Los Delincuentes, dirigida por Rodrigo Moreno, se centra en la vida de dos empleados de un banco en Buenos Aires, Morán y Ramón. El primero, en un intento de huir de la rutina de la vida laboral, roba una suma de dinero que representa lo que él y Ramón hubieran ganado hasta su jubilación. Con la ayuda de Ramón, esconde el dinero y está dispuesto a enfrentar la condena de tres años en prisión, viéndolo como un peaje menor a cambio de una vida futura libre de trabajo.
Rodrigo Moreno, director y guionista de la película, es uno de los representantes del (ya no tan) Nuevo Cine Argentino. Su cine, recordando lo que hace el colectivo El Pampero, desafiar las convenciones del cine y explora temas contemporáneos desde la subversión de géneros. Los Delincuentes es su cuarta película dirigida en solitario, aunque ha participado en varios proyectos colaborativos a lo largo de su carrera.
Los Delincuentes tiene raíces en una película argentina de 1949 llamada Apenas un delincuente, que sirvió de punto de partida para Moreno. El director tomó la premisa de esta película clásica y la reinventó totalmente para explorar temas como la tensión entre el trabajo y el ocio, y las consecuencias de las decisiones que tomamos para lograr la libertad que a menudo nos generan nuevas dependencias y pleitesías. La película no está ambientada en ninguna época en concreto, lo que ayuda a aumentar la sensación de rutina y desesperanza. Hoy es igual que ayer y que mañana.
Los Delincuentes además de explorar esa noción de libertad, también habla de cómo se percibe a través del egoísmo y la óptica personal. En cierto momento hay una conversación entre personajes sobre la libertad asociada a fumar en lugares públicos que en España se podría resumir con un “con Franco se vivía mejor” o podríamos escuchar en boca de Miguel Bosé, Pablo Motos o Mario Vaquerizo.
Las manera que tiene Moreno de explorar las consecuencias de nuestros actos es a través de la dualidad y los contrastes; enfrentando el trabajo contra el ocio, la rutina contra la espontaneidad o la restricción contra la libertad. La dualidad también está presente en los nombres de los personajes. Todos comparten las mismas letras (Morán, Ramón, Norma, Morna…), sugiriendo que todos son reflejos de los demás, que todas son diferentes vidas marcadas por diferentes decisiones. Ese concepto tan de moda en el cine Hollywoodiense que es el multiverso.
Los diferentes estados vitales y de ánimo están muy bien trabajados con un habilidoso uso del color. El uso de la música es también notable, Moreno eligió la música de Astor Piazzolla, un compositor argentino ya fallecido, y la trabajó para que la banda sonora fluctuara entre el tango vibrante, una melodía misteriosa de intriga y una atmósfera psicodélica. Mención aparte merece el tema Adónde está la libertad de Pappo’s blues que tiene un gran protagonismo y encaje en la propia trama.
A pesar de su fuerza temática y su ambición estilística, Los Delincuentes muestra sus puntos débiles en una segunda parte en la que la película se desinfla y se estanca. La aproximación a los personajes es demasiado superficial y arrancan tramas que no llevan a ningún lado. Daniel Elías es la nota discordantes de un reparto que brilla a gran altura. Él no acaba de dotar de matices y personalidad propia a su personaje. Da la sensación de que la mente de Rodrigo Moreno está llena de ideas y que a veces debería guardarse algunas para su siguiente película.