Esta entrevista forma parte de una serie. Hemos querido profundizar en las diferentes labores de un corto. Asistimos al rodaje de ‘Mosquito’ de David R. Losada y hablamos con su equipo:
Entrevista a Mikel Arostegui, actor protagonista en Mosquito
Mikel Arostegui es un actor oriundo de Getxo, que ha dedicado más de una década a su carrera en Madrid. Su versatilidad y entrega le han permitido trsbajar tanto en cine, con películas como Ola de crímenes (2018), Despedida de soltero (2013) y Delivery (2021), como en televisión, donde ha participado en la serie Amar es para siempre. En el teatro, ha formado parte de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, destacando en obras como La gran Cenobia, La comedia de maravillas o D(es) Armando a los ingleses, entre otras muchas Mikel también ha probado suerte en la dirección y autoría con Miscelánea de las mentiras, una reinterpretación contemporánea de La vida es sueño
Para empezar, ¿podrías presentarte y explicar cómo llegaste al proyecto?
Soy Mikel Aróstegui Tolivar, un actor de Bilbao que reside en Madrid desde 2009. Mi trayectoria profesional me ha llevado a trabajar en la Compañía Nacional de Teatro Clásico y en diversos proyectos televisivos. Llegué a este proyecto gracias a una invitación, ya que Marta, quien había trabajado con David en otro montaje, me conocía. Supongo que mi perfil encajaba bien para el corto de Mosquito y así fue como me contactaron. Tras conversar con ellos y llegar a un acuerdo, me sumé al proyecto.
¿Tienes experiencia en cine o solo teatro?
Aunque tengo una amplia experiencia en el teatro, también he participado en proyectos de cine y televisión. Por ejemplo, estuve en la película Ola de Crímenes dirigida por Gracia Querejeta. En cuanto a series, he tenido la oportunidad de participar en varios episodios y estuve en Amar es para Siempre durante casi media temporada.
¿Cómo llegaste al proyecto y qué es lo que te mandaron para empezar a trabajar?
En cuanto a mi incorporación a este proyecto, me contactaron y me presentaron la idea. Lo habitual en estos casos es solicitar el guión para ver si el proyecto resulta de interés y si hay disponibilidad para participar en él. En mi caso, me atrajo mucho la propuesta ya que tenía un particular conflicto personal con los mosquitos, casi una guerra fratricida. Tras conversar sobre las condiciones económicas y otros aspectos, recibí el guión, que estuve leyendo durante dos o tres meses, mientras ellos seguían trabajando en la producción. Hace un par de semanas comenzamos a ensayar por Zoom y ahora estamos listos para iniciar el rodaje.
Hemos visto que hay mucha coreografía en los ensayos. ¿Cuándo se empieza a trabajar en esto? ¿Tienes indicaciones concretas antes del rodaje?
Los ensayos varían mucho dependiendo del proyecto y de cómo se quiera rodar. Si se opta por un plano secuencia, los ensayos son necesarios para medir las distancias y resolver pequeños problemas técnicos antes del rodaje. En otros proyectos audiovisuales, los ensayos son menos frecuentes. A veces incluso puedes conocer a tu compañero de reparto en pleno rodaje. Si funciona, funciona. Pero en este proyecto en concreto, los ensayos son importantes debido al espacio tan reducido y el uso de gran angular que capta todo. Es crucial asegurarse de que no entre nada en plano, dada la limitación del espacio.
¿En qué se diferencia trabajar como actor en series, películas o teatro?
Creo que, en cuanto a mi trabajo, no hay mucha diferencia realmente. En televisión, todo es muy rápido; tienes que estar listo desde las primeras tomas. Algunas veces se graba con multicámara y otras con una sola, así que los proyectos pueden variar bastante. En cambio, el cine presta una atención mucho mayor a los detalles: se trabaja más en los planos, en la iluminación, etc. Todo es más pausado, se espera más. Por el contrario, en televisión, todo es más acelerado. En cuanto a mi trabajo, lo que tengo que preparar y cómo tengo que hacerlo no cambia, pero sí hay menos tiempo. Es necesario obtener un resultado más inmediato. En cine, en teatro, en la vida en general, siempre es excelente tener una buena primera toma. Pero en televisión la necesidad de acertar en esa primera toma es más imperante.
Vienes de hacer teatro en Madrid ¿Qué prefieres, o qué te gusta de cada uno?
Ni mamá, ni papá. No podría elegir entre uno y otro. Para mí, no son lenguajes diferentes, sino que cada uno tiene sus propias particularidades. El teatro te permite vivir un arco completo, tienes la oportunidad de experimentar un viaje completo. Quizás un día no logres lo que esperabas, pero eso está bien, somos trabajadores y a veces no tenemos un buen día. Sin embargo, el teatro te brinda la posibilidad de emprender un vuelo y llegar a algún lugar. En cambio, el cine es mucho más metódico. Para hacer un símil deportivo, sería como comparar el rugby con el fútbol americano. El fútbol americano está todo el rato parando, es un juego con unas reglas muy estrictas, y avanzas centímetro a centímetro. El rugby es una cosa mucho más libre, pero ambos juegos son maravillosos. En cuanto al cine, meses después de haber vivido la experiencia del rodaje, te sientas en una sala con el equipo, y de repente ves algo apoyado con una idea plástica de la imagen, con una idea sonora muy potente. Es una capacidad poética totalmente diferente, y es algo que tú sí puedes vivir. Nunca puedes ver el teatro que haces, pero sí puedes ver el cine que haces. Y es bastante espectacular mirar esa ventana, es bastante bonito y sí que es diferente en ese aspecto.
Claro, porque tú te vas del rodaje y no sabes qué va a salir de todo eso ¿Cómo es para ti no saber el resultado final? ¿Te sorprende lo que ves cuando finalmente se estrena la película, o eres muy consciente de qué vas a ver mientras estás rodando?
Creo que depende de tu implicación en el proyecto. Personalmente, me gusta saber en qué plano estoy trabajando y cómo se está rodando, porque me interesa el lenguaje cinematográfico y la capacidad artística del lenguaje audiovisual. Intento entender por qué se toman ciertas decisiones. Sin embargo, como actor, y más allá de mis intereses personales, también tengo que trabajar en mi papel. Participo en un aspecto específico del proyecto, soy una pieza en este engranaje. Mi meta es hacer lo mejor que puedo. A veces las cosas no salen bien, y eso puede ser frustrante, pero siempre intento dar lo mejor de mí en cada proyecto. También intento no agobiarme demasiado. Este no es solo mi trabajo, es el trabajo de muchas personas, y todos tienen que hacer su parte para que el proyecto sea un éxito.
¿Y cómo te sientes cuando ves el resultado final?
El resultado final puede gustarme más o menos, pero al final, no es solo sobre mi actuación individual. Es el producto de la suma de muchos esfuerzos. Eso es algo que se percibe claramente en el cine. En el teatro también, por supuesto, pero allí está tu cuerpo físico en escena. En el cine, esa realidad colectiva se ve aún más.
En estos momentos, con trabajos en teatro y televisión, ¿qué es lo que te ayuda a pagar las facturas?
La realidad es que lo que más ayuda a pagar las facturas es poner cañas. Si hago un repaso completo de mi contexto laboral, como actor, es lo que mejor funciona para mantenerse a flote. Además, se realizan otros 18.000 trabajos. La situación es muy precaria, no es nada nuevo ni una noticia sorprendente. Trabajar en nuestra profesión es un privilegio, y eso es un problema, porque no debería serlo.
No quiero dar a entender que somos especiales en el mundo, pero a menudo nos enfrentamos a la idea de que deberíamos buscar trabajo en otros lugares. He reflexionado muchas veces con amigos y creo que a las personas que están en paro en otras profesiones no se les dice «¿por qué no te pones a servir cañas?» Nosotros somos como perros de caza, siempre esperando que alguien nos alimente, y personalmente, estoy un poco cansado de pedir comida. Mi trabajo tiene valor, es bueno, sé lo que ofrezco y no debería tener que estar pidiendo que me den de comer. Si quieres darme de comer, bien; si no, también está bien. Y lo digo desde un cierto privilegio económico: tengo una casa en propiedad y puedo alquilar algunas habitaciones, y así también me mantengo. No tengo que poner cañas; pero esta es mi realidad particular y tengo ese privilegio. Quizás si tuviera que estar sirviendo cañas, estaría pidiendo comida como el primero. Por lo tanto, no quiero sonar arrogante en este aspecto.
¿Cómo definirías el papel del director? ¿Qué te aporta y qué te pide?
La analogía clásica es que el director es el capitán del barco. Yo también he dirigido una obra de teatro que produje y creo que hay un elemento de tener que manejar muchas cosas a la vez, hacer malabarismos para que nada se caiga. En cuanto a la relación específica entre un actor y un director, depende del director. Hay directores que quieren trabajar solo desde un punto de vista técnico, hay directores que quieren trabajar desde la interpretación, hay directores, como Almodóvar, que te dan indicaciones muy precisas. Hay muchas visiones diferentes de cómo se debe hacer.
Al final, creo que mi trabajo es interpretar al director. Me he encontrado en situaciones de trabajo en las que los directores no estaban cumpliendo con su parte y sentí que tenía que hacer más de lo que se me pedía. En otros casos, simplemente tenía que dejarme llevar. La relación que tienes con cada director es muy diferente. Pero también, al decir esto, reconozco que a veces, cuando hay un vacío, tienes que cubrir más o menos espacio. También es importante salvar un poco la imagen del director, porque es una persona que está manejando 18.000 cosas a la vez. El sonido es importante, la imagen es importante, la comida, el catering es importante. Es un mundo bastante complicado y creo que bastante ingrato, porque lleva mucha presión.