Reseña de ‘La Gomera’
Corneliu Porumboiu es uno de los directores emblema de esa oleada de cine rumano que asaltó los festivales hace un par de décadas (¿recordáis cuando era el “nuevo” cine rumano). Con películas como 12:08 al este de Bucarest o Policía, adjetivo dibujó el panorama de corrupción sistémica que sufre Rumanía. Sus películas, incluso las más ligeras, se han caracterizado por tener diferentes capas y juegos metafóricos, así ocurría con su película más accesible hasta la fecha, El tesoro, que escondía muchas lecturas debajo de un argumento en apariencia sencillo y, por momentos, hasta divertido. Por eso La Gomera ha sido toda una sorpresa en su presentación en el Festival de Cannes, porque se trata de un thriller policíaco, de traiciones, robos y tiros, ni más ni menos. Por supuesto que también hay corrupción, pero la habitual en un género que se alimenta de, precisamente, policías corruptos. Una vez asimilada la sorpresa lo que nos queda es la película y, del mismo modo que el mensaje no salva una buena película, su ausencia no la condena.
La Gomera trata sobre un policía corrupto que trata de ayudar a escapar a un delicuente que ha robado varios millones de euros. Porumbuiu nos presenta la historia dividida en diferentes capítulos, cada uno titulado como uno de los personajes, que saltan adelante y atrás en el tiempo completando la información de la trama y, por supuesto, ofreciendo giros de guión más o menos inesperados. Lo curioso de la película es que parte de ella transcurre en la isla de La Gomera y el silbo, ese lenguaje local por medio de silbidos, tiene un papel importante en el plan generando situaciones cómicas que contrastan con la sequedad y rudeza de los criminales. Esa estructura de guión y mezcla de tonos otorgan ligereza y ritmo a la película, alejándola de las características que una vez definieron al cine rumano.
Como cualquier película del género hay una mujer fatal, de belleza muy mediterránea, interpretada por Catrinel Marlon, mientras que el papel protagonista es para Vlad Ivanov, uno de los más grandes e internacionales actores rumanos. No sólo la película cumple las normas no escritas del género, también rinde homenaje al propio cine. Con los protagonistas viendo películas, planos que son directamente homenajes (Psicosis) o la importancia de unos estudios de cine en el desenlace. El cine en si mismo también había sido protagonista en Cuando cae la noche sobre Bucarest o Metabolismo, una de sus anteriores trabajos.
La Gomera es un divertimento de película, en la que Corneliu Porumboiu no esconde sino que remarca sus influencias y referencias y que, precisamente por eso, se mueve por terrenos conocidos y cómodos para el espectador; pero lo hace con habilidad, ritmo y buen hacer.