O de cómo le confieso a C. Tangana que disfruté de su concierto

Joder, que yo crecí musicalmente con el indie, tío. Que lo que molaba era manejar referencias de los Smiths, My Bloody Valentine o Neil Young. Que nos reíamos de la pachanga, lo que sonaba en los 40 y de los grupos que se volvían comerciales. Tampoco es que yo haya sido uno de esos indies talibanes que sólo escuchan un tipo de música y no se acercan a nada que sea popular; pero a ver, dentro de unos límites. En serio, dentro de unos límites entre los que no está Elvis Crespo. Así que ¿me puedes explicar qué hacía yo, con mis 45 tacos, cantando Suavemente a todo pulmón sin estar borracho en una boda?

Que no quiero que te siente mal, aunque sé que lo que yo pueda pensar en realidad te la suda, pero a mí tu música no me interesa demasiado. ¿Música urbana, ritmos latinos y folclore? lo primero que pienso es “pa’ esta mierda ya no tengo tiempo”. Mis eclécticos gustos van por otro lado y cuando quiero descubrir cosas nuevas busco en otros lugares. Ojo, que no hablo sin saber, he escuchado tus canciones y el mismo día que salió El Madrileño lo puse enterito por pura curiosidad (y es que tienes razón, cabronazo, sin cantar ni afinar pero te escucha toda España). Vale, sí, también por una cierta actitud altiva de “voy a criticar con conocimiento de causa”. Pero es que antes de eso Bien 🙁 ya había sonado mucho en casa porque mi mujer es muy fan. Igual piensas que soy un snob condescendiente, pero aunque no me interese lo que haces si que soy capaz de apreciar cosas que me gustan. La producción en general, algunas canciones en concreto, facilidad para los estribillos y los versos pegadizos, la manera de llevar a tu terreno cosas tan populares como Rosario o Alejandro Sanz… como muchos otros me tuve que rendir ante el talento del Tiny Desk; pero a pesar de todo eso, yo prefiero otras cosas. Es como si alguien cocina un pastel de espinacas y pienso en lo bien que bien le ha quedado la base, lo rica que está la guarnición y que la textura es perfecta… pero si sigue sabiendo a espinacas y a mi no me gustan las espinacas escogeré otro plato del menú. Y tú no me lo pones fácil. ¿Una bachata con una letra tan cursi como la de Yo era ateo? Joder, es que eso es jugar muy duro.

Entonces ¿qué coño hacía en tu concierto? Pues probar. De hecho la idea de ir surgió de mí en cuanto anunciaron que inaugurarías la gira en Bilbao. A esas alturas ya te había leído y escuchado en varias entrevistas y me habías caído bien. Igual tu rollo it’s not my cup of tea; pero pareces un tío interesante y muy listo. Con algo que decir, con un discurso. Estaba convencido que el concierto, como mínimo, sería algo muy divertido y que si te habías lanzado a una gira con recintos de esas dimensiones algo gordo ibas a montar. ¿Gordo? Me quedé corto. Yo esperaba algo festivo, con una gran banda tapando tus carencias vocales -eh, que no lo digo yo, lo dices tú mismo- y tú dirigiendo el cotarro y tirando de carisma para enardecer a las masas. Pues sí; pero nadie me había preparado para lo que me encontré: uno de los mejores shows en directo que he visto en mi vida. Y si digo show y no concierto no es por casualidad. Lo que vi en Bilbao era una especie de mezcla entre un musical de Broadway, un espectáculo de la superbowl y una producción de Hollywood.

 

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Ya no es que montes un club años 50 en el escenario, no es que hayas puesto pantallas gigantes para ver el show, no es que me hagas perder la cuenta con la cantidad de músicos que pululan por el escenario y que hayas sabido adaptar las canciones a este nuevo formato dándoles más crudeza, más cuerpo, más sentimiento; ese tipo de cosas las había visto antes y entraban dentro de las cosas buenas que esperaba. Lo que me dejó sin palabras fue la manera de mostrarlo y presentarlo, la apabullante muestra de talento. Me hubiera gustado un mejor sonido porque la verdad es que desde donde yo estaba no se escuchaba muy bien (cosas de los conciertos de estadio, ya sabes); pero te aseguro que estuve absolutamente fascinado con lo que veía todo el concierto. Es un show que se nota trabajado y pensado pero a la vez súper orgánico y fluido (seguramente la mejor manera de unir esas dos frases no sea con un “pero”). En lo que se ve por las pantallas hay un concepto visual, una puesta en escena, unas transiciones, unos movimientos de cámara y unos juegos de iluminación que no acostumbran a verse ni siquiera en el cine y te aseguro que yo veo muchísimo cine.

No sé en qué momento te planteaste que era una buena idea hacer un tramo tan largo del show sentado tras una mesa. ¿Nadie te dijo que eso es una locura? Es anticlimático y estático. Vale que te funcionó en el Tiny Desk pero eso es otra cosa; eso está en las antípodas de lo que es un concierto de estadio y estoy convencido de que te lo dijeron. Menos mal que vas a tu bola, convencido de que tienes razón, porque esta vez la tienes. Funciona y de qué manera. Las imágenes transmiten dinamismo y buen rollo, tanto que dan ganas de subirse al escenario y ponerse a beber y cantar con los Carmona, porque además cantáis canciones que me sé, que Aunque tú no lo sepas y Noches de bohemía son más de mi época que de la tuya (y por como se las sabía la gente creo que yo no era el más mayor del BEC). Por cierto, lo reconozco lo de versionar a Los Secretos me dejó flipado, pero no tanto como lo de La Unión. Pero para flipante la manera que tuviste de acabar con lo del Tiny Desk y pasar al siguiente tramo del concierto. Lo pienso y me entran ganas de aplaudir. Que manera de cambiar de tono y de propuesta, que control del pulso del espectáculo. Chapeau, tío, chapeau.

Aunque hay algo que me preocupa, y lo digo en serio. ¿Has hecho bien las cuentas, Pucho? Que a mi no me salen los números. Viendo el despliegue de personal, medios y talento, ese concierto te ha salido por un ojo de la cara. Los 50 pavos que me gasté, más o menos, me parecen una ganga ¿Tú estás seguro del precio? También te digo que como carta de presentación de lo que podéis hacer desde Little Spain es la leche. Si yo ahora fuera uno de esos que tienen Lambos y Porsche en el garaje te ponía la pasta para que hicieras una película, un musical o lo que te apetezca. Te lo digo en serio (aunque si es algo rockero y guitarrero en lugar de con bachata lo prefiero, también te lo digo). Mucho talento el vuestro. Y hablo en plural porque te has sabido rodear bien, ¿eh? si es que mira que eres listo, Puchito.

El concierto lo vi con un grupo en el que había gente de todo tipo. Desde treintañeras a cincuentones, con diferentes gustos y diferentes inquietudes; pero todos con el culo pelado de conciertos y espectáculos de todo tipo y estilo: Festivales, musicales en Broadway, conciertos en estadios, en locales pequeños o en teatros… Todos salimos diciendo que lo que acabábamos de ver no lo habíamos visto antes. Eso es muy difícil a estas alturas, realmente muy difícil.

Creo que te habrá quedado claro que, aunque siga prefiriendo otros sonidos, me he convertido en fan (y reconozco que llevo días canturreando canciones tuyas). Podría decir que yo era ateo y ahora creo, pero sigo siendo más de Ben Sherman que de estampados Versace y tengo una reputación cultureta que mantener y amigos rockeros con los que tratar. Como se enteren de lo de Suavemente no sé qué va a ser de mí… Mejor esto queda entre tú y yo ¿vale? Enhorabuena tío, eres el puto jefe.