Sandra RozasReseña de Courtroom 3H
Courtroom 3h es una de las películas a competición en Sección Oficial de esta edición 68 del Zinemaldia. Este es el tercer largometraje de Antonio Méndez Esparza – director de La vida y nada más – que, tal y como describe el propio título, es un documental que muestra la actividad de un juzgado. Además de ver, escribir y compartir cine, soy abogada y ejerzo en muchas ocasiones como abogada de familia. Courtroom 3h da pie a un muy interesante análisis desde la perspectiva de Derecho Comparado, analizando las similitudes y diferencias, y ventajas y desventajas de todas ellas, entre ambos sistemas jurídicos. Pero además, hay mucho cine en Courtroom 3h, así que ahora, aquí, hablemos de él.
La sala
El director muestra, sin preámbulos ni paños calientes, la actividad de una sala de vistas de un tribunal especial de familia del estado de Florida (USA). No hay planos de fuera de la sala, no hay un contexto de cada uno de los asuntos que se muestran ni de las personas que aparecen. La cámara sólo recoge lo que ocurre dentro de esas cuatro paredes. El contexto siempre importa, pero cuando se entra a un Juzgado se tiene que tener una premisa bien clara: La verdad, tu verdad, no importa; sólo importa lo que puedas demostrar dentro de esas cuatro paredes.
El conflicto
La película tiene dos partes marcadas. La primera es aquella en la que son protagonistas las que denominan «Audiencias de las partes», es decir, en la que se muestran los asuntos, o como llaman en USA: Los casos. La cámara busca primeros planos de las partes intervinientes, bien padres biológicos, bien menores de edad o padres de acogida. Ellos son el conflicto objeto de estudio, a ellos tenemos que escuchar, observar e interpelar.
Las personas
Pero la segunda de las partes, la del «Juicio», es aquella que centra la atención sobre aquellas personas que ejercen de agentes jurídicos en el mismo: El Ministerio Fiscal (o su equivalente en USA), los abogados de la defensa y el Juez. Ellos son los que realmente son parte activa en el juicio, son los que juegan las cartas que las partes han marcado en la primera ronda.
El documental tiene una estructura y una intencionalidad claras. Quizá por ello esté especialmente construido. A pesar de ello, me recuerda mucho al trabajo de Wiseman, en cuanto a un documental en que la cámara muestra directamente la realidad que quiere retratar, en el que el trabajo de montaje y las elipsis son la espina vertebral. Sin duda, Courtroom 3h es una interesante propuesta de la Sección Oficial de esta 68 edición del Zinemaldia que nos confirma que Antonio Méndez Esparza es un director a seguir.
Y sí, ojalá pudiera incluir el visionado de esta película en cada primera consulta sobre Derecho de Familia que tenga en mi Despacho. Lo que muestra es lo que pasa realmente en un Juzgado, muy lejos de la realidad judicial teatralizada, exagerada e impostada a la que nos tiene mal acostumbrados tradicionalmente el cine.
