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Reseña de Le Mans ’66

Le Mans ‘66 (o Ford v. Ferrari en su título original) es exactamente eso, una película sobre la mítica carrera de Le Mans de 1966, el momento álgido de la lucha que mantenían dos compañías de coches en los circuitos y fuera de ellos. Dos maneras antagónicas de entender el automovilismo. Ferrari vendía coches para poder competir en las carreras, Ford competía para vender más coches. Ferrari era sofisticación y belleza, Ford era potencia bruta. Ferrari era Europa, Ford Estados Unidos. Una historia interesante que merece la pena conocer y sobre la que hay mucho escrito y un buen documental en Netflix, porque Le Mans ‘66 no es una mala película, pero su rigor histórico brilla por su ausencia.

También es cierto que Le Mans ‘66 no trata en ningún momento de ser realista. Es, de hecho, una película muy peliculera. La típica película de rivalidad deportiva, de persona rebelde contra el sistema, de un terco competidor, con buen corazón, que está tan convencido de tener razón que es capaz de ponerlo en peligro todo para demostrarlo. Lo tiene todo, desde el malo muy malo con cara de malo a los adelantamientos en la última curva pasando por la escena épica del hombre contra el sistema o los momentos de ternura familiar. James Mangold, un director con oficio responsable de las meritorias En la cuerda floja y Logan pero también de las olvidables Noche y día o Lobezno Inmortal, rueda de manera sólida brillando en su recreación de las carreras y sacando un buen partido del trabajo de fotografía de Phedon Papamichael, colaborador habitual de Alexander Payne. Eso sí, Mangold es totalmente incapaz de contener a un Christian Bale que de intenso y sobreactuado termina perdiendo el control y derrapando en cada curva hasta acabar despeñándose por el barranco del ridículo. Matt Damon, en cambio, saca jugo a las posibilidades de su papel.

Si, Christian Bale sobreactúa tanto como parece

Lo realmente notable de la película es el mensaje que alberga. Resulta paradójico que esta película sea de Twentieth Century Fox, recientemente adquirida por Disney, porque la marca del ratón es el máximo ejemplo en la actualidad del auténtico villano de la película: las grandes compañías que tratan de anular la personalidad a base de estudios de mercado. La industria frente al talento. El marketing frente al arte.

Así, Le Mans ‘66 comienza como una especie de episodio de Mad Men en el que un ejecutivo trata de vender a Henry Ford II, el gran jefe, la idea de que la gente quiere algo nuevo, quiere que sus coches sean sexys y atrevidos, provocadores. Por supuesto la junta ve eso como algo extravagante, ellos son los número 1 porque son decentes, fiables, familiares, americanos. Además, queda claro que Henry Ford II no es como su padre, no está ahí por su pasión por los automóviles -como Enzo Ferrari- está ahí porque el destino le ha colocado ahí. Su única motivación es mantener la altura del apellido Cuando, por diferentes avatares del destino, los directivos de Ford van a la guerra contra Ferrari lo hacen convencidos de que la fuerza y los recursos de su imperio empresarial les bastará para ganar pero, ¡ay! pronto descubrirán que aunque tengas todos los recursos del mundo es necesario tener talento, tener creatividad y pensar más allá de los márgenes para triunfar. Mangold y su equipo de guionistas no se olvidan nunca de ese subtexto, sin salirse nunca de la fórmula de película deportiva, eso sí, y dejan algunas escenas para el recuerdo. A veces solo hay que dejar que los directores y guionistas aprieten el acelerador porque una película es algo muy poderoso que no se puede controlar desde un despacho y hay que dejar que los que saben lleven las riendas. Esta no es una de esas películas, pero se le acerca.

Le Mans’66

Media Flipesci:
6.6
Título original:
Ford v Ferrari
Director:
James Mangold
Actores:
Roberta Sparta, Caitriona Balfe, Christian Bale, Matt Damon, Jon Bernthal, Noah Jupe, Josh Lucas
Fecha de estreno:
15/11/2019