Crónica del concierto de Stone Foundation en la sala Kutxa Kultur Kluba
Con una puntualidad impropia de un buen concierto -donde vamos a llegar- Stone Foundation ofrecieron el pasado viernes un concierto de esos que te arreglan el día, o la semana a base del ritmo incontestable de su musculado soul-funk y r&b. Ocho músicos sobre el escenario, tres de ellos de una sección de vientos. es mucho músculo cuando estos tienen talento.
Hace tan solo unos meses escribí sobre Stone Foundation tras verles actuar en el Purple Weekend de León. Aquel ya me pareció un buen concierto, aunque estuvo lastrado por el formato de Festival y el recinto, un frío y desangelado polideportivo. En la sala Kutxa Kultur Kluba, mucho más recogida, con un sonido infinitamente mejor y un público más entregado (y más atento), Stone Foundation dieron todo lo que pueden dar, que es mucho. A veces, y esto se nos suele olvidar, la sala y el público son fundamentales para que un concierto funcione.
Lo que sí tuve, tanto en León como en San Sebastián, es la influencia de Paul Weller muy presente. Sobre todo el Paul Weller más soulero, y la época de Style Council en particular. No es la única, también pensé en James Brown o en los Dexys, pero la del Modfather es la más evidente, incluso en la forma de moverse en algunas canciones de Neil Jones el guitarrista y cantante. No lo ocultan y lo citaron varias veces durante el concierto, no en vano el disco lo han grabado en los estudios Black Barn de Paul Weller, quien además ha ejercido como productor y ha tocado y cantado en cada tema del disco. Un disco en el que, además, han colaborado, Mick Talbot y Steve White. Está claro, ¿no?
Con esos referentes, en un lugar adecuado, la presencia bien cuidada (ese espíritu mod) y una actitud irreprochable los Stone Foundation nos hicieron bailar con The Limit of a man, nos emocionaron con Get Back In The Game o Season of Change, lo llenaron todo de color con los coros de Beverly, se divirtieron con el crescendo juguetón de Next Time Around o mostraron su lado más funk Standing On The Top. En un escenario repleto de músicos los dos miembros fundadores brillaron con luz propia: Neil Jones interactuando con el público constatemente (pero sin caer en trucos verbeneros) y Neil Sheasby, bajista, llenando cada espacio con su presencia.
Así estuvieron casi dos horas, en las que apenas hubo descanso. Tuvieron tiempo para en los bises cumplir la petición de una chica de la primera fila y, acto seguido, despedir el concierto con una magnífica versión de Ordinary Joe, de Terry Callier. Un broche perfecto para una noche sin mácula.