Ricardo FernándezReseña de Volveréis, de Jonás Trueba
El cine de Jonás Trueba tiene unas características muy marcadas. Suele girar en torno a relaciones personales, la maduración y la búsqueda de la identidad, a partir de muchos diálogos y un reflejo de la cotidianidad en la que el entorno, especialmente Madrid, suele actuar como un elemento clave en la narración. Además, si algo le gusta a Trueba es incorporar referencias literarias, musicales y cinematográficas, normalmente bastante elevadas. Todo esto lo suele salpicar con humor, normalmente a partir de diálogos torpes o situaciones en las que un protagonista se mete en un lío. Pues bien, en Volveréis todo esto está presente, pero la mayor diferencia con otras de sus películas es que esta tiene un sentido de la comedia mucho más marcado. Seguramente, Volveréis sea la película más divertida de Jonás Trueba.
El guion está firmado por el propio Jonás junto a Itsaso Arana y Vito Sanz, quienes además son los dos protagonistas. Itsaso Arana ya había coescrito el guion de La Virgen de agosto -además del de su propio debut como directora Las chicas están bien– pero es el debut de Vito Sanz como escritor y se intuye que él puede ser el responsable de la parte más cómica del mismo. Algo que le sienta muy bien a la película porque el cine de Jonás Trueba, con toda su naturalidad, entornos reales, cámara en mano y diálogos frescos que parecen improvisados, suele caer en el artificio. Las referencias que manejan los personajes, el ingenio impostado, el aire bohemio y la trascendencia con la que hablan de ciertos problemas que tienen fácil solución a veces pueden llegar a resultar irritantes, como una parodia de si mismos tomada en serio. En cambio, en Volveréis el tono cómico vuelve esas referencias, esta vez sí, como autoparodias y ya no resulta cargante que alguien cite a Kierkegaard o saque una baraja con fotos de películas de Ingmar Bergman. Esta vez resulta divertido. También ayuda que Itsaso Arana realiza una de sus mejores interpretaciones, mientras que Vito Sanz borda el papel de persona torpe y atolondrada, llenándolo de ternura.
La idea de la película parte de un comentario que, en la vida real, Fernando Trueba, el padre de Jonás, le hizo a su hijo tras una de sus primeras rupturas sentimentales: que habría que celebrar más las rupturas que las uniones, porque te dan la posibilidad de empezar de nuevo y mejorar. Esa es la idea que tienen Ale (Itsaso Arana) y Álex (Vito Sanz) cuando deciden romper, hacer caso de ese comentario que en la película es una frase del padre de Ale interpretado, como no, por el propio Fernando Trueba (todo queda en casa). En una especie de pique entre la pareja, en la que ninguno quiere echarse atrás aunque la idea suene un poco estúpida, la fiesta va creciendo y la lista de invitados también, con los dos tratando de parecer que les importa menos que al otro y repitiendo constantemente: “pero estamos bien, ¿eh?”.
Precisamente la repetición es uno de los problemas. La primera mitad de la película es muy divertida y ágil, pero poco a poco empieza a estancarse en un bucle que ya no aporta nada nuevo. Da la sensación de que Jonás, Itsaso y Vito lo saben porque lo verbalizan de manera explícita. Lo hacen aprovechando que Ale es la directora de una película que protagoniza Álex, en un ejercicio de metacine que no acaba de funcionar como debería. Tras un pase al equipo del primer montaje de la película que están rodando empiezan a surgir críticas que se sienten como dudas de los propios autores sobre la otra película, la que estamos viendo nosotros. ¿Es lineal o circular? ¿Están los dos papeles equilibrados? ¿Es demasiado repetitiva? Aunque no lo hicieron, también podrían haberse preguntado por el final: ¿está demasiado alargado?
A pesar de estos problemas y de que ojalá Jonás Trueba hubiera respondido de manera distinta a alguna de esas preguntas para solucionar lo que plantean, Volveréis es una buena evolución de su cine y ojalá vuelva a tomar esta senda marcadamente cómica en sus próximos trabajos.
