Afortunadamente, cada vez hay más espacio para las mujeres detrás de las cámaras. Tenemos más directoras de éxito (el año pasado ganaron el Oscar, la palma de oro, el León de oro, la concha de oro y otros muchos premios). Aunque aún queda lejos la paridad, el cambio está siendo notable. Sin embargo, este cambio no es homogéneo en todos los oficios del cine. Datos de 2021 sobre las 250 películas estadounidenses más taquilleras: el 72% de esas películas no tuvo mujeres guionistas, el 73% no tuvo montadoras. Son números que muestran que aún se mantiene una alta desigualdad, pero si vamos a otros roles se agrava. El 82% de las películas no tuvo ninguna mujer directora. Vamos a mucho peor al ver que el 92% no tuvo compositoras. Y llegamos a la mayor desigualdad con las directoras de foto: el 94% no tuvo mujeres en ese puesto. El porcentaje de mujeres directoras de foto ha aumentado solo dos puntos desde 1998. Aquí el informe. Sin duda, es el puesto maldito para las mujeres cineastas.
Así que aprovechando la excusa de que hoy es el día de la mujer, voy a dar un pequeño repaso a algunas de mis directoras de foto favoritas. He hecho una selección absolutamente subjetiva. Os animo a dejar en los comentarios vuestras preferidas y en qué películas se han lucido más.
Claire Mathon
Empecemos por mi favorita. Ha firmado algunas de las fotografías más interesantes de los últimos años, consiguiendo ser ella uno de los elementos principales dentro de películas importantes. La primera vez que me cautivó fue con El desconocido del lago, una película que aparentemente no tiene nada de especial pero que resulta hipnótica y tensa. Esto es en gran parte a la fotografía de Mathon. Uno puede aguantar una larga escena en la que unos coches aparcados se van de una explanada, solo por el juego de color de estos. Aunque lo más interesante es la imagen de los cuerpos desnudos en la naturaleza que remiten a la pintura impresionista.
El sol en el lago deslumbra misteriosamente detrás de los personajes más oscuros, remarcando el misterio del desconocido. Este reflejo místico en el agua lo vuelve a usar Mathon en Atlantique, una película donde sin duda lo mejor es la fotografía. Pura fantasía espectral que se sostiene por el juego de luz más que por el guion.
Uno de sus trabajos más deslumbrantes es el de Retrato de una mujer en llamas de Céline Sciamma. Al tratar el tema de la pintura, se busca un resultado menos realista y más pictórico. Rueda los rostros como si emanaran luz natural, construye paisajes que parecen salidos de un lienzo. Al parecer, Mathon estudió a las pintoras de la época para intentar captar los matices de la luz y las texturas.
Además, afrontan un reto bastante complejo rodando en un castillo que es un monumento histórico y no permite demasiada intervención de iluminación. Lo resuelven canalizando la luz del exterior hacia los interiores del castillo. Un trabajo complejo para una película de presupuesto moderado que tiene un resultado excelente. Más sobre estos detalles en esta entrevista en Indiwire.
También con Sciamma ha estrenado hace poco Petite Maman, una película muy sencilla pero que desprende una sensibilidad especial. Aquí Mathon se aleja de artificios y capta un delicado ambiente emocional. Menos sutil y más expresiva es en Spencer de Pablo Larraín, donde consigue una atmósfera plomiza, asfixiante, regia con colores apagados que reflejan perfectamente el estado de ánimo de la protagonista y la cárcel lujosa en la que se encuentra recluida.
Ari Wegner
La australiana Ari Wagner es la única nominada al Oscar de fotografía de este año. Si os parece poco, añadiré que es la segunda mujer de la historia nominada (la primera fue Rachel Morrison por Mudbound en 2017). En este caso, la nominación le viene por la última película de Jane Campion, El poder del perro. Consigue una imagen atípica del western, escapando de los habituales colores ocres polvorientos y filmando ese falso far west (está rodado en Nueva Zelanda) en tonos fríos. Aporta ambigüedad, ayudada por la excelente banda sonora.
De ambigüedad y de escapar del cliché de época ya había demostrado bastante con Lady Macbeth, una película contundente que se viste momentáneamente de drama rural decimonónico para golpear con una historia violenta, sexual y sucia. Wegner consigue construir el ambiente duro, cruel y frío.
Otro trabajo destacable es el de In Fabric, del esteticista Peter Strickland. Una fotografía bien distinta a las otras comentadas, mucho más juguetona, más expresionista, que se adapta al tono fantástico y misterioso de la película.
Caroline Champetier
Champetier lleva trabajando desde los años 80. Tiene una larga experiencia e incluso ha presidido durante algunos años la sociedad francesa de directores de fotografía. Se ha encargado de la foto de las dos últimas películas maravillas de Leos Carax, Holy Motors y Annette. Creo que en ambas podríamos destacar el uso del color. En Annette con esa especie de cuento de blancanieves que ensalza el color de los objetos como la manzana, y por supuesto la ropa. Colores que se mantienen intensos también en las escenas nocturnas. Algo parecido teníamos en la poesía bizarra de Holy Motors.
Podemos destacar varias películas. Ganó el César por De dioses y hombres, pero me voy a remontar más lejos en el tiempo y en el espacio, hasta H Story, el homenaje a Hiroshima Mon Amour de Nobuhiro Suwa. Un estilo muy diferente al que desarrolla con Carax, más cercano a la no ficción que requiere el juego de espejos de aquella película.
Hélène Louvart
Tiene una larga trayectoria desde los 90 y ahora mismo en cartelera se puede ver su último trabajo, La hija oscura de Maggie Gyllenhaal. De su filmografía reciente podemos destacar Lazzaro Feliz de Alice Rohrwacher, con un aire de realismo mágico. El mismo año estrenó Petra de Jaime Rosales con una estética elegante.
Se encargó de la fotografía de Pina, de Win Wenders, una de esas pocas películas en las que se suele decir que el 3D está justificado. Más allá de los pinitos que hiciera en el 3D, la película tiene un buen trabajo visual muy potente para apoyar los espectáculos escénicos.
Por si os interesa, hay una colección de películas en las que ha trabajado Louvart, en Filmin.
Ellen Kuras
Kuras es una directora americana que ha trabajado con grandes cineastas. Por ejemplo, tiene un par de títulos con Spike Lee. En concreto me gusta la fotografía de Summer of Sam, una película calurosa en la que se siente constantemente el verano, con una textura densa que si bien se mueve en el barrio, al estilo de Lee, se mezcla con una historia de cine negro que la lleva a unos matices más de género.
Kuras ha representado claramente cierto estilo indie. Con Michelle Gondry tiene varias colaboraciones entre películas y videoclips. La más importante es la de Olvídate de mí. Kuras sabe adaptarse al mundo extraño y mágico de Gondry y lo cierto es que la película nos ha dejado una serie de imágenes icónicas.
Cuando Sam Mendes, un tipo que cuida mucho la estética visual, decidió hacer una película en tonos más indies, Un lugar donde quedarse, contó con Kuras para ello. Es prácticamente algo opuesto a la milimétrica foto que Roger Deakins le hizo para su película anterior (Revolutionary Road) y la siguiente (Skyfall). El estilo de Kuras aquí es mucho más orgánico, con textura granulada. Sin duda, la película más diferente, a nivel estético, de Sam Mendes. Mucho más Sundance, por decirlo así.
Kuras ha trabajado incluso con Scorsese en su documental sobre Bob Dylan, No direction Home. También con Jim Jarmusch en dos de los episodios de Coffe and Cigarettes.
Maryse Alberti
Los inicios de Maryse Alberti son de lo más bohemio. Es francesa pero en seguida se fue a EEUU, vagando por el país durante tres años antes de afincarse en Nueva York. Empezando como foto fija en el mundo del porno. Se mueve en proyectos underground, algo que va a definir su estilo después. Trabaja con Todd Hynes en Poison, aunque la fama le llega más por otro trabajo del director: Velvet Goldmine. Esta película le supone ser la primera mujer destacada en la portada de American Cinematographer.
Como decía, se mueve como pez en el agua en trabajos underground, rozando el documental. Esto seguramente es lo que llamaría la atención de varios cineastas. En 2001 se estrena Tape de Richard Linklater, una película muy pequeña (aunque cuente con Ethan Hawke y Uma Thurman, por aquel entonces pareja y amiguetes del director), grabada en digital. Sobre esto último, recalco que hablamos de 2001, es un miniDV más cercano al vídeo que al cine. Nada de esto va en contra de la película, al contrario. Una pequeña joyita de culto a descubrir que además, por temática, viene de perlas para el día de la mujer.
En El luchador, Darren Aronofsky se aleja de la artificiosidad visual de sus anteriores trabajos para abrazar el estilo vérité de Alberti. Igual que ocurría con Un lugar donde quedarse y la carrera de Sam Mendes, se podría decir que esta es la película más diferente estéticamente de Aronofsky (dejando Pi aparte). Al patetismo de la historia le va perfecto. En el fondo, vuelve la brillantina y lo urbano de Velvet Goldmine.
Y por último, otro director que cuida mucho la estética, M. Night Shyamalan, contó con ella para su punto de inflexión, su resurrección: La visita. Otro acierto pues el found footage de la película se adapta genial al cinema vérité. Si bien es un género muy comercial -de hecho la película fue un éxito que rescató al director- su raíz estética encaja perfectamente con el cine underground que domina Alberti.
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Lo dejamos aquí, aunque podríamos hablar de muchas más. Natasha Braier y su vistoso trabajo en Neon Demon; la catalana Neus Ollé que lo mismo te filma los reyes magos de Albert Serra que se mueve en proyectos más cotidianos como Tres días con la familia o La hija de un ladrón; Agnès Godard, la directora de foto habitual de Claire Denis; Josée Deshaies que ha trabajado en varias películas de Bertrand Bonello como Casa de tolerancia y con Nobuhiro Suwa en Yuki & Nina.
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