Poco a poco va cogiendo forma la nueva escuela de cine que se situará en Tabakalera, la bautizada como Elias Querejeta Zine Eskola. En El Contraplano ya hemos hablado sobre ella con Denis Itxaso, Diputado de Cultura en la Diputación Foral de Gipuzkoa y uno de los máximos impulsores de esta escuela, y también con Jose Luis Rebordinos, director del Zinemaldia, una de las instituciones que estará vinculada a la escuela. Hoy es el turno de charlar con Carlos Muguiro, el primer director de la escuela y que hasta ahora conocíamos por haber puesto en marcha el festival Punto de Vista en Pamplona y por su trabajo junto con Sergio Oksman en títulos tan interesantes como O futebol o Una historia para los Modlins (Goya a mejor corto documental en 2013).

Quién es Carlos Muguiro

Lo primero, cuéntanos quién eres, de dónde vienes.

Soy elizondarra, del Baztan. Nací en el 66 y me considero cineasta, en los tres sentidos que otorgo al término. En el creativo, trabajando sobre todo con Sergio Oksman desde hace más de quince años. Como curador o programador destacaría la creaión del Punto de Vista en Pamplona en 2005. Entiendo la curaduría como otra manera de articular y crear cine, tal y como defendía Henry Langlois. Y como académico e investigador del cine: me doctoré en Humanidades por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y amplié mi trabajo investigador en el departamento de estudios eslavos de la Universidad de Cambridge. Fui un doctor tardío, para lo que suele ser habitual. Llevaba mucho tiempo trabajando el cine soviético, que es mi pasión, cuando decidí enfocar por ahí mi tesis doctoral.

¿Y cuál es tu idea sobre la docencia?

De alguna manera siempre he estado pensado en la docencia, en si el talento se puede transmitir o no. Yo fui de la primera promoción de la ECAM. Recuerdo como a finales de los 80, se añoraba la antigua escuela nacional de cinematografía que había desaparecido a mediados de los 70 y Pilar Miró decidió poner en marcha una nueva escuela de cine. Yo entré en esa nueva escuela y allí estaban Víctor Erice, Montxo Armendariz Mario Camús de tutores, lo recuerdo perfectamente.

Aquella experiencia fue muy interesante en algunos aspectos, en otros quizá por mis altas expectativas no fue tan completa como quería, pero desde entonces la reflexión sobre la docencia cinematográfica me ha interesado mucho. Luego fui a Londres, más tarde a Cuba a San Antonio de los Baños, no a estudiar, a trabajar en la coordinación de la Cátedra de dirección. Más tarde me llamaron para poner en marcha la cátedra de documental en la ECAM.

Carlos Muguiro Escuela de cine Elias Querejeta 1

Desde mi punto de vista, la docencia debe ser un acto creativo. Siempre me ha llamado la atención como algunos maestros que he tenido, por ejemplo Víctor Erice, eran capaces de hacer de una clase un evento irrepetible, una experiencia. Eso me interesa mucho, la docencia como experiencia. Como algo irrepetible que está pasando en presente. Como el cine,  que es algo que pasa en presente y ya, se acabó, ha desaparecido. Yo esto es algo que lo viví con Erice en sus clases, creo que fueron películas. Cómo se movía, recuerdo verle moverse para encuadrar, agachándose… es que me emociono al recordarlo. Y no soy para nada mitómano, pero es que era una forma de ver el tipo de relación que este hombre, este maestro, tenía con su oficio.

¿Qué te anima a presentar tu proyecto para dirigir la escuela?

El proyecto me gusta, me apasiona, por la singularidad que tiene desde el origen. Está financiado por Diputación e intervienen en su creación tres instituciones cinematográficas que están bajo el mismo techo. Ya el hecho de que estén bajo el mismo techo me parece una rareza; que además decidan unirse para crear una escuela es algo que yo no conozco que exista en ningún otro sitio. Hay Festivales que tienen centros de formación, hay centros de arte que también tienen, hay masters, hay archivos como la casa Kodac en Rochester que tienen una escuela de restauración; pero que las tres cosas estén en el mismo edificio me parece muy ilusionante.

Los tres tiempos del cine

Explícanos tu proyecto, tu idea de escuela.

La idea de las tres instituciones bajo el mismo techo es algo que venía como pie forzado en la convocatoria. Es algo que como os decía me resulta muy ilusionante pero también es complicado. Funciona en teoría, pero luego hay que ponerlo en marcha. Así que yo hago una propuesta, que es bien recibida, en la que intento dar una coherencia a todo esto e incorporo también una idea del cine, lo que yo llamo los tres tiempos del cine, que enlaza con lo que os decía antes de que tan cineasta es aquel que hace películas, imágenes, como aquel que las hace visibles. Porque creo que ese es hoy un grandísimo problema, que las imágenes sean visibles, que nos lleguen, que dialoguen entre si,… etc. Por eso creo que la expansión del concepto de cineasta es fundamental.

Otra pata importante es la investigación, cualquier proceso de creación requiere de investigación. Investigan los curadores y comisarios, los que programan investigan aunque no hagan una tesis doctoral. Investigan los que trabajan en archivo, por supuesto. Y también investigan los creadores. La investigación que se asocia muchas veces a las ciencias experimentales es también un componente esencial para el cineasta. Por eso propongo que sea un centro que, además de formación, sea un centro de investigación, que haya capacidad de generar proyectos de investigación entre los alumnos, entre los profesores y también proyectos de investigación con cierta autonomía que luego den resultado como publicaciones u otro tipo de actividades culturales o científica.

También me parece fundamental la idea de que una escuela de cine no tiene que ser una escuela de oficios. La primera escuela de cine se fundó en la URSS en 1919, el VGIK, y desde entonces se las escuelas de cine han reproducido ese modelo que nació hace más de 100 años porque la URSS necesitaba desarrollar una filmografía que no tenía. Desde entonces las escuelas han funcionado como creadoras de oficios: guionistas que sólo son guionistas o directores de fotografía, o decoradores, o… toda esta cadena tradicional de funcionamiento de una película; pero hoy en día sabemos que estos roles de los títulos de crédito son difusos y cada vez más. Hay que pensar que ser cineasta en el S.XXI es muy diferente que hace 100 años.

Además la idea de que hay una industria al final del camino esperando un cierto número de, qué se yo, directores de arte cada año, es falsa. La idea de que una escuela modela profesionales para una industria, no es verdad, eso no existe.

La función de la escuela

Si la escuela no prepara a los alumnos para la industria, ¿qué es lo que hace?

Ha llegado un punto en el que todos hemos aceptado, incluso a veces yo mismo que vengo de la universidad, esta idea de adecuación de la educación a la industria, cuando yo creo que la educación tiene que tener un poder transformador, los cineastas que salgan de aquí tienen que generar una realidad distinta y nueva. No creo que una escuela deba modelar a los alumnos para una industria que está esperando, lo que tiene que hacer es cambiar a la gente, cambiar la realidad, transformar. La educación, la pedagogía, tiene esta capacidad de transformar.

Hay que construir perfiles, inventarse trabajos que no existen todavía. Tener la capacidad de generar industria y nuevas formas de producción, de imaginar permanentemente el futuro de la creación. Ser capaces de estar proyectando el futuro constantemente. Ahí también influye la investigación de la que hablaba antes. Yo creo que la investigación es un hábito, no debe de ser algo puntual en la vida de un cineasta, sea productor, sea guionista, sea restaurador, sea lo que sea. La vida de un cineasta tiene que estar siempre en proceso de investigación, anticipándose, previendo o proyectando lo que va a ocurrir. Por eso cuando yo hablo de investigación no me refiero a cine de minorías, no, no. Me refiero a buscar a los nuevos espectadores y no pensar que todo está hecho o todo está dicho. No.

Escuela de cine Elias Querejeta

Cualquier proyecto pedagógico es un proyecto de transformación y no de adecuación a una sociedad. También creo que una escuela de cine no puede ser neutra, tiene que ser apasionada, porque sin pasión no hay docencia posible y sin un proceso de cambio que afecte a la persona completa tampoco.

Me resisto a creer en esa idea la proximidad de la industria y las universidades, esa idea de que al lado hay una industria que está esperando técnicos. Yo creo que las universidades son verdaderos espacios revolucionarios, donde cambia el conocimiento, donde se genera el saber, donde cambian las personas. Yo me creo eso y no me creo que sean sitios donde simplemente se generan perfiles adaptados a las necesidades laborales de ese momento concreto.

Pero pongámonos en el lugar de alumno que va a pagar 3.500€ y se pregunta si le va a servir para algo en su vida laboral.

Quién organiza este curso no es una institución académica que no emplea, son tres instituciones empleadoras, no académicas. Un festival de cine que da trabajo y que sabe cuales son las necesidades de trabajo. Son gente que trabaja. Eso si, si alguien va a venir a la escuela solamente porque es un nicho laboral, obviamente no es el mejor sitio. Pero si alguien quiere dedicarse a trabajar en una filmoteca, o en la restauración de material digital, etc, pues la inversión de 3.500€ entonces es probable que le compense, porque, para empezar, para estudiar eso tendría que irse fuera.

Si hay algo que caracteriza a esta escuela es precisamente el contacto con la gente que trabaja. No son prácticas como una especie de meritoriaje a final de verano, no, van a estar trabajando en filmoteca desde el primer día, o van a trabajar en archivo, comunicación y programación del Zinemaldi desde el primer día en pleno contacto con el director de un festival de categoría A. Trabajar en este mundo no es fácil, pero se trata precisamente de eso, de facilitar ese paso hacia el mundo profesional. Me cuesta trabajo imaginar mejor sitio, en el sentido de me cuesta imaginar una situación en la que sean instituciones empleadoras las que decidan dar el paso académico.

Tabakalera

Bajo este techo de Tabakalera hay una actividad de conocimiento diaria que concreta en determinados eventos, como puede ser el caso de los nueve días del Festival. Sin embargo hay una serie de profesionales y de invitados que están permanentemente trabajando. Vamos a tratar de crear una correa de transmisión para que todo ese conocimiento que se genera el resto del año pase a las nuevas generaciones. Lo mismo con la Filmoteca, o Tabakalera.

Como decía, el mundo del cine está cambiando. Los festivales se están redefiniendo en general, creo que es algo indicutible y urgente. Hacer un festival no es sólo reunir un puñado de películas, ni siquiera las mejores películas, hay más cosas y se están redefiniendo por ahí. En el ámbito de la curaduría lo mismo. Las conexiones entre la crítica y la curaduría que hoy son evidentes hace cinco años no existían. Ahora mismo hay críticos que programan permanentemente en algunos sitios y esto es relativamente nuevo. Hoy se hacen concursos públicos para dirigir un festival y esto también es nuevo. Está cambiando todo, los festivales, la manera de hacer películas, la manera de programarlas, la manera de verlas… y ahí hace falta un poco de pensamiento, no esperar que los cambios nos vengan dados. Ese es nuestro papel.

¿Y en los campos más relacionados con archivo y restauración?

En el archivo, en la conservación de materiales más que demanda lo que hay es una necesidad. Hay necesidad material de la conservación y no hablo sólo de soporte fotoquímico. Hablo de lo que está pasando con el material magnético, U-matic, todo el material de las televisiones como por ejemplo a ETB, todos los vídeos que hemos grabado en casa… la preservación de esos materiales es una necesidad, otra cosa es que ahora mismo, en España, la conservación esté en manos de instituciones públicas. Sabiendo y estando claro que es una necesidad, ahora a lo mejor hay que crear la demanda.

Además, centrándonos en el apartado de formación, es que no hay posibilidad de estudiar archivo a no ser que te vayas a Nueva York o a un master que hay en Amsterdam y poco más. Es una formación muy específica que no hay cerca. La FIAF (Federación Internacional de Archivos Fílmicos) realiza cada dos años un master de tres meses, pero no es fácil estudiar en profundidad la materialidad del soporte cine. La oferta docente es bastante rara, lo mismo en el apartado de curaduría. Por eso hablaría de necesidad más que de demanda.

¿Y cómo ves el futuro de los creadores?

Desde el punto de vista laboral, y esto lo digo yo porque lo he sufrido, lo más terrible en este país, especificamente, se da en el ámbito de la creación, de la dirección. Es terriblemente complicado tener una carrera. Hacer una primera película es relativamente sencillo, hacer una segunda quizá… pero hacer una carrera… lo que hemos visto de los cineastas que admiramos, que son capaces de aprender haciendo, incluso de equivocarse o renegar de ciertas películas suyas, esa posibilidad de que la industria o, quién sabe quién, te de la posibilidad de tener 10, 15, 20 películas, esto hoy en día y en este país me parece prácticamente imposible. Esto si que me parece una tragedia y ahí si que me parece que hay un problema. ¿Por qué a partir de la segunda o tercera película ya no hay posibilidad de rodar? Este si me parece un problema laboral serio, muy grave.

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Quienes hemos hecho películas sabemos que las condiciones económicas en las que las hemos hecho no tienen sentido. No puedes hipotecar la casa cada vez que quieres rodar… Es un problema que no sé quién lo tiene que resolver. Pero como parece que los festivales lo que buscan son los descubrimientos, los directores noveles, las nuevas obras y asociar tu festival a determinado nombre al que tú has puesto tu sello, pues nos olvidamos del siguiente paso, de la posibilidad de aprender haciendo. Sin embargo vemos que cada año estamos descubriendo cineastas noveles. Todo el mundo, festivales, etc, quieren tener su descubrimiento, pero hacer una carrera después es muy complicado.

Pero que un Festival de a conocer a un director novel es positivo, le puede ayudar a dar proyección a su proyecto

Por supuesto, por supuesto. Si yo nos estoy en contra de eso, obviamente es así y me parece muy bien. Hablo más de la cuestión laboral. Los directores tienen derecho a tener familia, ese tipo de cosas. No es ninguna broma que no puedas organizar tu vida y que tengas que estar pendiente de que va a pasar cuando tengas 65 años. Si tú coges en los últimos años los nuevos cineastas que han ido surgiendo, algunos vinculados a eso que se llama El otro cine, y miras quienes han seguido, quienes no, cómo han seguido sus trayectorias, qué pasó con aquel cineasta, a qué se dedica, si está dando clases, de qué vive ¿no vive?… Luis López Carrasco escribió un artículo en Público hace tres meses que me parece una declaración generacional que os recomiendo leer. Yo siempre salto con esto porque es un tema que se desatiende tanto…

Volviendo a la escuela, en la presentación hablabais del derribo de las estructuras verticales entre lo amateur y lo profesional, explícanos ese concepto.

Lo de las barreras verticales viene dado por el mismo edificio que está organizado así, la escuela está en la planta baja y , menos las cámaras de Filmoteca, las instituciones empleadoras que impulsan el proyecto están en las plantas superiores. Pero queremos que los profesionales bajen, que los estudiantes suban, que haya un fluir constante entre los que viven de esto y los que esperan vivir de esto. Que la escuela que sea trasvase de conocimiento aprovechando que bajo el mismo techo hay tres instituciones que están trabajando en el presente, el futuro y el pasado del cine. Rebordinos puede estar explicando a los alumnos a la mañana como marcha el día a día de la preparación del festival y a la tarde siga trabajando. Que a su vez los alumnos bajen a la tarde a las naves de refrigeración de filmoteca y aprendan de primera mano que significa el nitrato y por qué se puede o no trabajar con él. Que vayan arriba y puedan descubrirlo en el centro de documentación…aprovechar el flujo permanente de conocimiento que hay aquí.

Quién sabe, quizá en unos años el Zinemaldia esté en parte formado por estudiantes que hayan pasado por la escuela, ese sería un ideal. Ese es el espíritu.

Otro concepto del que habláis es de que cada alumno podrá planificar su propio camino.

Cada alumno se matricula en una especialidad y tiene unas asignaturas troncales, pero nos hemos organizado para que ninguna de las asignaturas específicas coincida con otra, para que los alumnos puedan escoger un número de créditos y elegir su propio camino.

Ten en cuenta que toda la programación de Tabakalera se incorpora también al currículo de tal manera que gente que viene invitada pasará también por la escuela, y toda esa programación se incorpora como complemento pero dentro de la parte académica. Tienes un abanico de poder ir eligiendo cosas a lo largo del curso.

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Integración de la escuela en la ciudad

¿Vais a programar junto con Tabakalera u os vais a adaptar a lo que ellos programen?

Tabakalera va a seguir teniendo su línea, pero habrá una comunicación constante y permanente. Lo ideal sería que hubiese una relación orgánica en el sentido de que la escuela tendrá invitados que a lo mejor sería conveniente que tuviesen una proyección a través de la programación. Esa es la complejidad de organizar todo esto, pero lo interesante es que haya un trasvase y un diálogo, que aunque la escuela no sea una institución que programe que haya este tipo de diálogo.

Rebordinos no deja de decir, en público y en privado, que va a ser una referencia a nivel internacional. Justo hace unos minutos nos lo hemos cruzado y hablaba de esto realmente ilusionado, ¿tú estás igual de ilusionado?

Bueno, la exteriorización del entusiasmo depende del carácter, pero sí, el proyecto es único y singular en todos los sentidos. Yo también confío en que dentro de un plazo razonable sea un centro de referencia internacional.

¿Y no da un poco de vértigo ser un proyecto tan singular?

Da vertigo, si. Porque no hay dónde comparar, no puedes decir ¿estó como lo hacen allí o en tal sitio? Si, da un poco de vértigo; pero me siento muy respaldado con la Diputación, Zinemaldia, Fimoteca y Tabakalera detrás. Y luego yo sé que estoy de paso, no he venido a quedarme ni mucho menos. Estaré intentando que esto arranque, coja forma y perdure para que cuando llegue el que venga después de mi siga con el impulse y se convierta en una institución cinematográfica más de la ciudad.

¿Conoces la oferta cinematográfica de la ciudad? ¿Cómo la valoras?

Soy muy fan de algunos proyectos de la ciudad. Soy seguidor de Nosferatu desde hace muchos años aunque no resida aquí, la Muestra Documental Lupa me parece súper interesante y, aunque no sea yo quién para opinar sobre la vitalidad de la oferta en San Sebastián, siempre he pensado que esta es una ciudad privilegiada desde el punto de vista cinematográfico. Mi primer Festival fue en el año 1984 y yo no he dejado de venir desde entonces. Sin ninguna duda, dónde más he aprendido de cine ha sido aquí y no sólo de la Sección oficial, también de los ciclos clásicos. Para mi cuando empecé a venir con 17 años, el Zinemaldia se convirtió en una escuela.

Investigación y divulgación

Finalmente se va a retrasar la apertura hasta el 2018, algo que nos parece más lógico que la idea original de comenzar este curso deprisa y corriendo. ¿Qué planes tenéis para este año antes de que den comienzo las clases?

Tenemos cosas que hacer para que el año que viene esto funcione perfectamente, engrasar toda esta maquinaria, profesorado, contenidos, etc. También mirar la parte de como llegar a los alumnos. Comenzar en 2018 es lo más natural y, además cumple esa idea de poder empezar con el Zinemaldia. Para mi es casi un sueño, me recuerda a mi propio caso, cuando en septiembre yo me perdía clases en la ECAM para venir. Creo que el hecho de que el curso empiece el primer día del Festival y que termine el último del día siguiente representa un viaje extraordinario.

Además de esto, tenemos otras líneas que queremos activar. Como os decía antes queremos que la escuela desarrolle proyectos como centro de investigación y también otra parte más divulgativa. La escuela no debe programar, porque ya hay muchas actividades y programadores en la ciudad, pero debe colaborar en lo que existe, sugerir cosas y luego transmitir algunas cosas relacionadas con la investigación y la docencia. Que haya investigación y divulgación.

Una de esas líneas de investigación son esas «lecciones perdidas de Tarkovski», explícanos qué es eso.

Hace unos meses se hallaron en un archivo privado de Moscú alrededor de noventa horas de grabaciones de Andréi Tarkovski, el cineasta ruso. Es un material que no se sabía que existiera. Son clases que Andréi Tarkovski dio entre los años 1975 y 81, antes de abandonar la Unión Soviética. Hasta ahora las clases de Andréi Tarkovski ocupan un único volumen realizado a partir de cinco o seis horas de grabaciones que eran todo lo que se creía que existía. El hallazgo de estas noventa horas es algo realmente extraordinario. El Instituto Tarkovski nos propuso trabajar con ellos en la restauración, la catalogación y, sobre todo, en la difusión de ese material. A nosotros nos parecía bien porque, además de la importancia del material, permitía que algunos alumnos hicieran prácticas en Florencia, dónde está el Instituto Tarkovski, o en Moscú. Para el alumnado, fundamentalmente de archivo, se abría una vía de trabajo muy interesante; pero al mismo tiempo está la parte de poder trabajar con este material, de darlo a conocer, de hacer actividades, de transcribirlo, de hacer traducciones, de poderlo comunicar aquí… y es algo muy interesante que no se ha comunicado en ninguna otra parte y que justo acabamos de anunciar.

Carlos Muguiro Escuela de cine Elias Querejeta 2

Luego hay otros proyectos de investigación más internos, que ya iremos anunciando. También queremos activar dos ayudas a la investigación, de 3.000€, una pre y otra posdoctoral. Ayudas que tienen que servir para una estancia de investigación, para la finalización de un paper, para la presentación en un congreso… etc. Estarán centradas en investigadores guipuzcoanos.

¿Y en qué consiste la celebración del cine amateur y doméstico que tendrá lugar en octubre?

El 21 de octubre es el día internacional del cine doméstico y el 27 de octubre es el día internacional del patrimonio audiovisual. Caculamos que esa semana la escuela ya podrá abrir sus puertas para que la gente la vea y, conjuntamente con Filmoteca, nos pareció interesante inaugurar la escuela con una serie de jornadas de recepción de material doméstico en cine, en vídeo, en lo que sea. Material que muchas veces se piensa que es un cine menor, que no tiene consideración de película acabada; pero que desde el punto de vista sociológico, antropológico, histórico y cultural tiene muchísimo valor. De hecho la UNESCO, hace años, emitió un convocatoria que pedía que no se mantuviera ese material en casa,  que es un material que se corrompe y hay que conservarlo bien porque ahí está la memoria audiovisual del S.XX. Desde hace años a nivel interanacional se convocan acciones para rescatar ese material porque todos tenemos filmotecas y fototecas en nuestras casas, con un valor extraordinario. Es un patrimonio visual y cinematográfico realmente extraordinario. Por eso convertiremos la escuela en un receptáculo para recibir ese material y que expertos lo examinen, lo limpien, miren en qué estado está, lo restauren si es necesario y se decida si merece la pena digitalizarlo e incluso se proyecte… una especie de acogida de ese material huérfano, que parece que no tuviera créditos o autoría.

Esta es una de las principales actividades que haremos en torno a la importancia del cine amateur, algo que particularmente en Guipúzcoa tuvo mucha importancia a través de la sociedad fotográfica, pero a partir de aquí se irán anunciando más. Habrá charlas, proyecciones de una selección de estas imágenes con música en directo, ya iremos anunciando. Trabajaremos para fomentar la idea de que el cine no ha sido solamente aquello que se proyectaba en el Cine Roxy con alfombra roja. Que el cine forma parte de la cultura y de la memoria de S.XX y que tiene valores a veces artísticos, a veces antropológicos, a veces culturales y a veces simplemente emocionales y que es importante tener conciencia de eso.