Julia holter y Tashi Wada en el Teatro Principal
Un concierto en principio programado para el Teatro Victoria Eugenia, un lugar adecuado para el prestigio y las buenas críticas de Julia Holter pero, por lo visto, demasiado grande para su tirón en San Sebastián. Alrededor de 150 personas supieron del concierto y quisieron ir. Lástima, porque la propuesta mereció mucho la pena a pesar de su brevedad.
Una hora escasa en la que la artista californiana apareció en el escenario junto a Tashi Whada. Ella al piano de cola, él con un sintetizador, algo apartado en el escenario, como sin querer molestar. Una actitud que se transmitió a su aportación musica. Nunca tuvo intención de ser protagonista, sólo de reforzar con su propuesta etérea y a menudo minimalista la atmósfera que proponía Julia Holter.
Porque fue una propuesta de atmósfera, un concierto en el que la música fluía como un río de sensaciones que arrastraba a los asistentes. Julia Holter sepresentó sin preocuparse por incluir muchos temas inéditos y por presentar versiones radicalmente distintas a las grabadas en sus discos debido a la imposibilidad de reproducirlas en el formato del concierto. Hay que tener mucha seguridad para afrontar un concierto así. Y mucho talento para que salga bien.
Decía en el párrafo anterior que la música fluía como un río y es que, aunque hubo cortes entre canciones que fueron aprovechados por la artista para agradecer la asistencia del público o dedicar una canción al mar de San Sebastián, los temas podrían haber enlazado unos con otros sin paradas perfectamente. Hubo sensación de unidad con su música, aunque sin caer en la linealidad, en un viaje emocional que tuvo momentos oscuros, como lamentos urgentes, y poco a poco fue creciendo mientras adquiría un tono más luminoso llegando a parecer incluso juguetón en Sea Calls me home y Betsy in the roof. Esta última interpretada en solitario y con la que cerró el concierto a pesar de que el respetable aguantó varios minutos aplaudiendo y demandando un bis que nunca llegó. Está claro que Julia Holter no tienen intención de convertirse en una artista complaciente. Ni falta que le hace.
Fotos de Irene Mariscal