Entrevistamos al director de cine Telmo Esnal con ocasión de la participación de su última película Dantza en la Sección Oficial de esta edición número 66 del Zinemaldia. Nos hace un hueco mientras se encuentra totalmente inmerso en el rodaje de Agur Etxebeste!
¿Cómo llegaste al proyecto de Dantza?
Yo bailé hasta los 28 años y siempre me interesó la danza tradicional. Siempre creí que se podría hacer algo. Al finalizar mi anterior película mi amigo Koldobika Jauregi me comento que el también sentía ganas de hacer algo con la danza tradicional vasca. Entonces sentí que era el momento. Ya no era el único que creía en éllo.
¿Desde el principio el planteamiento del proyecto era tan extremo en la forma (sólo baile, sin diálogos, ni transiciones) o te planteaste diferentes formas de articularlo?
Al principio no sabíamos muy bien qué hacer, pero debo decir que una vez tomó forma el proyecto ya era tal cual es ahora, en ese sentido. Han cambiado algunas coreografías, bailes, músicas… Pero en cuanto hacer una película muda, sin diálogos, sustentada solamente en la imagen y música, si. Así fue la idea desde el inicio. Aunque debo decir que transiciones sí hay.
Háblanos de las localizaciones, la mayoría están hechas en exteriores, y tienen especial protagonismo. ¿Cómo fue ese proceso? ¿Cuál es su significado?
Sí, son muy importantes. Queríamos deslocalizar nuestro mundo tradicional por un lado y por otro tenían que colaborar en la narrativa de la película. Necesitábamos espacios que narraran también la evolución de un pueblo. Empezamos en una zona muy árida casi desértica, para acabar en una construcción de principios del siglo XX. Queríamos que sutilmente la película también contara la evolución de un pueblo.
Recorrimos prácticamente toda Euskal Herria y zonas limítrofes y poco a poco fuimos haciendo una criba hasta quedarnos con los que aparecen en la película. La localización era muy importante para contar la historia.
¿Cómo fue el proceso de trabajar con bailarines en vez de con actores? ¿Cómo se hizo su casting?
La verdad es que ha sido un placer. No son actores, son bailarines, pero eso, yo creo, es otra forma de actuar. Por lo cual, aunque ellos no lo supieran, ya tenían experiencia. La gran mayoría se han limitado a bailar pero hay muchos que han hecho un rol más especial, y creo que lo han hecho muy bien. Y para mí no ha diferido mucho el trabajo.
El casting lo hicimos entre los grupos que bailan un determinado estilo de danza tradicional, lo cual limitaba un poco, pero tampoco fue un problema, rápidamente encontré la gente que necesitaba para contar la historia.
Las coreografías, ¿son piezas preexistentes o creadas expresamente para la película?
Todas las coreografías son preexistentes, aunque es verdad que muchas de ellas las hemos variado para la película. Alguna incluso se ha creado expresamente para la película, siempre sobre una base tradicional.
¿Cuál esperas que sea el recorrido de Dantza?
Pues no lo sé. No sé si debo esperar algo. Deseo que la gente disfrute con ella y que la vea el máximo de gente posible.
Estás inmerso en el rodaje de Agur, Etxebeste, ¿nos puedes adelantar algo sobre el mismo?
Ya llevamos cuatro semanas de rodaje y la verdad que estamos satisfechos de cómo va. Lo que te puedo adelantar es que contamos una historia de la misma familia catorce años mas tarde. Y que la vida les pone en otra situación limite.
Dantza y Agur, Etxebeste son propuestas muy distintas, una más autoral, la otra una comedia destinada a todos los públicos con una narrativa más estándar, ¿con qué registro te sientes más cómodo?
La verdad es que no lo sé. Me he sentido muy bien haciendo Dantza y ahora estoy disfrutando con Agur Etxebeste. Lo importante es centrarte en la historia que cuentas y ella misma te va llevando.
Desde la perspectiva de director de cine, ¿cuál es tu opinión sobre la irrupción de las nuevas plataformas de VOD como Netflix en la producción y distribución de cine?
Pues, la verdad, no tengo ni idea. No estoy muy al tanto del tema, profesionalmente. Son temas que tienen más que ver con la producción y la distribución…