Entrevista a Lucas Iaccarino, responsable del Departamento de Técnica del Festival de Cine de San Sebastián
Lucas Iaccarino es el nuevo responsable del área técnica del Zinemaldia, aunque ya llevaba años colabroando con el festival. También ha trabajado para BAFICI, el Festival de Mar de Plata, la Seminci o el Festival de Sevilla.
¿Cuál es la función del departamento de técnica?
El departamento de técnica es el responsable de que las películas sean proyectadas tal y como fueron ideadas por sus realizadores. También de que el público tenga una gran experiencia en el cine. Es la parte final, yo creo, de todo el tramo de la realización. Una película se escribe, se produce, se filma y después es fundamental la parte en la que llega a la audiencia. Desde técnica nos encargamos de esa parte. Es un trabajo que consiste en revisar las copias que llegan, cada copia es revisada íntegramente y visualizada por uno de nuestros movileros, como les decimos nosotros, para detectar posibles anomalías o posibles incidencias, ya sean subtítulos que no corresponden o momentos que nos llaman la atención y que se consultan con los realizadores para descartar cualquier cualquier equivocación o problema de montaje. Luego se llevan a la sala donde se proyectan bajo condiciones muy rigurosas de calidad técnica según los estándares que se usan actualmente en el mundo. Nos gusta pensar que hacemos un trabajo muy delicado y muy enfocado en cuidar cada una de las partes de la película para que termine cómo fue ideada y que no haya en el medio ningún tropiezo que arruine en ese momento.
Este es tu primer año como responsable del departamento
Sí, trabajo en el Festival del 2016 y este este es mi primer año como responsable del departamento. He sido responsable departamento en otros festivales como el Festival de Cine de Buenos Aires y he trabajado en otros festivales clase A como el Festival de Mar del Plata, en varios festivales España y cada uno tiene su impronta. Sin duda este es el festival más importante y también el de mayor capacidad. Todo lo que buscamos hacer es llevarlo a nuevas instancias y sufre una evolución constante que lo hace cada más grande y con más calidad en lo que a la técnica concierne.
¿Cuántas personas sois en el departamento?
En el momento del festival somos alrededor de cuarenta personas. Somos un departamento muy grande porque tenemos, además de toda la parte de coordinación de técnica que somos quienes llevamos más tiempo trabajando, a todos los proyeccionistas, a la gente de ciclos, que son personas que trabajan con nosotros que también ven todas las sesiones para poder informar cualquier problema que haya podido haber con los subtítulos o con el público y poder, eventualmente, ante cualquiera de estos problemas solucionarlo para la próxima sesión, gente que lleva las películas de un sitio a otro, gente que se encarga de revisar que todas las salas sean correctas, de hacer las pruebas con directores… Yo diría que entre cuarenta y cuarenta y cinco personas.
¿Y durante el resto del año?
Durante el año no hay personal estable de técnica. Yo como responsable del departamento trabajo presencialmente tres meses y el resto del año presto asesoría y trabajo de forma no presencial; pero hay un continuo monitoreo. Las películas suelen llegar como pronto un mes antes de su exhibición. El Festival de San Sebastián tiene gran cantidad de títulos que son estrenos, películas muy frescas recién salidas del horno que es lo que hace mi trabajo más delicado porque hay muchas películas que nadie nunca jamás vio y que nosotros tenemos que revisar y que suelen llegar el último mes. No esperamos contar con nada hasta finales de agosto.
¿Trabajáis con los proyeccionistas habituales de los cines?
Es un trabajo mixto sí. Tenemos gente del festival, personal, contratado por nosotros, que están en algunos complejos. En otros, como en los cines SADE con los que trabajamos, contamos con su personal con el que funcionamos simbioticamente acompañándonos y haciendo cada uno distintas parte de las pruebas y de una manera muy amena.
¿La llegada del digital ha facilitado tu trabajo?
Ha cambiado mucho. Hay cuestiones que antes eran quizá mucho más complejas como es el hecho de proyectar la misma película en tres salas el mismo día y que implicaba traslados en tiempo récord y un trabajo muy muy experto del proyeccionista y de todo el equipo, una sincronía; pero también hay una cuestión de que la copia en fílmico tiene un elemento físico que es invalorable. Más allá de todo el valor emocional y de la discusión de si el cine o el vídeo digital refleja este cine de verdad, está el hecho de que la copia en fílmico la ves y no puede haber un errorres que que hoy en día, en la era digital ocurren: que esté la película corriendo y se corte o que dejen de aparecer los subtítulos que hace un momento aparecían, o que no se quiera reproducir la película… Más allá de que tenemos un equipo de bastantes expertos con mucha experiencia y hacemos una cantidad muy grande de ensayos para detectar cualquier problema, los elementos digitales son así, en un momento funcionan y por alguna razón dejan de funcionar. Eso es algo que el fílmico nos daba, la copia la tenías en la mano, la visualizadas veías que existía y eso era una seguridad muy fuerte que hoy en día no contamos con eso, tal cual.
¿Todas las películas se revisan una vez comienza el Festival?
Sí, las películas se ven íntegras en cuanto llegan para ver que estén correctas. Luego se vuelven a probar en la sala donde se van a exhibir que es donde se les hace un seguimiento de ver que sea exactamente la versión y película que corresponde y especialmente que el nivel de audio sea el adecuado para esa exhibición y para esa sesión. No puedes proyectar todas las películas al mismo nivel porque algunas van a quedar bajas y otras altas, entonces se vuelve a hacer una revisión. De muchas películas, de todo lo que es la sección oficial se hace una nuevo visionado íntegro en la misma sala donde se proyectará.
¿Y las retrospectivas? Porque supongo que ahí encontraréis copias que no siempre estén en buena calidad.
Ese es un trabajo que hacemos con el departamento de documentación. Ellos se encargan de traer y de pedir todas las películas, nos van informando y vamos debatiendo y conversando en conjunto, también con dirección y con programación, para ver qué materiales vale la pena exhibir. Muchas veces sabemos que es mucho más importante el contenido que el estado. Entonces se hace una evaluación en la que en la que vemos qué tal está y qué no nos permite ese material. Ha llegado de todo, desde material en DVD que es es la única copia que existe de esa película, a copias en 35 milímetros en excelente estado de filmotecas que lo tienen en perfecto mantenimiento, a alguna que ha llegado en muy malas condiciones, que se exhibe, pero con sumo cuidado pues son copias únicas y entonces se hace un pase, dos a lo sumo, para no forzar la copia. Según el criterio con el que se tomó la situación.
Además de en salas de cine, durante el Zinemaldia proyectáis en recintos que no están pensados específicamente para ser cines, ¿eso es complejo?
Bueno, la mayor diferencia es la preparación que requieren en cada espacio. Ni el Kursaal, ni el Victoria Eugenia son salas de cine, sin embargo, la verdad es que hemos desarrollado un armado muy complejo con todos nuestros compañeros de producción y hoy en día son lugares de excelentes condiciones de proyección, muchas veces mejor que varios cines y multicines del mundo. Son salas óptimas que implican mucho trabajo. Es un trabajo muy grande y delicado porque hay que armar una sala cada vez que se va. Constantemente estamos buscando mejorar y subir el nivel de todas nuestras proyecciones, por ejemplo hace dos años se hizo en el Kursaal un trabajo de acústica muy impresionante y la diferencia se notó mucho.
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¿Cuál es el mayor reto del departamento de cara al futuro?
Yo creo que el mayor reto es estar constantemente a la altura de lo que se requiere. Es un reto que todos los años nos implica un nuevo compromiso y un nuevo desafío. El cine es una industria que renace continuamente. Cuando muchas veces se dice que el cine está muerto que los paradigmas van cambiando, se logra reinventar y aparecen nuevas películas que demandan nuevas atenciones. Creo que el departamento lo que tienen que hacer es continuamente estar a la altura y continuamente buscar la perfección de cada detalle. Que cada película salga perfecta, que cada sesión salga perfecta y quizás pondría como un reto que es interesante que esto lo sienta también el espectador normal. Que no sea solo la satisfacción del realizador sino también la del espectador normal que sabe que el Festival de San Sebastián es un lugar donde puede ver buenas películas y que además sabe que las puede ver muy bien y que puede disfrutar del todo el mensaje de quien ha hecho la película
¿Se nota diferencia de las películas que llegan de estudios tradicionales y de plataformas digitales?
Hoy en día no hay diferencia. Me parece que hubo un momento en los que a las plataformas digitales les costó un poco más la transición y entender lo que era el cine. Algo similar a lo que en cierta forma pasaba con la televisión. Cuando las cadenas de televisión hacían cine había partes que quedaban troncas porque técnicamente son cuestiones distintas; pero hoy en día las plataformas tienen unos niveles de calidad que, la verdad, son óptimos y súper exigentes. Trabajan con profesionales de la industria, la verdad es que también ha pasado eso, todos los profesionales del cine están también trabajando para las plataformas, entonces el nivel es el mismo, es el nivel de las mejores ligas, perfecto.