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Reseña de El Gran Showman

El Gran Showman es en sí misma un cliché del mundo del circo, asume todas las concesiones necesarias para ser un producto familiar, las canciones no tienen alma y las coreografías, nada cinematográficas, muchas veces llegan a sonrojar. Pero, a pesar de la falta de talento creativo de la que sobre todo sufre toda la película, en el fondo es exactamente lo que quiere ser: Una oda al entretenimiento vacuo.
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Abarca todos y cada uno de los clichés del mundo del circo, pero lo hace abiertamente, sin complejos. Cómo se gesta, origen de la nombre y polémica en relación a la exposición de lo diferente como base del negocio. ¿Estamos dándole una oportunidad a lo raro o riéndonos de ello? ¿Es lícito hacer negocio con ello?La lucha de clases, el hombre humilde hecho a sí mismo que triunfa, la enésima reinterpretación de Romeo y Julieta. Sobrevolando sobre todo ello sin mayores esfuerzos, pero tampoco sin exigirlos al espectador.

Como si de una tradicional serie española destinada a toda la familia se tratase, intenta ser lo suficientemente blanca y diversa en el rango de edad de los personajes para poder resultar atractiva para toda la familia. Juega en esa peligrosa frontera entre buscar como público a todos los miembros de la familia y no encontrar realmente a ninguno.

El montaje frenético, tan característico de los denominados «nuevos musicales», no permite detenerse en el baile, porque en el fondo, como ocurre en las coreografías de piscina del hotel, éste nada importa. Sí, resultan sonrojantes, pero lo que acaba imponiéndose es el ritmo del montaje, tan abrupto y abrumador como resultan los shows circenses con muchas propuestas en el escenario a la vez, dividiendo tanto la atención de cada espectador que acaba por diluirse entre la trapecista que se balancea colgada del techo, el domador de elefantes y el malabarista que, entre otros, comparten escenario al mismo tiempo. El montaje resulta tan abrumador y confuso como coherente con lo que quiere transmitir.

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Una característica visual que destaca frente al resto que es el uso de la luz, o mejor dicho de los focos. La película abusa del uso de focos de luz concretos, creando una atmósfera de claroscuros especialmente propia de las representación de circo tradicionales, en las que la ausencia de luz general da paso a un juego de focos individuales que fuerzan al espectador a centrar su atención en el centro del escenario. El Gran Showman es perfectamente cómplice de ello, en todo momento, pero con especial ahínco en los números musicales.

La mentira como base de los números de circo es otra constante. La premisa es falsa: Ni los trapecistas son los mejores del mundo, ni el «gigante» es tal ni irlandés, ni el «el hombre más gordo del mundo» que lleva un postizo de gomaespuma en el escenario lo es. Pero en el fondo da igual, ¿por qué? Porque no lo esconde, el público sabe que es falso y a pesar de ello compra el espectáculo. Por lo que en esta ecuación no ha lugar a hablar de fraude ni de propuesta deshonesta.Al igual que pasa con las canciones, técnicamente impecablemente bien cantadas, resultan tan frías y despojadas de alma como efectivas. Son de mentira, pero casan perfectamente con ese halo de perfecta falsedad que lo invade todo.

Si hay una idea que ejerza de hilo conductor de toda la película esa es la pugna entre el entretenimiento más sesudo y el insustancial. El circo no es serio, ni cultureta, ni cool, pero a pesar de que la primera reacción sea de rechazo público, en el fondo ese entretenimiento superficial tiene un público fiel que es capaz de sustentarlo y de elevarlo a producto de masas. El problema es que, al hilo de la lucha de clases de la que hablábamos, por mucho que el entretenimiento superficial quiera jugar en la liga del serio, nunca llega a funcionar como tal. Porque en el fondo, y a pesar de su perfecta coexistencia, nunca llegan a fundirse en uno e integrarse.

Ni haciendo la más optimista de las interpretaciones, si algo no tiene cabida es toda la carga dramática que plantea la película. El arco argumental de los personajes es plano e insustancial. Da la sensación de que en el fondo éste nada importa en la película, y es exactamente la impresión que al final le queda al espectador: Indiferencia. Los personajes no resultan ser más que elementos del atrezzo del escenario.

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Es más que probable que El Gran Showman sea el resultado de un favor pendiente de la productora a Hugh Jackman; está hecha a la medida de su disfrute personal. Y lo cierto es que el carisma y buen hacer del actor es lo único realmente salvable de la película.

Pero, a pesar de todo, lo cierto es que El Gran Showman es capaz de resultar entretenida durante todo el metraje. Y es que ¿acaso hubo alguien, siendo sinceros, que no viera aquella primera edición de Operación Triunfo porque realmente le mantuvo entretenido? De vez en cuando, un poco de entretenimiento vacuo, no hace daño, y El Gran Showman no sólo ejerce de ello, sino que lo reivindica.

El gran showman

Media Flipesci:
4.6
Título original:
The Greatest Showman
Director:
Michael Gracey
Actores:
Hugh Jackman, Michelle Williams, Zac Efron, Zendaya, Rebecca Ferguson, Austyn Johnson
Fecha de estreno:
29/12/2017