Coordinadoras de intimidad para las escenas de sexo en la ficción

Han pasado varias semanas ya desde que terminó Crossover, el Festival dedicado a la cultura de las series promovido por el Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Gipuzkoa junto a la agencia cultural Kultur Factory. Uno de los eventos destacados fue la charla ¿Cómo se rueda el sexo?, en la que se abordó la importancia de la figura del coordinador de intimidad en los rodajes de escenas íntimas.

La charla, moderada por Dani Mantilla, contó con la presencia de tres profesionales de la industria audiovisual: María de Nati, actriz en El secreto de Puente Viejo, La víctima número 8 y Que Dios nos perdone; Teresa Fernández-Valdés, fundadora de Bambú Producciones y creadora de series como Hispania, Velvet, Las chicas del cable y Nacho; y Miriam Giovanelli, actriz en Física o Química, Sin tetas no hay paraíso, Veneno y Nacho. Las tres han trabajado juntas en Nacho, una serie sobre el actor de porno Nacho Vidal, un punto de partida que, evidentemente, iba a generar escenas de sexo y desnudos.

La charla giró en torno a la figura del coordinador o coordinadora de intimidad, un concepto que está muy de actualidad. La figura del coordinador de intimidad se encarga de monitorear y supervisar las escenas de intimidad, desnudez y sexo simulado en las filmaciones, protegiendo la seguridad física y emocional de los actores. Esta figura surgió como resultado de movimientos activistas como #MeToo y Time’s Up, y su propósito es asegurar un ambiente saludable y profesional en los sets de rodaje. La contratación de estos profesionales puede ser realizada por plataformas y productoras, o incluso ser solicitada por los actores en situaciones de vulnerabilidad. En producciones de Netflix, Prime Video y Movistar, esta figura ya es obligatoria.

El coordinador de intimidad participa en todas las etapas del proyecto, desde la preproducción hasta la postproducción, garantizando que se respeten los límites de consentimiento y los protocolos establecidos en el proceso de casting, contratación, ensayos, filmación y revisión final.

Recientemente hemos podido ver dos posiciones muy diferentes sobre el tema. Por un lado, la actriz española Maribel Verdú ha destacado la importancia de esta figura en la industria del cine y ha confesado que «ojalá lo hubiéramos tenido antes«. Verdú asegura que no trabajaría en una escena sexual sin la presencia de un coordinador de intimidad, quien protege el consentimiento y bienestar de los actores en escenas de contenido erótico o sexual.

Por otro lado, la directora Mia Hansen-Love ha expresado una opinión contraria en una entrevista al periódico The Guardian. Hansen-Love afirma que «mientras no me obliguen, no los utilizaré«, ya que considera que no necesita de un coordinador de intimidad en sus rodajes. La directora sostiene que es extremadamente sensible y presta mucha atención al respeto entre los actores, y que nunca ha tenido problemas en sus sets de rodaje.

Mientras que Maribel Verdú valora la presencia de los coordinadores de intimidad como un «ángel de la guarda» que asegura la protección y el bienestar de los actores, Mia Hansen-Love cree que estos profesionales no son necesarios y podrían contribuir a crear un clima de tensión en sus rodajes. Está claro que las experiencias que han sufrido en los rodajes estas dos mujeres son muy distintas.

Volviendo a la charla de Crossover, Teresa Fernández-Valdés compartió su experiencia en la serie Instinto, donde se percató por primera vez de la necesidad de contar con una figura que garantizara la comodidad y seguridad de los actores en escenas delicadas. «El coordinador de intimidad aún era una figura lejana y aunque en la serie había pocas escenas de sexo explícito, tuvimos que recurrir a nuestra intuición para manejar situaciones delicadas«. Explicó cómo contrató bailarines, que están acostumbrados al desnudo y el contacto físico, para crear un ambiente natural y relajado en el set. Otra cosa en la que incidió fue que “en los tiempos que corren, incluso algunos directores ahora prefieren contar con un coordinador de intimidad para sentirse protegidos. Es similar a tener una enfermera presente durante una consulta médica”.

Miriam Giovanelli destacó la importancia de la coordinadora de intimidad para generar un ambiente seguro en el set, considerando las preferencias y límites de los actores. Sin embargo, también señaló que es fundamental contar con un compañero o compañera que respete esos límites, tal como ocurría antes de la aparición de esta figura. «Al final, siempre ha habido una conversación, quizás no como la figura del coordinador que existe hoy, pero esa conversación existía y los límites se ponían y se respetaban«, afirmó. A lo largo de la charla remarcó en varias ocasiones que ella siempre había podido expresarse en libertad antes de la aparición de esta figura “Entiendo que la figura del coordinador de intimidad es crucial, especialmente para quienes no se atreven a expresarse. Aun así, creo que si te cuesta decir que no, también podría ser difícil decirle que no a un coordinador de intimidad”. Sobre la necesidad de los desnudos, Miriam relató la situación del rodaje de una escena muy dramática, «la escena podría haber sido vestida o desnuda, y entre todos decidimos que se hiciera con ropa, precisamente porque un cuerpo desnudo de una mujer está sexualizado independientemente de lo que le ocurra. Así que se decidió vestir al personaje para no sexualizar una situación absolutamente horrible«. Teresa apostilló «La tensión estaba en otro lugar. El tema no eran los pechos de ese personaje, era la situación tan dramática. No era necesario«.

María de Nati compartió su experiencia trabajando con una coordinadora de intimidad en Nacho, donde pactaron una palabra clave para indicar que necesitaba un descanso. También resaltó la importancia de hablar y planificar bien cada detalle en las escenas de intimidad “En otras producciones, cuando el guion solo indica «hacen el amor», y el director sugiere improvisar, sin cuidar la situación, puedes sentirte incómodo. Por eso, la figura del coordinador de intimidad es esencial. Es importante hablar y planificar bien cada detalle. El equipo también juega un papel fundamental en crear un ambiente seguro y profesional. He tenido suerte de trabajar con equipos así y espero que se convierta en la norma en nuestra industria”. Sobre Nacho comentó que «nunca he estado en un proyecto tan colaborativo como ‘Nacho’, en el que todas las partes estuvieran a lo mismo en todo momento«. Nunca hasta ahora había trabajado con una coordinadora de intimidad, puede ser que eso haya ayudado.

Rodar sexo, y más cuando hay una temática de fondo como la de la serie, no siempre es fácil. Teresa mencionó un episodio en Nacho donde, como productora, prefirió parar el rodaje de una escena que consideró violenta y no acorde con lo que quería para la serie. A pesar de que la actriz había consentido y pactado lo que se iba a hacer, Teresa decidió poner un límite en la situación porque no le gustaba lo que se estaba generando. «Me alegra que se haya podido establecer un límite en este tipo de situaciones«, expresó.

La entrevista

Tras la charla y las preguntas de Dani Mantilla, El Contraplano pudo sentarse con ellas para seguir charlando sobre el tema.

Me gustaría profundizar en las diferencias de los rodajes antes y ahora:

Miriam: Para mí, antes era algo un poco más casero. La coordinadora de la intimidad, lo que tiene es una función para poner en común con el equipo lo que a ti te apetece y no te apetece hacer. Eso luego es algo que tiene que respetarse, a nivel de equipo y a nivel de compañero. Mi experiencia en los rodajes donde estuve siempre ha sido, más o menos, que el director te cuenta un poco lo que quiere y, en función de eso tú te apoyas mucho con el compañero. Es más, preguntas, oye, esto lo hacemos así, esto lo hacemos asá, e incluso si de repente hay una parte que no te apetece enseñar, le pides al compañero “mejor si me agarras y pégate a mí para que el pecho no se me vea”. Al final, estamos todos trabajando y estamos todos buscando estar cómodos. El rodaje no es una discoteca por la noche donde la gente intenta arrimarse, es un sitio que tiene que ser un espacio seguro y por norma general lo es. Al final, lo que se trata es de llegar a un acuerdo con la persona que va a estar en la secuencia contigo. Y yo creo que esta figura, la de la coordinadora de intimidad, también tiene que ver porque vivimos un momento muy concreto en el que desde luego esto es disuasorio y, además, implica una seguridad a la producción.

¿Y tu experiencia ha sido la misma, María?

María: Sí. Es verdad que yo empecé con 15 años y ahora tengo 25, quizá no tengo tanto contenido, pero como he dicho antes, cuando me preguntan qué es lo más difícil que has hecho o dónde te has sentido más expuesta, te diría que fue en otros lugares y no en Nacho en los que no ha estado tan detallado como aquí. Rodajes en que hacen un plano y te dicen “ahora gírate, María” y lo hacen en el momento. Cuando no se habla, es cuando tal vez te sientes incómoda.

Yo me he encontrado con situaciones en las que vino el director cinco minutos antes de la secuencia y me dijo “oye, María, en esta secuencia quedaría muy bonito que te levantaras desnuda y mires por la ventana”. Y ahora pienso que estuvo bien que en ese momento no me sintiera cómoda y le dijese “esto se tiene que hablar, por contrato, porque yo tengo que saber esto con tiempo” pero quizá si me hubiera pillado más joven o tal vez no me hubiera sentido con la capacidad de decirlo, tal vez yo hubiera entrado y pasado por el aro y a lo mejor me hubiera sentido incómoda. Entonces, sí, siento que ahora hay muchísima más seguridad para poner ciertos límites y para sentirte más cómoda. Sí, noto la diferencia, la verdad.

Porque os he escuchado decir que es importante hablarlo con el compañero o con el equipo, pero todos hemos tenido compañeros de trabajo que son unos impresentables o que generan un ambiente tóxico.

Teresa: Si hay un imbécil en el set, tú como productora tienes que intervenir. No tienes que permitir que se genere mal ambiente. Tienes que mediar, tienes que intentar hablar, explicarle que no es la manera de relacionarse con sus compañeros, porque cuando hay un tonto, se sabe, quiero decir. Todos hemos vivido situaciones así en las que de pronto se escribe menos para él o se le aísla un poco.

Miriam. Y es que una cosa es que haya muy impresentable en el trabajo, una persona más tóxica o más o menos simpática, o que genere mal ambiente, pero de ahí a vivir una situación de abuso en una secuencia de sexo, hay un trecho enorme.

Teresa: Cuando fundamos Bambú Producciones yo tenía 28 años, y soy mujer. Entonces, es que era sentido común y sensibilidad hacia tu trabajo. Me acuerdo que hicimos una serie que se llamaba Hispania para Antena 3, y cómo todo lo que hacíamos entonces, tipo Gran reserva, era muy naif, no se veía nada. Y la primera secuencia en que de repente se vio algo, un poquito de desnudo, fue con Ana de Armas. Ella hacía un papel de esclava y le tiraban un cubo de agua, y al tirarle el cubo de agua, se le transparentaba todo el pecho. Se compartió con ella ese material y te estoy hablando de 2010, más o menos. Y ella tendría unos 22 entonces, una cría. Te quiero decir que no era una mujer con la autoridad de ahora, una superactriz que te puede venir y decir “oye, a ver, qué vas a enseñar” Era una cría. Y se entendió que ella tenía algo que decir al respecto. Porque a lo mejor no se sentía cómoda y se enseñó el material. Y ella lo aceptó, lo consintió, quiero decir.

Yo creo que en Bambú Producciones siempre hemos sido muy sensibles al asunto y luego por nuestros tipos de historias, como yo decía antes, eran muy románticas e historias muy blancas, generalistas, que no querían violentar al espectador. En Velvet nos atrevimos a más cosas con el personaje que hacía Miriam precisamente,y con Diego Martín y coreografiamos con ellos un poco, para no repetirnos. Yo creo que más allá de la ley, tiene que ver con la sensibilidad de cada uno. Sobre el antes y el después, yo puedo decir, que en mi empresa siempre hemos estado muy atentos; pero es verdad que antes no entrabas en la especificidad, como dice María, que ahora si hay. El hecho de que haya una formalidad y un protocolo, como decía antes, creo que hay gente a la que le puede llegar a intimidar a la hora de hacer según que cosas. Aunque yo he tenido la suerte de no haber sufrido nunca una situación de presión, acoso, abuso en el entorno de nuestra compañía. Nunca.

Estáis diciendo que es de sentido común y estoy de acuerdo; pero quizás, a este sentido común le ayuda que haya mujeres como tú que han estado desde el principio ahí.

Teresa: Bambú Producciones, lo fundamos Ramón Campos y yo, los dos juntos. Hay proyectos que he liderado yo, y productos que ha liderado él o algunos como Las chicas del cable que nos fuimos alternando. y nunca hubo un desfase por ser hombre o mujer.

Pero el hecho de que ahora haya mujeres en puestos en los que antes no solían estar ha podido influir en la industria.

Teresa: Que lo digan las chicas, pero obviamente que en tu entorno haya más mujeres siempre facilita todo. Porque si tú eres la única mujer es más complicado. En mi vida personal, una vez, por motivos que no vienen al caso viajé en un barco y en el que era la única mujer y, pues la verdad, me sentía un poco el pescaíto fresco, no me sentía cómoda y me fui. Creo que si hay otras mujeres, siempre te da una complicidad que favorece la atmósfera.

Miriam: Siempre que hay un punto de vista más, hay un punto de vista más, independientemente del sexo. Por supuesto, el sexo también incluye ese punto de vista. Yo creo que si un proyecto tiene mujeres y hombres, pues, probablemente, tenga esos puntos de vista y por supuesto que facilitarán a la hora de contar la historia, porque, al final, lo que hacemos es contar historias, entonces, en esas historias, si hay puntos de vista femeninos, pues también habrá un aporte distinto.

¿No creeis que hay cosas que van cambiando poco a poco? Cosas que asumíamos como normales y ya no. Por ejemplo, hace un momento, en las fotos antes de la charla,te han pedido a tí, Teresa, que enseñases la pierna. A mis espaldas ha habido un murmullo de desaprobación bastante evidente.

Teresa: Yo no he entendido la petición, la verdad. Eso no era necesario, ni era estéticamente coherente. Ahora, si me preguntas “¿te sentiste incómoda Teresa?” Pues mira, no. Yo ahora tengo una seguridad en mí misma, que a mí un tipo no me incomoda porque me diga que le enseñe la pierna, porque también me siento con el valor para decirle “mira, tío, eres un idiota”

Pero no todas son tú.

Teresa: No, por supuesto. Efectivamente no todas somos como yo, pero yo creo que sí que debemos luchar para que podamos decirlo todas ¿no? Que es a lo que voy con la coordinadora de intimidad o con todo esto. Que mujeres de distintos ámbitos o distintos caracteres o con maneras de expresarse diferentes, siempre encuentren la vía para decir “no”.

María: Yo sí que creo que hay una tendencia a veces a tratarnos como si fuésemos muñecos. Cuando estoy aquí no se me piden las mismas cosas que cuando estoy delante de un photocall. Y eso es curioso. Es que a veces te dice “súbete y pega un salto”, cosas que no solo tienen que ver con que enseñes o dejes de enseñar, pero estás cosificándome y convirtiéndome en algo que tú consideras para que haga lo que tú quieras. “Sonríe”, a mi no se me ocurriría pedirle eso a nadie. Y, de hecho, yo nadie me lo pide a mi cuando estamos fuera de un photocall. Sí que es cierto que hay una tendencia a deshumanizarnos cuando estamos frente al objetivo. Sin saber si la persona es tímida o no. Y a mi si que me genera un conflicto el no hacer lo que me piden, si que hay una parte de mi que se siente mal, pero es que igual no me apetece subirme ahí.