7.5

Olivier Assayas en un autor que me interesa siempre, pero tiene dos facetas más o menos diferenciadas. A veces nos cuenta historias sobre relaciones y familias, de una manera más para todos los públicos, siempre desde su inconfundible personalidad de autor francés. Pienso en Las horas del verano, Finales de agosto, principios de septiembre o la reciente Viaje a Sils María. Todas estupendas. Otras veces se vuelve más turbio, más atrevido, más extraño. Como en Irma Vep o Demon Lover. Este Assayas a mí me gusta más. Su última película está en esta última línea, aunque quizá se acerque más a un término medio.

Su premisa parece un disparate destinado a una loca teleserie: la protagonista es una personal shopper por el día y médium por la noche. Sin embargo, en manos de este director tan particular se convierte en una historia sobre el duelo y sobre buscarse a sí misma. No es de extrañar porque cuando Assayas funciona en su vertiente bizarra no se conforma con hacer algo loco, se lo toma igual de en serio que cuando afronta sus dramas más razonables. En la película se habla literalmente de “vomitar ectoplasma” como si fuera Los cazafantasmas, y no por ello deja de ir muy en serio en su planteamiento emocional.

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La película trata principalmente sobre el duelo de la protagonista por la muerte de su hermano mellizo. La cuestión de sus capacidades de médium no deja de ser la misma metáfora que la de la mayoría de dramas fantásticos de fantasmas: el recuerdo del difunto, que sigue atormentando, la incapacidad de dejarlo ir. En la resolución de la película, que no comentaré, se da un paso más allá en esta línea, redondeando la idea. El aspecto fantástico de la película también nos regala un momento de puro cine, de esos que se resuelven sin efectos especiales, solo con montaje y audacia. Hablo de la salida del hotel. Algo que nos apunta el final sin desvelarlo, con una sutileza elegante. Al mismo tiempo, un homenaje a los resortes fantásticos del viejo cine, de la mano de un director que ya había quedado fascinado por la magia del cine mudo en Irma Vep. Paralelamente hay una subtrama truculenta y hasta sangrienta que trae de nuevo la idea de la muerte. La colaboración del actor alemán Lars Eidinger con Assayas, tanto en esta película como en la anterior, resulta en una densa figura negativa con mucho poso.

El otro gran tema de la película es la búsqueda de la propia personalidad y de un lugar en el mundo. La nueva musa de Assayas, Kristen Stewart, interpreta un personaje desubicado, perdido, no solo por el duelo, también por su trabajo y por quién es ella. El director lo plasma de varias maneras. La más evidente es el frenesí de su cotidianeidad. El montaje muy subido de ritmo. Los gestos enérgicos e impacientes del personaje en cada detalle, como dejar un objeto. Lo apoya ese gusto de Assayas por el caos urbano, en el que sus protagonistas siempre viajan en moto. Curiosamente, el director disfruta igualmente rodando escenas de paz rural. El contexto físico como representación del estado interior del personaje. Cuando intenta comunicarse con el espíritu de su hermano está en una casa en el campo, alejada del ruido de la ciudad. Y cuando alcanza su verdadera revelación está en un ambiente especialmente místico, árabe. De hecho, su novio intenta atraerla hacia la calma de ese entorno, pero ella se mueve a la deriva en la confusión del tráfico de París.

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Otro elemento que señala su crisis de identidad es el fetichismo por la ropa y las joyas. Un tema que Assayas también trató, más a fondo, en Irma Vep. La ropa que le ofrece una personalidad que anhela, que le permite dar rienda suelta a su álter ego. La ropa que le es prohibida y debe tomar prestada, con la excitación de la transgresión y cierta vergüenza cuando le descubren. La ropa de corte casi de fantasía, aferrada a su pecho desnudo. Una mujer que no está contenta con su vida, con su trabajo, que está separada de su pareja -aunque sea por circunstancias de trabajo, hay un distanciamiento y unas dudas evidentes. Una mujer que se prueba la ropa de otra mujer de éxito, una ropa que representa mucho y que es su trabajo: elegir con inteligencia lo que otros disfrutarán. La relación de ella con las prendas se va viendo en la manera en la que se relaciona con ellas, como toca las joyas, por ejemplo.

Todo esto, con unas elecciones musicales en la línea de la indefinición difusa y turbia de la película. Assayas es muy bueno en esto y esta vez el reto era algo más complicado, en ese punto entre el drama intimista y el misticismo fantástico. Las escenas de transición son gozosas solo por escuchar la música que ha elegido. O acaso, en el cine de Assayas, no hay escenas de transición, porque la elección del entorno, de la moto en el tráfico, del bosque, son tan importantes o más que un diálogo profundo. Ojalá siga empeñado en estos proyectos tan personales, tan extraños, tan alejados de lo que está comprobado que funciona. Qué siga arriesgando por muchos años y que reciba muchos más abucheos en Cannes.

Personal Shopper

Media Flipesci:
5.8
Título original:
Director:
Olivier Assayas
Actores:
Kristen Stewart,Anders Danielsen Lie,Lars Eidinger,Nora von Waldstätten
Fecha de estreno:
19/05/2017