Cannes firma

Festival de Cannes 2017: Robert Pattinson, esa estrella, ese actor.

Se aproxima el final del Festival sin una clara triunfadora entre las películas a concurso. Los hermanos Safdie, los menos conocidos del lustroso elenco de directores seleccionados, se han llevado una de las mayores ovaciones del certamen. Es probable que estemos ante uno de esos nombres que se repetirán en el futuro hasta que se les incluya en el nombre de «los de siempre». El caso es que con películas como Good time se han ganado ese derecho.

Good time

Good time, la nueva película de Benny y Josh Safdie, ha sido acogida con un grandísimo entusiasmo en su presentación en el Festival de Cannes. Los hermanos Safdie, directores de Go Get Some RosemaryHeaven Knows What, representan la mayor muestra de sangre nueva en la selección a concurso de esta edición. Una edición en la que está faltando una película que cree consenso entre la crítica (por lo menos consenso positivo) y en la que ninguno de los grandes nombres ha estado a su mejor nivel. Una selección con mucho notable, pero quizá poco sobresaliente.

Los hermanos Safdie han presentado una película visceral, urgente, frenética. La huida hacia adelante de un estafador de poca monta (Robert Pattinson) tratando de dejar Nueva York con su hermano deficiente mental (Benny Safdie). No la nueva York del lujo, el cristal y los colores, sino su trastienda. No la Nueva York de la cultura, los triunfadores y la gente guapa, sino la de los marginados. Una espiral de acontecimientos que cada vez aleja más de su objetivo al protagonista, expulsado por la fuerza centrífuga de sus propias decisiones.

Good Time 2

Los Safdie no abandonan su estilo realista a pesar de tratarse de una película con mucha más acción que las anteriores que se centraban más en la exploración de los personajes y el entorno. Consiguen enlazar las situaciones con fluidez y naturalidad sin necesidad de alargar innecesariamente los episodios y las situaciones. Un excelente uso de la música de Oneohtrix Point Never, junto con  la textura de los 35mm junto con su juego de luces y sombras crean la asfixiante atmósfera adecuada, que se ve rematada con un fantástico final y una actuación realmente irreprochable de un Robert Pattinson que hace tiempo dejo de tener que demostrar a los escépticos que se trata de un gran actor.

Good time ha sido una de las propuestas más estimulantes de esta edición y tiene todos los elementos para convertirse en una película de culto (como le pasó a Drive en su momento). Apunten los nombres Ben y John Safdie, su próxima película la produce Scorsesse (y se admiten apuestas de cuando empiezan a ser conocidos como «los nuevos hermanos Coen«).

A gentle creature

Sergei Loznitsa se aleja de sus formas de documentalista sobrio y riguroso cuando rueda obras de ficción, como en la película que acaba de presentar en esta edición de Cannes, inspirada en un relato de Dostoyevski. Una clatustrofóbica historia en la que una mujer trata de hacer llegar una caja con algo de comida y ropa a su marido encarcelado.

La Rusia que dibuja este relato es un lugar inhóspito en el que la burocracia, la corrupción y la ley del más fuerte han corrompido las relaciones humanas hasta hacerlas inexistentes más allá del intercambio comercial y la grandeza de Rusia ha quedado reducida a viejas canciones populares.

Loznitsa no descansa en el sometimiento de frustraciones, abusos, y crueldades a su protagonista. Una mujer azotada por los hechos con más tesón que fuerzas para lograr su destino. La cámara de Losznitsa nos la muestra atrapada en multitud de ocasiones entre una oprsiva muchedumbre, sin embargo siempre parece sola y desvalida.  Las situaciones son cada vez más kafkianas -pensemos en El Castillo– y repetitivas, en un claro reflejo de la impotencia y el muro que supone la burocracia.

Une Femme Douce

Cuando la película comienza a no dar más de si, Loznitsa pisa aún más el acelerador y se saca de la manga un final totalmente desquiciado y onírico que representa el absurdo absoluto de la realidad que rodea a la protagonista. Gran película de un director con un estilo tan personal como especial.

Happy End

Tras haberse llevado sendas Palmas de Oro consecutivas por La cinta blanca y Amor, el austriaco Michael Haneke aspira a lograr la tercera (hecho inédito en la historia del Festival) con Happy End, el retrato de una familia de la alta burguesía gala, que a pesar de su apariencia perfecta, esconde grandes secretos. En su extenso reparto destacan Isabelle Huppert, Jean-Louis Trintignant, Matthieu Kassowitz y Toby Jones.

En Happy End, Haneke prescinde de un arco dramático convencional y le da a la película la forma de un collage de secuencias en principio inconexas y sin relación de causa efecto entre ellas. Una sucesión de situaciones a las que se enfrentan los distintos miembros de la familia en su vida personal o profesional, que a medida que avanza la película se va cohesionando para ofrecer un panorama de conjunto desalentador de la familia con pinceladas de denuncia social. En Happy End asoman la crisis de los refugiados, las condiciones de seguridad en las empresas, su deslocalización… Pero Haneke deja los aspectos sociales en el trasfondo, en meros apuntes, pero que son más que suficientes para denunciarlos.

Happy End 7

Y todo ello mientras reutiliza elementos de sus películas anteriores en una especie de sumario de su filmografía: la estructura fragmentada de 71 fragmentos de una cronología del azar, la utilización de las grabaciones de vídeo como en El vídeo de Benny, los ciberdiálogos sexuales que por su contenido recuerdan a La Pianista, planos que remiten a Caché o diálogos y situaciones que podrían pertenecer a una secuela de Amor.

La principal novedad de Happy End es que esta vez Haneke evita mostrar, salvo en contadísimas ocasiones sus característicos mazazos emocionales al espectador, nos ahorra ser testigos directos de sus golpes , pero no de las razones que llevaron a esas acciones, ni de sus consecuencias. El resultado sigue siendo apasionante, personal y perfectamente reconocible. [Carlos Elorza, cortesía de La Finestra Digital]