Como ya os contamos, este año tenemos un ciclo Nosferatu dedicado a Fassbinder con algunas particularidades. Estas particularidades están provocando algunas quejas entre los usuarios. El ciclo es más largo de lo habitual y trasciende la programación habitual de los miércoles, implicando también a la programación de Tabakalera. Vamos a aclarar un poco este punto por si alguien anda perdido. Aunque todo se proyecta en el cine de Tabakalera, hay varios programadores, principalmente Donostia Kultura, Filmoteca y la propia Tabakalera (como entidad programadora, no como edificio). El ciclo Nosferatu es competencia de Donostia Kultura y Filmoteca pero este año, siguiendo en la línea de trabajar juntos, en lo que ya el año pasado vinieron a llamar “Pantalla pública compartida”, Tabakalera va a proyectar también sesiones del ciclo.

Principales consecuencias de la apuesta de este año:

  • Un ciclo más largo. 58 sesiones en total (por ejemplo, el del año pasado de Agnès Varda fue de 28)
  • Se elimina el abono habitual del ciclo que cubría todas las películas. Se alega que sería demasiado caro.
  • Se crea un bono de 30 entradas a precio reducido, que vale para todas las proyecciones, independientemente el programador. Con este bono se pueden conseguir los libros de la sección (aunque también te dan a elegir otro). Este bono no es de acceso directo sino que hay que retirar entrada. Esto no se puede hacer por Internet.

La novedad principal del nuevo bono es su transversalidad respecto a los programadores. Ya hubo otro bono que te daba una cantidad de películas a precio reducido pero no valía para todas las sesiones. Aquel bono era transferible y se podían comprar varias entradas por sesión -es decir, se podía compartir. Del nuevo bono se nos dijo que no sería así. 

 

Sin embargo, no sé si porque había habido una confusión o por atender a las quejas, durante la presentación de la primera película del ciclo Victor Iriarte explicó lo contrario. Es decir, que sí se puede compartir. En el tiempo en que he escrito estas líneas, en la web de Tabakalera ha cambiado de una información a la contraria.

Al empezar a escribir esto

Al terminar de escribirlo

Inicio caótico

Esa misma presentación sirvió para que se pidiera disculpas al público porque ha habido algunos problemas. Ciertamente ha sido un comienzo bastante atropellado. Permitidme repasar algunas situaciones de las que he tenido constancia. Para empezar, las afirmaciones contradictorias, como esta de las características del bono. También se informó por twitter de que los bonos se habían agotado para rectificar después. Un error del sistema informático, al parecer.

 

No sería el único. Sesiones para esta primera semana estaban mal programadas en el calendario y no se podían retirar.

 

Los horarios del infopuntu, lugar para comprar el bono, aparecían en la web hasta las 20:00 pero la realidad algunos días es solo hasta las 19:00, por lo que los usuarios que aparecieron más tarde no pudieron adquirirlo.

 

Dado que ahora hay que retirar entrada siempre (antes se podía acceder a la sala directamente con el abono), se forman colas. Un usuario nos contó su experiencia: tenía ya la entrada sacada con antelación por previsión y tenía la intención de comprar ya la siguiente sesión aprovechando su paso por Tabakalera. Hay que tener en cuenta que las entradas anticipadas se adquieren en el infopuntu mientras que las entradas para la sesión inmediata se compran en taquilla, que es donde se forma la cola. Nuestro audaz usuario, por tanto, se pasó por el infopuntu para comprar la entrada de la próxima sesión, sin colas. La respuesta fue que “se han llevado la impresora” a la taquilla y por lo tanto, no podían darle la entrada. Es decir, no puedes aprovechar el día que vas al ciclo para comprar la siguiente. Si no se soluciona la situación de la impresora, será necesario acercarse en otro momento adicional. 

También hubo cierta confusión por olvidar ofrecer los libros con el bono. Al recordarlo uno de los usuarios, otros volvieron a pedir el suyo. Desconozco si todo el mundo se enteró a tiempo.

Una serie de catastróficas desdichas que no parecen razonables para unas entidades del tamaño de Tabakalera, Donostia Kultura y Filmoteca. Errores, contradicciones y, sobre todo, desinformación.

 

Nosferatu se diluye

Algo que nos preocupa a muchos es que un ciclo tan exitoso y tan querido por sus usuarios habituales como es el Nosferatu, pueda estar desdibujándose en su paulatina integración en el universo Tabakalera. Primero fue el traslado, desde el Principal, donde tenía sus propias normas y su propio espacio (más grande, ayer se quedó gente fuera de la sala otra vez), a la sala de Tabakalera, donde comparte pantalla con otros programadores. Esto hace, por ejemplo, que se haya cambiado el horario este año a las 19:00 para ir a juego con el resto de sesiones de Tabakalera. No me parece algo malo en sí mismo este cambio de horario. Habrá gente a la que le venga mejor y otra gente a la que le venga peor. Lo preocupante es que no es un cambio que atienda a las propuestas de los usuarios de Nosferatu, solo responde a una uniformización con cuestiones externas: los horarios de Tabakalera.

Si uno entra en la agenda de Tabakalera en este momento, no verá ninguna referencia al ciclo Nosferatu. Allí figura como “FOCO: FASSBINDER”. Es decir, para Donostia Kultura y Filmoteca, hay un ciclo Nosferatu; para Tabakalera, Fassbinder es otro de sus varios focos.

 

Minuto y resultado: ahora en la agenda de Tabakalera aparecen los eventos dos veces. Es la misma proyección pero según a qué enlace le des te lleva a Donostia Kultura a comprar la entrada de Nosferatu o a Tabakalera a comprar la entrada del Foco: Fassbinder. Una pone que está organizada por Tabakalera, la otra por Donostia Kultura y Filmoteca Vasca. Es como el misterio de la santísima trinidad. Es uno y son dos al mismo tiempo.

Podría alegarse que lo que importa es que pongan las películas y no tanto el nombre que se le ponga al ciclo. En mi opinión sí que tiene importancia: el valor de la marca. Como decía antes, Nosferatu lleva muchos años en la ciudad y es muy querido. Esto hace que tenga un público fiel que acude cada miércoles independientemente del tema del ciclo o la película en concreto -aunque obviamente unas sesiones tiran más que otras. Las empresas conocen bien el valor de una marca asentada y se gastan mucho dinero en publicidad de creación de marca y su mantenimiento. Nosferatu tiene marca. Muchos espectadores van a Nosferatu y muchísimos menos a focos de directores en Tabakalera. Si vamos, poco a poco, convirtiendo Nosferatu en un foco más, podemos perder esa fidelidad.

 

Si Nosferatu deja de ser Nosferatu para ser un foco largo de Tabakalera, hoy será un foco largo y mañana dos focos medios, y cualquier día de estos será indistinguible de cualquier otro foco.

Es verdad que ha habido, también por nuestra parte, una petición de que haya más simplicidad en la agenda y que no esté tan compartimentada entre los diferentes programadores. Que debe ser más transparente para el usuario. En ningún caso se pedía que se eliminaran contenidos que funcionan ni que se perdiera el crédito a quien programa, más allá de que no deba ser un criterio para separar información. Es decir, ofrecer la información total, sí; obviar quién hace qué, no. Concretamente, esto es lo que escribía Ricardo el año pasado por estas fechas:

“El hecho de compartir lugar de proyección tiene que tenerse en cuenta a la hora de comunicar y difundir la programación, buscando que haya un único mensaje claro y ordenado. Eso sí, suponemos que sigue el actual reparto de días de la sala, así como la personalidad propia de cada programación.”

 

El abono

La desaparición del abono Nosferatu no es solo una cuestión económica. En gran parte se caracteriza por su afán completista. Su valor como ciclo más que como entradas sueltas hace que el espectador no acuda solo a los hits, sino también se atreva con las películas menos conocidas. Esto se consigue en gran parte porque es un abono completo, de tarifa plana, por decirlo así, pagas una vez y puedes ir a todo. El bono de descuento que hay ahora es simplemente eso, un descuento, pero ir a cada sesión supone gastar una entrada. Cosa que no ocurría con el formato anterior, donde estaba todo incluido. Es la diferencia entre un menú de precio reducido y un buffet libre: la forma de comer es bien distinta. 

Se ha argumentado que este año no hay abono porque son muchas sesiones y sería demasiado caro. Parémonos un poco en este asunto. Es verdad que este año hay muchas más sesiones. En total son 58 sesiones. El año pasado, por ejemplo, con el ciclo de Agnès Varda, fueron 28 y costaba 58€. Si hacemos una regla de tres -suponiendo que el valor del abono fuera proporcional, que no tiene por qué- nos saldría que debería costar 120€.

En las rectificaciones que hubo en la primera sesión, Iriarte nos explicó que estaban valorando un segundo bono de 30 sesiones por navidad y que, dada la situación de enfado, preferían confirmarlo ya. Es decir, que si alguien quiere cubrir las 58 sesiones podría hacerlo comprando los dos bonos, lo que costaría 140€ (que sería menos con el descuento de Donostia Kultura). Es decir, quedaría algo por encima de lo que supuestamente debería costar el abono de siempre. Así que la razón de que sería demasiado caro no encaja muy bien pues igualmente, la solución de los dos bonos sigue siendo más cara todavía. Además no tienen por qué ser soluciones excluyentes.

Aunque sin duda, la solución que muchos de nosotros vemos más clara era la de incluir en el abono solo las obras cinematográficas de Fassbinder y no las dos series (que son varias sesiones) y lo que se ha venido a llamar Fassbinder + Plus (películas influyentes e influenciadas por el cineasta). Eso serían 35 sesiones que, por la misma regla de tres, se quedarían en 72€ que no es un precio tan alejado. Después, las otras 23 sesiones podrían pagarse aparte o con un bono adicional. De esta forma, el usuario de Nosferatu no tendría desventajas respecto a otros años. 

En cualquier caso, independientemente de si se podría haber hecho de otra manera o no, si la ausencia del abono se debe solo a la inusual extensión de este año, no hay razón para que el año que viene no vuelva todo a la normalidad. Sin embargo, cuando tocamos esa cuestión solo hay silencio. Si el año que viene volvemos a tener abono o no, será una buena medida de la verdadera razón de su desaparición.

 

 

Para cambiar algo que funciona hay que tener muy buenas razones. Habría que preguntarse cuáles son las motivaciones para los cambios en Nosferatu, desde su salida del Principal hasta los horarios y la eliminación del abono. ¿Es para mejorar la experiencia de sus usuarios o para reforzar el proyecto de Tabakalera?

Fassbinder desborda Nosferatu

17/09/2019 - Iñaki Ortiz Gascón

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