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Reseña de First Cow

Mi visionado de First Cow, la última película de Kelly Reichardt, ha estado muy influido por vivir en San Sebastián. No porque la película tenga algo que ver con la ciudad, en absoluto, sino por el especial ecosistema cinéfilo de la zona. Lo primero es que la película ha sido estrenada en salas y en VO, algo que no ocurre en todas las ciudades. Segundo, porque antes de verla he podido disfrutar de las películas de la directora que no conocía, y tener frescas las que sí, gracias a una retrospectiva que ha organizado Tabakalera. Tercero, porque gracias a Ozzinema he podido ver -y presentar- la película de 2017 The King, dirigida por Eugene Jarecki. Una película que, en principio, no tiene nada que ver con la de Reichardt, es un documental con la vida de Elvis Presley como excusa para hablar de Estados Unidos, pero cuya tesis -o una de ellas- me ha hecho pensar en First Cow de otra manera.

Me explico. Una de las ideas de The King es que el sueño americano se ha idealizado tanto, se ha convertido en algo tan icónico y tan enraizado en el subconsciente colectivo, que no importa que se haya pervertido y echado a perder. Mucha gente sigue pensando que está ahí y lo siguen adorando del mismo modo que adoraban a Elvis cuando era un espejismo de sí mismo y se echaba a perder en Las Vegas. Esto, sostiene Jarecki en The King -y yo compro-, es en parte gracias al bombardeo audivisual. A las películas, la televisión, los anuncios, la cultura pop. Estados Unidos es un país joven y hemos sabido de su nacimiento y su crecimiento gracias a las películas. Empezando por los westerns, películas y series protagonizadas por intrépidos hombres dispuestos a construirse su futuro. Leyendas y mitología moderna que han ido forjando nuestra idea del momento, del lugar y de ese país hasta hoy en día; ocultando bajo ellas muchas de sus vergüenzas y problemas de base. En esto pensaba mientras veía First Cow, un sencillo western, en apariencia, que muestra los cimientos pantanosos y torcidos sobre los que se construyó ese sueño americano. La falta de solidaridad, el aprovechamiento de los poderosos con los débiles, la construcción de nuevas aristocracias, la dificultad de prosperar siguiendo las reglas y el escaso espacio que quedaba para la sensibilidad y la empatía. Que Reichardt haya utilizado un western, el género que construyó el mito de Estados Unidos, para mostrarnos lo pronto que olvidaron aquel comienzo de su constitución que aseguraba que todos los Hombres son creados iguales y que la Vida, la Libertad y la Búsqueda de la Felicidad son derechos inalienables, es un acierto ya solo como planteamiento.

Pero es que, además, Kelly Reichardt no solo acierta con el planteamiento. También con la ejecución. First Cow tiene mucho en común con el resto de su filmografía: una historia sencilla en su planteamiento, apenas una anécdota, contada con tranquilidad y protagonizada por personas con más sueños que medios para llevarlos a cabo, que se chocan inevitablemente con el obstinado muro de la realidad. La película, tras una cita de Willian Blake que dice “El pájaro, un nido; la araña, una tela; el hombre, la amistad”, comienza en el presente, con una joven jugando con su perro en el campo, en una escena que recuerda al comienzo de Wendy & Lucy, de la propia Reichardt. El animal encuentra, enterrados, unos huesos y la joven, con la precisión de un forense, despeja con cuidado la tierra para encontrar dos esqueletos tendidos uno junto al otro. Parece la escena de un crimen esperando a que aparezcan los CSI para analizar cómo murieron. En ese momento la película retrocede un par de siglos, hasta la época de la conquista del Oeste y la fiebre del oro, y lo que se va a descubrir no es solo como esos cuerpos acabaron allí, también el otro crimen, el de cómo se aplastó al sueño americano. Lo haremos a través de Otis ‘Cookie’ Figowitz (John Magaro), un cocinero de mirada triste, sensible y soñador, contratado por un grupo de tramperos y King-Lu (Orion Lee), un inmigrante chino con mucha determinación y ganas de prosperar. Juntos empezarán un negocio de pastelería con la intención de poder ahorrar para montar su propio hotel en San Francisco; pero para cocinar necesitan la leche de la única vaca de la región que pertenece a un acaudalado terrateniente (Toby Jones).

Con estos mimbres Reichardt va construyendo, poco a poco, un western sin épica y sin grandes tiroteos, cuya violencia es mucho más soterrada y, por desgracia, reconocible. Una película pausada y minimalista en la que cada frase, cada gesto, cada decisión, parece contener un significado y un propósito. A través de conversaciones mundanas y pequeños gestos como el de Cookie barriendo la casa de King-Lu y poniendo una flor decorativa, los personajes se convierten en personas y en ellas podemos reconocer historias cercanas a nosotros mismos. Su historia, la de dos personas con talento, ideas y habilidad para prosperar que no pueden hacerlo porque se lo impide un sistema que beneficia a los más poderosos, se convierte en algo muy atemporal sin perder, ni por un instante, la apariencia de western. Aunque, más allá de la estética, falten casi todas las señas de identidad del género.

Lo que no falta es la sensación, tan intrínseca al género, de que en ese momento se está construyendo el futuro (nuestro presente). Reichardt apenas lo muestra, pero no hace falta porque ya lo tenemos interiorizado, el oeste es la tierra de los buscadores de oro, de ciudades que se están creando, de la llegada del ferrocarril, de las tierras vírgenes por conquistar, de los nuevos negocios. King-Lu llega a verbalizarlo cuando dice que “La historia aún no ha llegado. Llegará, pero, pero esta vez nosotros hemos llegado antes y quizá podamos estar preparados para ella y poner nuestras propias condiciones”. Algo parecido a lo que sentían los protagonistas de Los hermanos Sister, el western de Jacques Audiard que, sin alejarse tanto de las reglas del género, comparte con la película de Reichardt una visión crítica del sistema. First Cow está ambientada en un momento y un lugar que conocemos bien y que hemos visitado, de la mano del cine, muchas otras veces; solo que esta vez Reichardt nos lo muestra desde otro punto de vista, despojándolo de épica y leyenda para llenarlo de sensibilidad y humanismo.

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First Cow

Media Flipesci:
7.4
Título original:
Director:
Kelly Reichardt
Actores:
Alia Shawkat, John Magaro, Dylan Smith, Ryan Findley, Clayton Nemrow, Manuel Rodriguez, Orion Lee
Fecha de estreno:
21/05/2021