Crónica del concierto de Amateur en el Teatro Victoria Eugenia
Recuerdo que cuando era pequeño mis padres tenían una cinta de cassette en el coche de Luis Eduardo Aute que solían poner cuando hacíamos trayectos largos por carretera. Me gustaba mucho aquella cinta que se titulaba Entre amigos y era básicamente eso, la grabación de un concierto que el cantautor madrileño había dado entre amigos que le acompañaban tanto en el escenario como entre el público. Amigos entre el público porque la relación de algunos artistas y de su público es una especie de amistad. Unos le cuentan a los otros sus sentimientos y pensamientos, los otros les escuchan con atención y les dan muestras de cariño en forma de aplausos y vítores.
Con La Buena Vida, por ejemplo, yo he compartido alegrías y penas. Cada vez que he escogido una de sus canciones porque los sentimientos que plasmaron en ella son exactamente lo que yo estaba sintiendo, cada vez que he tarareado una de sus melodías porque algo me ha recordado a uno de sus temas, cada vez que una de sus letras me ha venido a la mente o me ha hecho sentir algo por dentro, ese ha sido un momento compartido con ellos aunque fuese en la distancia o, incluso, en diferido. Es un grupo importante para mi. Y la palabra importante no está escogida al azar. Tiene que quedar claro que Amateur no son La Buena Vida, que esa es una página que ya ha quedado atrás; pero no han olvidado lo que leyeron y el nexo de unión es claro por los componentes y por el contenido de Debut!, su primer disco. Amateur merece que hablemos de ellos en el futuro sin tener que hacer mención a La Buena Vida, pero ahora es inevitable. Es justo también.
Por todo esto ayer fui al concierto de Amateur con la emoción del reencuentro con unos viejos amigos. En parte fue así, y no sólo encima del escenario. Mirando las butacas pude ver a más de un antiguo habitual de conciertos y tiendas de música al que hacía tiempo que no veía. La ocasión lo merecía, claro.
Con estos ingredientes, y un escenario abarrotado de micrófonos e instrumentos, comenzó el concierto. Por los altavoces sonaba el Sometimes I Feel Like a Motherless Child de Paul Robertson cuando el trío –Mikel Aguirre, Cheli Lanzargorta e Iñaki de Lucas– entró acompañado de Paul San Martín, Joseba Irazoki y Fernando Neira para interpretar Solo era un sueño. La banda sonaba compacta aunque la voz de Mikel, demasiado alta, parecía algo insegura. Cuando llegó el final, con su laralalas, se empezó a soltar y canción a canción fue siguiendo una línea ascendente. Está claro que la suya no es una gran voz, pero su forma de cantar es honesta y reconfortante. Le creo cuando canta, como creo al grupo cuando toca. Ahí reside su grandeza, en esa honestidad que se percibe y hace sencillo empatizar con lo que cuenta.
Resulta increíble pensar que este apenas es el cuarto concierto de Amateur, porque la banda sonó realmente compacta, versátil y poderosa en los crescendos. Supongo que es más fácil cuando se cuenta con unos músicos de esa categoría. Sin acaparar protagonismo, eso se lo dejan a las canciones, cada intervención de los músicos tanto de la banda como de los invitados, especialmente Joseba Irazoki, aportó su toque de brillantez a un conjunto que más allá de las referencias obvias –Beatles, Burt Bacarach, chançon francesa, Vainica Doble– sonó con un sorprendente y elegante fondo negro, muy soulero.
El de Amateur fue uno de esos conciertos que se construye con momentos de una intensa belleza condensada en pequeñas dosis de cuatro o cinco minutos. El símil de joya, tan usado para expresar este concepto, pocas veces tiene más sentido. Porque, por ejemplo, fue una joya Fueron buenos tiempos, con la presencia de Jaime Stinus y Carlos Subijana de Brakaman como invitados en el escenario. Una canción que, en un concierto como este, con la vieja guardia presente, nos llevó de la mano de otros tiempos en que todo era fácil. “Qué grandes momentos nos tocó vivir” y qué difícil fue contener una lagrimilla al escuchar “los echo de menos, me acuerdo de ti”. Simple,honesto y directo.
No fueron los únicos invitados, por el escenario también pasaron Joserra Senperena que se puso al Hammnod en una juguetona y cargada de soul Lo que nunca tuvo que pasar; un canallesco Rafa Berrio que cantó Dulce final, cuya letra escribió el mismo; Diego Vasallo que aportó su elegancia, su voz y su armónica a Da Vinci; Al Macauley, miembro fundador de lo Tindersticks que tocó la batería en una emotiva Pendiendo de un hilo dedicada por Mikel a los padres de todos los presentes. Por supuesto también Virginia Pina y Amaia Intxausti que hicieron los coros en muchas de las canciones.
Para los bises dejaron San Martín Blues. Si el recuerdo del fallecido Pedro San Martín, bajista de La Buena Vida, ha sido uno de los motores de la creación de este álbum, esta adaptación de un tema de Steve Earle es su piedra angular. SIn duda uno de los momentos más emotivos de la noche. Para levantar el ánimo y “quitar hierro al asunto” como dijo Mikel, Amateur recurrió a los Beatles -ya he dicho que son un grupo honesto y no van a ocultar sus influencias- y versionaron Free as a Bird, para dar paso a un final apoteósico con la sublime El Golpe y la banda desatada en un magnífico crescendo. Aún hubo tiempo para un último regalo, con Te vas, la canción escondida en el CD, interpretada por Mikel, Cheli e Iñaki en solitario.
Un concierto emotivo, delicado y preparado con mimo desde el orden de las canciones a la cuidada escenografía y los juegos de luces. Un concierto que jugó con la nostalgia, el recuerdo y el homenaje tanto a los que pasaron por el escenario, historia del pop donostiarra de las últimas décadas, como a los que ya no están o su propio legado. La buena noticia es que no sólo el pasado es suyo. Amateur también es el presente y, estoy seguro, el futuro.
Lugar: Teatro Victoria Eugenia – Fecha: 28 de diciembre – Asistencia: Alrededor de 450 personas – Musicos: Mikel Aguirre (voz y guitarra acústica), Cheli Lanzagorta (piano), Iñaki de Lucas (batería), Joseba Irazoki (guitarra), Fernando Neira (bajo y contrabajo), Paul San Martín (organo hammond)