7.5

Reseña de Better Man, de Michael Gracey

Cuando escuché que Better Man, el biopic sobre Robbie Williams dirigido por Michael Gracey, representaría al cantante como un simio CGI, mi reacción inicial fue que aquello podía ser una genialidad o un desastre, pero no algo tibio. Tras verla, puedo confirmar que el riesgo valió la pena.

La idea de convertir a Robbie Williams en un mono no es gratuita. La metáfora del «mono de feria», que el propio Williams usa para describir su sensación de ser explotado y expuesto, es la base emocional de la película. Esa representación digital no solo aporta un toque surrealista, sino que también se convierte en un recordatorio constante del aislamiento y la lucha interna del cantante. ¿Es raro? Sí. ¿Es incómodo? Puede serlo por momentos. Pero eso es exactamente lo que funciona. Robbie Williams no es un personaje fácil, ni su vida una historia amable.

El CGI permite a la película hacer cosas que serían muy complicadas de lograr con un actor humano. El simio no solo gesticula como Robbie, sino que también exagera sus movimientos de forma que sería ridícula en un cuerpo real, pero aquí funciona, y es admirable que nos parezcan tan auténticos. Nos recuerda que estamos viendo una película, y esa distancia ayuda a que lo importante no sean los gestos, sino lo que transmiten: la vulnerabilidad y el dolor del personaje, haciéndonos empatizar aún más con él. Si hay dos géneros que facilitan la suspensión de la incredulidad, son el musical y la animación, y aquí están fusionados.

La película sigue el esquema clásico de cualquier biopic musical: infancia dura, ascenso meteórico, caída a los infiernos y redención final. Pero Gracey, quien ya demostró su habilidad para el espectáculo en The Greatest Showman —lo único bueno que vi en aquella película—, consigue que lo que podría haber sido otra historia de manual se sienta fresca. Las coreografías son uno de los puntos fuertes de la película. No son una mera sucesión de hits; funcionan como un elemento narrativo que refleja las emociones del protagonista y su evolución.

Pero volvamos al mono. Jonno Davies, el actor a quien se le captura el movimiento, y el propio Williams, que presta su voz, crean una fusión que resulta sorprendentemente humana. Sí, humana, porque esa imagen de un simio gesticulando con el carisma y las inseguridades de Robbie no deja de ser un reflejo de lo que él mismo ve en el espejo. Y aunque la elección ha dividido a crítica y público —hay quienes no soportan que el CGI se sienta constantemente en pantalla, y lo entiendo—, esa cualidad intrusiva es precisamente lo que hace que Better Man se distinga del montón de biopics que llenan las carteleras año tras año.

La película también opta por enfocarse más en los sentimientos de Williams que en los detalles de su carrera. Todos sabemos cómo fue su trayectoria, o por lo menos conocemos el arco de ascenso, caída y redención de una estrella; pero lo que aquí importa es cómo se sintió al vivir esa historia. Y eso es algo que Better Man consigue transmitir, con momentos que mezclan humor, drama y melancolía.

En el tramo final, cuando la película pisa el acelerador emocional y Robbie Williams—o el mono que lo representa— busca redimirse, es difícil no dejarse arrastrar. Porque ese mono no es solo un mono, es Robert, y en algún punto también somos nosotros. Es la inseguridad, el miedo al rechazo y las ganas de encontrar un lugar en el mundo. Con el poder de las canciones y un ritmo vertiginoso, la película está concebida para que ese mono nos importe y para que, cuando en el último tramo temas como Angels o My Way se resignifican, la redención final sea tan emocionante que lloremos y, sí, con quien esto escribe lo consiguió.

Better Man

Media Flipesci:
7.5
Título original:
Director:
Michael Gracey
Actores:
Robbie Williams, Jonno Davies, Steve Pemberton, Alison Steadman, Kate Mulvany, Frazer Hadfield, Damon Herriman
Fecha de estreno:
01/01/2025