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Reseña de Manchester frente al mar

Manchester frente al mar forma junto con La La Land y Moonlight el trío de películas favoritas para alzarse con el Oscar a mejor película. No sólo eso, la categoría de mejor actor parece un mano a mano entre su protagonista Cassey Affleck y Ryan Gosling (La la land). Durante casi un año, desde el lejano Sundance de enero de 2016, se venía especulando con que esta iba a ser una de las películas protagonistas de la temporada de premios, y así ha sido finalmente. Es, por decirlo así, la apuesta para asaltar la industria del cine independiente del año.

Cassey Affleck encarna a Lee Chandler, el portero de unos bloques de apartamentos en Boston al que se le adivina una carga en el pasado que le impide relacionarse con la gente. De imprevisto la avisan de la muerte de su hermano y tiene que regresar a la ciudad en la que vivía, Manchester (en Nueva Inglaterra, Estados Unidos, no la ciudad británica), donde además de tener que preocuparse del bienestar de Patrick (Lucas Hedges), su sobrino adolescente, se verá obligado a enfrentarse a su pasado.

Cassey Affleck Manchester frente al mar

El director y guionista Kenneth Lonergan dibuja de manera rápida y concisa tanto la personalidad de Lee como la de Patrick, así como la atmósfera del pueblo y, en general, la base de la película. Mediante el uso de flashbacks conocemos el pasado de Lee, cuando aún no era un hombre triste y asfixiado por el remordimiento que se había prohibido ser feliz. No conocemos las causas, pero si las consecuencias. Lonergan vuelve a temas recurrentes de su filmografía (Puedes contar conmigo, Margareth) como la culpa, el remordimiento o los cambios que provoca la muerte en las relaciones familiares.

El problema es que tras este prometedor arranque la película avanza en círculos durante demasiado tiempo. La atmósfera triste y plomiza, el pueblo triste y claustrofóbico, las interpretaciones tan contenidas como cargadas de sentimiento… todo lo que Lonergan construye en Manchester frente al mar es impecable, pero ni lo hace avanzar, ni ofrece otra perspectiva. Aunque no busque la lágrima fácil ni se recree en los momentos más trágicos, el guion de Lonergan me provoca la sensación de estar demasiado calculado, demasiado medido en la administración de la tristeza.

Las interpretaciones son extraordinarias y no sorprende que Cassey Affleck sea uno de los actores favoritos para alzarse con todos los galardones en esta temporada de premios. También Lucas Hedges y Michelle Williams realizan un trabajo notable. También es cierto que ella deja la sensación de estar bastante desaprovechada porque realmente sólo brilla en una escena de la película. Una escena catártica, eso si, que se convierte en un punto de inflexión de la película.

Michelle Williams in Manchester frente al mar

Es a partir de ahí, tras casi dos horas de una tristeza algo monótona y sin demasiado interés psicológico, cuando la película remonta. En el momento en que permite respirar a los protagonistas y deja de avanzar en círculos para elevar el vuelo en su tramo final.

A Manchester frente al mar se le pueden sacar pocas pegas en lo que se refiere a dirección e interpretaciones, más allá de una excesivamente obvia partitura de Lesley Barber. Es en el guión donde encuentro mis pegas. Un guión que se construye a partir de pequeños momentos y de instantes casuales que no parecen nunca ser casuales, que se esfuerza en remarcar el carácter de unos personajes que ya han sido definidos y en el que la repetición, en vez de aumentar la intensidad de los sentimientos, termina por caer en la monotonía.

Manchester frente al mar

Media Flipesci:
7.1
Título original:
Manchester by the Sea
Director:
Kenneth Lonergan
Actores:
Casey Affleck, Lucas Hedges, Ben O'Brien, Kyle Chandler, C.J. Wilson, Gretchen Mol, Michelle Williams, Matthew Broderick
Fecha de estreno:
03/02/2017