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Reseña de Miséricorde, de Alain Guiraudie

En Miséricorde, el cineasta francés Alain Guiraudie (El desconocido del lago) utiliza el thriller rural para explorar el deseo reprimido y la hipocresía religiosa. La historia arranca cuando Jérémie (Félix Kysyl) regresa a la pequeña y apacible ciudad de Saint-Martial para asistir al funeral del panadero local, Jean-Pierre, para quien trabajó durante su juventud. La viuda del panadero, Martine (Catherine Frot), muestra alegría al ver a Jérémie de vuelta, mientras que Vincent (Jean-Baptiste Durand), el hijo del panadero, exhibe una notable incomodidad ante su regreso, sugiriendo un pasado conflictivo y no resuelto entre ambos.

Desde el comienzo, Guiraudie nos introduce meticulosamente a sus personajes, disponiéndolos como piezas en un tablero de ajedrez. La relación entre Jérémie y el difunto Jean-Pierre no se clarifica de inmediato, pero hay indicios de una conexión más profunda y posiblemente romántica, evidenciada por una foto sugerente del panadero en la playa. La narrativa sugiere que todos los personajes, aunque se presentan como heterosexuales, ocultan deseos y secretos que desestabilizan la tranquilidad aparente de Saint-Martial. Martine, la viuda, y Vincent, su hijo, se ven directamente afectados por el regreso de Jérémie. La presencia del enigmático sacerdote local, el padre Grisolles (Jacques Develay), añade una capa de tensión y amenaza al ambiente ya cargado de sospechas y emociones reprimidas.

El conflicto se desencadena cuando Jérémie y Vincent se encuentran en el bosque, un lugar recurrente para largos paseos y buscar setas, no hay mucho más que hacer en Saint-Martial. Lo que comienza como una confrontación ambigua, que oscila entre la violencia y una tensión sexual palpable, culmina en el asesinato de Vincent por parte de Jérémie tras una larga y tensa secuencia. Tras eso Jérémie decide enterrar el cuerpo y buscar una débil coartada. Que nadie piense que es un gran spoiler desvelar el asesinato. Este es un thriller en el que el misterio no radica en la investigación o el culpable, sino en las relaciones y en lo que oculta la represión rural. Bueno, radica ahí y en por qué esta película no estaba en la selección por la lucha de la Palma de Oro.

La posterior investigación policial, llevada a cabo por dos agentes locales, resulta de lo más curiosa. Jérémie se convierte en el principal sospechoso debido a sus incoherencias y comportamientos sospechosos, dando la sensación de que es una comunidad que parece saber más de lo que está dispuesta a admitir, prefiriendo mantener sus secretos enterrados.

Guiraudie utiliza este entorno para explorar temas complejos sobre la culpabilidad, tanto criminal como sexual, y el peso de la represión en una comunidad rural católica. El director no se limita a contar una historia de asesinato, sino que profundiza en las implicaciones morales y psicológicas de los personajes, preguntándose si la búsqueda de justicia vale la pena cuando todos los involucrados están atrapados en un mar de culpa y deseo reprimido.

Visualmente la película es irreprochable. Con una narración clara y sin lucimientos por parte de Guiraudie que se apoya en la fotografía de Claire MathonSaint Omer, Spencer y Retrato de una mujer en llamas– que captura los tonos cálidos del paisaje otoñal y, a la vez, la atmósfera sombría del entorno, ayudando a crear una continua sensación de tensión. Todo el reparto raya a gran altura, manteniéndose en un tono entre dramático, ridículo y tenso según en momento, pero entre todos destaca Jacques Develay como el inquietante padre Grisolles.

Misericorde no es una película para quienes quieran ver un thriller rural de narrativa convencional; pero si te interesa una película juguetona, divertida y turbia a la vez, con la complejidad del deseo como telón de fondo, entonces esta es tu película. Aunque si te gustan las setas, ojo, tiene la secuencia más perturbadora de comer setas desde El hilo invisible.

Miséricorde

Media Flipesci:
7.3
Título original:
Director:
Alain Guiraudie
Actores:
Catherine Frot, Félix Kysyl, Jean-Baptiste Durand, Jacques Develay