Crónicas desde Cannes, por Carlos Elorza

Happy As Lazzaro, la mejor película de la corta filmografía de la italiana Alice Rohrwacher y Shoplifters, lo mejor del japonés Hirokazu Kore-eda en muchos años, entran en la mayoría de las listas de películas que deberían estar en el palmarés de esta edición.

‘Happy As Lazzaro’ de Alice Rohrwacher

Tras llevarse el Gran Premio del Jurado de la edición de 2014 por El país de las maravillas, la italiana Alice Rohrwacher se encontraba en todas las quinielas previas entre las favoritas para llevarse la Palma de Oro por Happy As Lazzaro, favoritismo confirmado tras la proyección de la película.

Como ya ocurriera en su anterior film, Rohrwacher vuelve a inventarse un mundo único, mágico y personal. Esta vez se llama Inviolata. Un microcosmos fuera del tiempo y del espacio sin necesidad de relación con el exterior. Aunque sus personajes vivan engañados, tampoco encuentran necesidad de salir de su burbuja en la que impera la solidaridad, el apoyo mutuo y la confianza en el prójimo.

Y sólo en ese mundo bucólico podría existir un personaje tan especial como el Lazzaro feliz del título. Un personaje que no conoce la malicia, inocente, como sacado de otra época, un santo sin milagros que se convierte en el alma de la película. Solamente una cineasta con la sensibilidad y la humanidad de Alice Rohrwacher es capaz de inventarse ese mundo, ese personajes y construir a partir de ellos una fábula fascinante y sugerente, llena de misterios y simbolismos y a su vez recrearlos de forma tan realista, gracias en parte a su excelente fotografía naturalista en 16mm.

Partiendo de unos hechos reales (en 1982 se descubrió que una aristócrata italiana explotaba a una centena de campesinos medieros), Alice Rohrwacher se inventa un mundo regido por el realismo mágico y a través de su mirada nos lo plasma en la pantalla en forma de cine social, humanista y político. Puro neorrealismo mágico italiano.

 

‘Shoplifters’ de Hirokazu Kore-eda

Ya nos había contado en De tal padre, tal hijo, que para formar una familia el vínculo biológico puede o no ser determinante. Ya nos había demostrado en Nadie sabe que una buena forma de denunciar algunos aspectos de nuestra sociedad es mostrando la vida de los que viven al margen de sus normas.

Y combinando estos dos elementos, el japonés Hirokazu Koreeda, ha creado Shoplifters, en la que cuenta el día a día de una ‘familia’ compuesta funcionalmente por una abuela, un padre, una madre y 3 hijos, aunque no existan vínculos de sangre entre ellos. Una familia en la que en lugar de estos vínculos de sangre, existen vínculos de amor, cariño y necesidad. Porque lo que une a los miembros de la familia de Shoplifters es la necesidad que tienen unos de los otros y el hecho de que juntos están mejor que cada uno por su lado.

Por si esto no fuera un terreno suficientemente incómodo para los ‘biempensantes’, los protagonistas de Shoplifters no son gente de orden. Koreeda nos muestra que en Japón también existe la picaresca. Los miembros de esta familia cometen pequeños robos para sobrevivir, participan en pequeños timos, ‘secuestran’, los niños no van a clase… Pero el director japonés toma partido por ellos. Por unos personajes fuera del sistema. Y se atreve a ser políticamente incorrecto a través de la humanidad de su mirada y no de la provocación.

Shoplifters es una película sobre lo que es una familia, ser padre y la pérdida de la inocencia de la infancia de un chico preadolescente. Esta vez aunque el envoltorio de la película de Kore-eda sigue siendo dulce, suave y humano, su interior deja un sabor mucho más amargo y triste. Y cinematográficamente más satisfactorio.

‘Asako I & II’ de Ryusuke Hamaguchi

Y debuta en la competición por la Palma de Oro otro director japonés, Ryusuke Hamaguchi con Asako I & II, adaptación de una novela de Tomoka Shibasaki, que por su anterior película, la monumental Happy Hour se llevó los premios de mejor actriz para sus cuatro protagonistas y mejor guión de la edición de 2015 del Festival de Locarno.

Asako I & II cuenta la historia de Asako, una mujer que vive sendas relaciones sentimentales con dos hombres físicamente idénticos en dos momentos distintos de su vida. Al principio con Baku, como un primer amor fugaz y apasionado. Años más tarde con Ryohei, el hombre clavado a su amor de juventud al que Asako se acerca por confusión y acaban formando una pareja, aunque ella no le confiese qué es lo que en primer lugar le atrajo de él.

A partir de esta premisa, el guión se centrará en el conflicto de Asako y sus inseguridades ante una relación cuyo punto de partida es tan incierto. En el extraño triángulo amoroso que forman sus tres protagonistas a lo largo del tiempo. ¿De verdad está enamorada de Ryohei o su atracción se debe a que lo percibe como la continuación de la historia de amor de juventud interrumpida?

A pesar de las idas y venidas de este drama romántico, de los vaivenes de Asako en continua duda acerca de la verdadera naturaleza de su relación con Ryohei, Hamaguchi evita los golpes de efecto o los subrayados melodramáticos. Deja que la historia avance de forma fluida, centrándose en los personajes y enriqueciendo el drama a través de las miradas de los amigos de la pareja y buscando la conexión, no siempre sencilla, con el espectador acostumbrado a historias románticas más definidas.