Iñaki Ortiz GascónUno de los mayores problemas de universo cinemtagráfico Marvel es que tienen demasiados compromisos. Forman parte de una serie que mueve millones y no pueden salirse de unas líneas muy marcadas. No es el caso de Deadpool, que como el resto de los X-Men, no pertenece al universo cinematográfico por tema de derechos (cosa que ya va a cambiar, pero de momento es así). De esta manera, Deadpool no tiene limitaciones de trama o personajes. No necesita perder el tiempo elaborando un argumento complicado y aburrido que no aporta nada, como les pasa a la mayoría de las películas del MCU -exceptuando las que están menos atadas al hilo principal. Esto se nota, y para bien. El argumento es muy sencillo, diseñado únicamente para apuntar la evolución de los personajes y para dar rienda suelta a escenas de acción y humor.
Humor autoconsciente
Todas las películas de Marvel intentan incluir muchos elementos de humor, pero en el caso de Deadpool es vertebral. Se parece más a Agárralo como puedas que a Capitán América. Deadpool 2, como la primera, es básicamente una comedia. Y para ello, los guionistas no dudan en derribar la cuarta pared. Con una explosión si hace falta. La película es absolutamente autoconsciente, en tanto que se está referenciando a sí misma en todo momento. Cumpliendo un requisito, eso sí: solo Deadpool parece ser consciente de que habita en la pantalla. Así se permite arremeter contra la propia industria en la mejor línea de parodias que van desde Mel Brooks hasta Tropic Thunder, pando por las sagas “como puedas”. Quien mejor sabe reírse de Hollywood es, sí, el propio Hollywood. Incluso Ryan Reynolds -que esta vez se añade a los créditos de guión junto con los reincidentes Rhett Reese y Paul Wernick– se ríe de sí mismo en varias ocasiones.
Uno de los puntos clave del humor es su banda sonora. Me refiero a las canciones, no a la composición. Desde lo casposo -que me perdonen los fans de la cachonda Céline– hasta los musicales más ñoños que contrastan cómicamente con el carácter violento del héroe. Lo cierto es que esa dualidad es el tono general, con un protagonista alejado de la figura viril habitual de macho alfa, lo cual se agradece. Las canciones, además, conectan generaciones -otra reconciliación intergeneracional como la de Ready Player One. Lo mismo suenan clásicos de los 80 como Take on Me de A-ha que se hace ostentación explícita del dubstep con artistas como Skrillex. Nuevamente la película es consciente de que el público más mayor se puede perder con este género y hacen una divertida referencia a ello al final.
Por supuesto, parte del éxito del personaje es su carácter gamberro, incorrecto, casi criminal. Los guionistas le llevan principalmente hacia su autodestrucción o a tomarla contra personajes realmente detestables (abusadores de menores) como truco para no molestar realmente a nadie con su supuesta incorrección. Esta actitud gamberra es la esencia del personaje y si se desdibuja la película se perdería. En este sentido, ahora que va a formar parte de Disney como comentaba al principio, puede estar en duda su personalidad. Así lo exponía Javi Pachón en nuestra entrevista sobre Cineciutat: “¿Deadpool 3 ahora no va a decir tacos porque es de Disney? Si eso ocurre tenemos un problema para la diversificación”. Veremos.
Doctor Strange o Por qué Marvel no mola
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Algo más que una comedia
Aunque es una comedia y con eso ya valdría, para nada descuida otros aspectos. Las escenas de acción están muy bien resueltas por David Leitch, quien saltó a la dirección con Atómica. Claro, lo suyo es la acción. Ha sido doble de Brad Pitt -nada menos- y del mismísimo Van Damme. Ha coordinado escenas de acción – lo que se llama “segunda unidad” y que a veces pinta más que el director en las películas de acción. Algunas escenas de John Wick, película de culto de acción por la que yo no comparto el gusto, están dirigidas por él. Así que, sí, las escenas de acción están bien. Pero no solo eso. La película tiene un estilo visual que recoge muy bien la estética de cómic, a veces apoyado en la caricatura cómica de lo que casi son viñetas cortas de humor; otras destacando sin complejos una imagen exageradamente épica. Que la película se ría de sí misma constantemente le permite asumir todos los códigos del cómic.
Paradójicamente, en una película absolutamente dedicada al humor que no se toma en serio a sí misma, los personajes y el drama funcionan mucho mejor que en las películas del MCU. Tampoco es que sea una maravilla, pero es notablemente mejor. Creo que la clave es la falta de ataduras que comentaba al principio. No tener que perder el tiempo en tramas funcionales, y la libertad de poder llevar al personaje por donde se quiera. Por otro lado, la sobredosis de personajes que hay en Los Vengadores imposibilita mucho centrarse en unos pocos arcos interesantes. El cine de acción por equipos hace tiempo que está de moda pero empieza a dar síntomas de agotamiento. El amago fallido que hay en Deadpool 2 para formar un equipo de superhéroes es todo un golpe bajo al modelo.
También hay un juego ambiguo entre villanos y héroes que funciona muy bien dentro del esquema héroe-antihéroe. Aquí también ayuda el trabajo de los protagonistas. El carisma poco macho (carisma canadiense?) de Ryan Reynolds y el buen hacer del chaval (Julian Dennison). Como pareja funcionan. Y el enérgico Josh Brolin con toda su presencia. Puede que falten personajes con caché por cuestiones de derechos y de presupuesto -se bromea abiertamente con ello- pero quizá es una de las bendiciones que hacen que Deadpool sea, junto con Guardianes de la Galaxia -por diferentes razones- de lo poco que vale la pena seguir en Marvel.
