6.5

Crítica de Buñuel en el laberinto de las tortugas

No parece mala opción la de Salvador Simó al elegir la animación para representar el mundo de Luis Buñuel, uno de los máximos representantes del surrealismo, en su película Buñuel en el laberinto de las tortugas. Qué mejor manera que acercarse de verdad a la persona y su obra pero respetar su espíritu y, a la vez, ofrecer la surrealista sensación de que todo es una ensoñación.

Esta adaptación del cómic de Fermín Solís es una especie de making of de Las hurdes (Tierra sin pan), el mediometraje documental que Luis Buñuel rodó en 1933 gracias a la ayuda económica de su amigo Ramón Acín. Sobre esa premisa la película construye una película sobre el proceso creativo, la amistad, el compromiso ideológico, los límites de la provocación y la difusa frontera entre realidad y ficción en el arte. Una frontera que esta misma película cruza varias veces forzando situaciones y elucubrando sobre otras -esa búsqueda de aceptación paterna- pero consiguiendo un resultado convincente. Del mismo modo que el propio Buñuel no dudaba, como bien muestra esta película, en forzar y provocar las situaciones para lograr plasmar la “realidad”. Por lo menos la que él quería contar o hacerlo de una manera que pudiera impactar y, de esa forma, activar la conciencia, la crítica y la conciencia de la gente. Más de ocho décadas después seguimos con debates muy parecidos.

Una de las mejores cosas de Buñuel en el laberinto de las tortugas es que no opta por una visión hagiográfica de Buñuel. Se le muestra como un ciclón creativo, como alguien lleno de talento y compromiso, pero a la vez como alguien egoísta y vanidoso capaz de recurrir a cualquier cosa, desde la mentira a la crueldad, para lograr sus objetivos. Un personaje lleno de luces y sombras al que admirar y, al mismo tiempo, detestar. En este juego de amor y odio, la película a veces recurre a trucos un poco sensibleros para que perdonemos al que fue un artista complejo al que merece la pena conocer y estudiar. Uno de los grandes del cine -entre otras cosas ganador de Cannes, Venecia y un Oscar- muchas veces más reconocido fuera que en la propia España. Quizá, seguramente, por los hechos que narra la película y por rodar películas como Las hurdes que mostraban la cara más miserable de un país que prefiere a los palmeros antes que los críticos.

Además de la animación, con un estilo que recuerda al de películas como Arrugas (no en vano comparten varios nombres en la producción), Buñuel en el laberinto de las tortugas inserta imágenes del propio documental Las hurdes, algunas de ella provenientes del metraje original que fue descartado en su momento. Un contraste de imagen real en blanco y negro y animación en color que resulta tan extraño como efectivo a la hora de acercar el relato hacia la realidad, hacia la conciencia y la consciencia.

El uso de un humor un poco tontorrón en algunos momentos y unos actores de doblaje con un tono demasiado infantilizado, son las dos mayores pegas que veo a una película que es tan modesta como imperfecta pero que también es ambiciosa y compleja en sus múltiples capas. Una película en la que, sin duda, pesa más lo positivo que lo negativo.

Buñuel en el laberinto de las tortugas

Media Flipesci:
6.3
Título original:
Director:
Salvador Simó
Actores:
Jorge Usón, Fernando Ramos, Luis Enrique de Tomás, Cyril Corral, Pepa Gracia, Rachel Lascar, Gabriel Latorre
Fecha de estreno:
26/04/2019