7.5

Reseña de Beginning

Beginning es el primer largometraje de la directora Georgiana Dea Kulumbegashvili. Su dos cortos anteriores pasaron por el Festival de Cannes y por la Quincena de Realizadores. Esta película ha llegado al Festival de San Sebastián con el sello de Cannes, está claro que desde la Croisette no pierden de vista a Kulumbegashvili y cuando eso ocurre el por algo. En San Sebastián hemos podido descubrir que es.

Beginning sigue a Yana (Ia Sukhitashvili) una mujer casada con David (Rati Oneli), líder de de una comunidad de Testigos de Jehová en un pueblo de Georgia con mayoría de cristianos ortodoxos. Durante el servicio, mientras David habla del sacrificio de su hijo primogénito que Abraham estaba dispuesto a hacer para satisfacer a Jehová, su Salón del Reino es atacado por extremistas Ortodoxos, convirtiéndolo en un infierno de llamas al que veremos llegar, en un maravilloso juego de desenfoques, a una figura misteriosa y, por qué no dada la situación, demoníaca. Estos minutos ponen sobre la mesa una de las ideas centrales de la película que volverá con fuerza en el tramo final, la violencia que contiene la biblia y el peligro de interpretarla sin contexto, de llegar a ese punto en que la frontera entre el simbolismo y la realidad se difumina (y vale también para ciertas críticas que ha recibido esta misma película).

A partir de este hecho traumático Kulumbegashvili comienza a construir el universo de opresión y frustración en el que vive Yana. Su estilo bebe de fuentes como la Nueva Ola Rumana, Kantemir Balágov, Haneke o Carlos Reygadas (el director de Luz Silenciosa es, además, productor de esta película) y, a base de largos planos estáticos en formato 4:3 y una planificación extraordinaria,  nos muestra a una mujer asustada a la que nadie protege y cuyos sueños han sido sistemáticamente aplastados por el sometimiento, como mujer, hacia su marido y su comunidad. Las paredes de la casa casi vacía en la que vive junto a su marido y su hijo parecen los muros de una prisión, en contraposición los paisajes abiertos y la naturaleza donde, por fin, podemos ver a Yana más libre. Su vida, frente a sus sueños. No resulta difícil entender por qué Yana quiere empezar algo, o terminarlo.

La aparición en la casa del personaje misterioso de la primera escena, quien asegura ser un oficial de policía, eleva aún más la opresión de Yana. Su presencia es incómoda, desagradable, su demostración de poder sobre la mujer rebasa todos los límites y se resume perfectamente cuando le dice a Yana “¿Sabes qué voy a hacer? Lo que quiera”. Yana sufre la experiencia y no se rebela, como si del Santo Job se tratase.

Kulumbegashvili  juega con la composición, la pausa, el fuera de cámara y el uso o silencio de la banda sonora para mostrar este sufrimiento y la vida cotidiana de Yana. Los momentos de frustración y aquellos en los que se logra escapar a su mundo interior y que alcanzan su máximo esplendor en una maravillosa escena en la que durante varios minutos solo vemos a Yana tumbada en el suelo de un parque, inmovil, con los ojos cerrados, alejada de la realidad y ajena al mundo, incluso a su hijo que trata de despertarla, mientras un leve amago de plácida sonrisa se asoma por la comisura de sus labios.

Esta separación de los dos mundos, el real y el imaginado, el interior y el exterior, los edificios y la naturaleza, se ven mancillados en una de las escenas más duras de la película que transcurre en el cauce de un río. No escucharemos ni los gritos ni los lamentos, aplastados por el sonido del agua, por el ruido del río. Del mismo modo que el ruido del fanatismo acalla los problemas reales de las personas.

Que Yana, una persona perdida y sin rumbo a la que la religión no le proporciona el consuelo que necesita sea la encargada de preparar a los niños para el bautismo dice mucho de cómo la comprensión de la religión por parte de los protagonistas, y de la sociedad, se ha convertido en un conjunto de supersticiones, tradiciones y leyendas; pero no en una auténtica comprensión de lo que debería significar en relación al comportamiento de uno mismo y en el trato con los demás. La religión entendida como miedo al castigo, como apariencia ante los ojos de Dios o quienes le representan, como sufrimiento estoico del dolor. La religión entendida como algo violento y sufridor. Así lo sufre Yana y así lo transmite.

Con todas esta piezas Kulumbegashvili monta un puzzle que desvela un final cruel,  una certera disección del fanatismo religioso y la frustración llevada al extremo. Id aprendiendo a escribir y decir  Kulumbegashvili, lo vamos a necesitar.


Beginning fue presentada en en Sección Oficial del Festival de San Sebastián.

Beginning

Media Flipesci:
7
Título original:
Director:
Dea Kulumbegashvili
Actores:
Rati Oneli, Kakha Kintsurashvili, Ia Sukhitashvili
Fecha de estreno:
04/12/2020