Entrevista con Luis Alonso y Alberto Arizaga, responsables del Departamento de Producción del Festival de Cine de San Sebastián.

Luis Alonso y Alberto Arizaga aparecen con un dossier a la entrevista lleno de datos y definiciones, se nota que parte de la labor de su departamento es pensar en todo lo que pueda pasar. Ellos están al frente de un equipo que está detrás de casi cualquier estructura que se pueda ver durante el Zinemaldia. Dos veteranos curtidos en mil batallas.

¿De qué se encarga el Departamento de Producción?

Luis Alonso: Vamos a decir hay muchas formas de definir producción pero a nosotros nos gusta esta: “Es el conjunto el conjunto de gestiones que tienen como objetivo la preparación de los recursos y equipos que componen un evento”.

Alberto Arizaga: Todos los eventos o todas las intervenciones del equipo de producción tienen una preproducción, una producción y una postproducción. La fase de preproducción que es pensar en el proyecto, en cómo lo vamos a hacer, qué necesidades tiene, preparar presupuesto, hacer un diseño, reservar un espacio etc, etc… El momento de la producción es el montaje en sí mismo y el desarrollo de ese acto o actos. La postproducción pues básicamente es desmontar y cerrar el tema el tema económico que cuadre con todo lo que se ha hecho antes en la preproducción.

¿Cuál es el mayor reto del departamento?

L.A.: Probablemente el mayor reto podría ser el Velódromo, que ya está controlado porque se hace desde hace 30 años; pero es verdad que transformar un polideportivo en una sala de cine es complicado. De hecho es el montaje que más dura ahora mismo.

A.A.: Y sobre todo el que nunca estás del todo contento porque siempre hay margen de mejora. Convertirlo en un espacio de cine, que suene bien y que no entre luz es complicado. Siempre se nos ocurren cosas nuevas para hacer pero tienen un importante coste económico. Cualquier cosa que se te ocurre en un espacio tan grande lo tiene. “Pues ponemos una telita aquí”, una telita que tiene doscientos metros cuadrados.

Esto no es una sala de cine… hasta que llega producción

L.A.:  Este año nos hemos puesto como reto cambiar la pantalla del velódromo, cambiar el marco de la pantalla, cambiar el oscurecimiento de los ventanales que son un montón de metros de unas telas que ya están deterioradas. Y por otro lado buscar un sistema de montaje y desmontaje que sea más rápido que el que actualmente teníamos. Luego no está solo el Velódromo. Siempre hacemos una valoración después del festival. Qué cosas podrían mejorar o en qué necesitamos hacer una inversión y año tras año vamos viendo qué cosas entendemos que hay que cambiar.

A.A.: El reto en general es hacer cada vez el festival mejor. Igual suena muy vacío pero realmente cuando estás dentro te fijas en detalles y piensas que “esto no nos tiene que pagar el año que viene y esto tampoco” cosas que probablemente la gente no se de cuenta desde fuera pero que desde dentro sí vemos que son mejorables. Ahora también nos hemos metido mucho con el K2, la sala de cámara del Kursaal, porque ya teníamos una estructura de pantalla que llevaba desde el 2003 aproximadamente y ya tenía cierto olor a podrido.

Sois responsables de producción general y producción técnica, ¿qué diferencias tienen?

L.A.: La producción general que conlleva todo lo que son permisos, todo lo que no es técnico, es decir tarimas, carpas, banderolas, etc. y también entra una parte de la coordinación de la seguridad. Lo de Alberto es mucho más técnico.

A.A.: Como se decía allí donde hay un cable está producción técnica, aunque ahora haya muchas cosas inalámbrica, ya sea de vídeo, sea de iluminación o sea de sonido.

L.A.: Es verdad que, aunque esté separado, muchas veces él hace una parte de la mía o yo una parte de la suya. Además, dentro del departamento tenemos otras áreas. Digamos que está la producción técnica y la producción general, luego estaría el coordinador de producción junto con la imagen corporativa que se encarga un poco de, aparte de hacer la parte de producción que le corresponde, que el manual de estilo del festival se aplique tanto en interno como en externo, que el logo se use bien por ejemplo. Y luego tenemos otras áreas como puede ser Producción de galas o Eventos y Actos paralelos que se dedican un poco a todo el tema del catering del festival, porque tenemos varias fiestas, los encuentros festival, los cócteles del director, los desayunos horizontes, la fiesta inauguración, la de clausura, la del cine vasco etc, etc. Todos esos eventos llevan un cocktail o un lunch y hay que coordinar un poco todo ese tema y los actos paralelos de productoras, distribuidores o empresas que están relacionadas con el festival de cine y quieren montar una fiesta o hacer una presentación, a los que les asesoramos un poco dependiendo lo que quieren hacer sobre qué espacios puede utilizar, qué les encaja mejor.

¿Cuánto personal compone vuestro departamento?

A.A.: Fijas durante todo el año cuatro personas nada más; pero en el momento de la celebración de cada edición unas treinta y cinco personas. Unos contratos más largos, otros contratos más cortos, algunos prácticamente solo durante los nueve días del festival. Son treinta y cinco que dependen directamente del propio Festival, luego está el personal auxiliar que contratamos a empresas externas etc.

L.A.: De esos treinta y cinco, doce son auxiliares de producción que se encargan de servicios generales, de gestiones externas e internas: poner vallas, subir o bajar las cajas, el catálogo, la tienda, atender los mostradores, etc, etc. Y luego el resto somos los que estamos o distribuidos en las diferentes áreas que hemos citado antes.

A.A.: Doce son traidores: “Trae esto aquí, trae esto para allá” [se ríe].

Imagino que la relación con el departamento de Técnica es muy estrecha

A.A.: Sí, con el Departamento de Técnica colaboramos bastante. Ellos se ocupan de todo lo que es la cabina y producción técnica se ocupa de todo lo externo. Técnica lo que tienen que hacer es proyectar cine y nosotros darles las condiciones ideales para que lo proyecten.

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En un evento de tantos días y con tantos eventos os tocará improvisar muchas veces.

A.A.: yo siempre digo que lo ideal, ese sería otro reto, es que lo hubiésemos preparado todo tan bien que hiciésemos todo el festival desde la terraza del Picachilla. Pero no nos da nunca. De vez en cuando vamos a tomar un café pero es para lo único que no da. Por mucho que prepares es verdad que hay que improvisar en ocasiones y, sobre todo, hay que hay que vigilar que todo vaya bien, que las improvisaciones sean las menos posibles y que todo lo que has preparado esté en su punto, en el lugar y en el momento adecuado.

L.A.: Es que un día de festival tenemos no sé cuántas proyecciones en todas las salas, en el K1, en el K2 en los Trueba, en el Antiguo Berri, en los Príncipe… no sé cuántas ruedas de prensa en el Kursaal, no sé cuántos photocalls, una fiesta de inauguración, de clausura, no sé cuántos cócteles y luego actos o presentaciones de películas. En Tabakalera por ejemplo esta Nest con los estudiantes de las escuelas de cine que dura cinco días y que necesita la producción. Hay llegadas al hotel, salidas del hotel y cortes de tráfico… y de todo eso nos encargamos del departamento. Entonces hay tantas cosas al cabo del día, tantos actos, que es, como dice Alberto, un reto cuadrar que todo está controlado. Está todo semicontrolado, muy controlado; pero pasan cosas.

Habéis dicho que vuestro departamento se encarga de la correcta aplicación del logo, ¿cómo fue el cambio de imagen?

L.A.: Bueno eso tendría que explicarlo mejor Pablo, que es nuestro compañero. Un cambio de imagen conlleva mucho trabajo porque todo lo que teníamos ya hecho hay que volverlo a adaptar. Estuvieron trabajando con TGA, la agencia que hizo el diseño, durante mucho tiempo hasta que dieron con la fórmula. A partir de ahí luego es aplicar todo eso a la realidad, a lonas, a vallas, a toda la imagen del Festival.

A.A.: Realmente el trabajo que hicieron en el año del cambio de imagen fue impresionante. Yo creo que se cambió la imagen al 80% de los sitios donde figuraba la antigua imagen y nadie daba un duro porque el cambio fuese tan enorme de un años a otro. Y la verdad es que el trabajo que hicieron sobre todo Pablo y sus ayudantes fue impresionante.

L.A.: Había que cambiar el logo en todo. No solo el logo sino las diferentes aplicaciones que hay para depende qué cosas, que hay unas cuantas, siguiendo el libro de estilos a producción.